Capitulo 1

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Fred no entendía porque nadie en su familia parecía entenderle.

Obviamente George no estaba incluido en este pensamiento, el muchacho era su hermano gemelo y se apoyaban mutuamente en todo. Sabía que podía contar con él siempre, lastima que esto no aplicara para el resto de su familia.

Siempre habían sido diferentes al resto de sus hermanos y no era raro que tuvieran peleas con sus padres, especialmente su madre. Ambos la amaban con todo su corazón, pero ella no parecía entenderles. Ellos nunca habían sido buenos estudiantes, y tampoco tenían planeado seguir el típico camino de conseguir un trabajo estable en una oficina.

De hecho, la simple idea de trabajar en el Ministerio de Magia como su padre le daba ganas de vomitar. (Sin ofender a quienes hacían eso, pero que horror...)

A sus dieciséis años Fred y George sabían que su camino era distinto. Ambos tenían la meta de desarrollar otro tipo de magia: ¡la risa! Sus encantamientos, sus palabras y sus mentes; podrían unirlo todo para crear una tienda de bromas nunca antes vista.

Hacer reír a las demás personas con sus creaciones y llenar sus vidas de maravilla. A fin de cuentas, la vida era demasiado corta para andarse amargando.

Lastima que esta idea no era apreciada por todo el mundo. Especialmente por su madre, quien los veía como un fracaso y esperaba que cambiaran de opinión sobre su sueño.

Sólo bastaba con ver lo que había pasado esta mañana. Estaban de vacaciones en la madriguera, este año comenzarían su sexto curso y desgraciadamente su madre había conseguido varios de sus sortilegios y cartas de pedidos en su cuarto. La mujer no tardó en armar un escándalo sobre el asunto cuando terminó de entender de qué se trataba:

¡Podrían trabajar en el ministerio, hacer algo con sus vidas en beneficio de la sociedad! —Exclamó la Señora Weasley.

No creo que eso sea una buena idea, má —Comentó Fred con amargura.

¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo? ¡Sólo miren a Percy!

¡No nos compares con él!

Creo que moriríamos primero de aburrimiento —Respondió con una sonrisa George.

¿¡Entonces qué piensan!? ¡No pueden desperdiciar su vida de esta forma!

Por supuesto, la discusión no terminó para nada bien. Su madre confiscó la mayoría de sus cosas (las que pudo encontrar al menos) y los castigó por dos semanas. Con excepción de la Copa de Quidditch, no podrían salir de casa hasta casi terminado el verano. Tampoco podrían recibir visitas de Lee Jordan o sus otros amigos.

¿Por qué nadie podía estar feliz por ellos? Habían descubierto su pasión a los dieciséis años. ¡Algunas personas morían antes de poder hacerlo!

En fin, ya no importaba. Ahora con el castigo tendrían más tiempo de reponer todo lo perdido, aunque tendrían que ser más discretos. No les quedaba de otra si no querían decepcionar a sus clientes.

Fred ahora estaba demasiado ocupado cargando con varias cosas dentro de una caja. Era de madrugada y todos estaban dormidos, así que era la ocasión perfecta para transportar la mercancía que les quedaba fuera de aquí. La idea de Sortilegios Weasley cada vez estaba más cerca de hacerse una realidad, muchos estudiantes les estaban comprando sus productos y no podían echarlo a perder.

O al menos eso pensaba, pero no contaba con conseguirse a una muchacha de pelo alborotado en su camino.

A ver, Hermione había venido a quedarse el verano, al igual que Harry, para disfrutar de la Copa de Quidditch y pasar unos días con ellos. ¡Lo cual era genial! Fred apreciaba tener caras diferentes en casa, lastima que no pudo evitar tropezarse con ella debido a la oscuridad.

Creo En Ti  «FredxHermione»Where stories live. Discover now