Epílogo

2.2K 301 117
                                    

Los últimos meses habían sido tranquilos, habían alquilado juntos un departamento en la tierra natal de Viktor. 

Éste había conseguido un trabajo de oficina en el que ganaba una cantidad considerable de dinero. Horacio aún no lograba conseguir trabajo debido a sus dificultades con el idioma, el cual había comenzado a estudiar apenas llegaron.

Mientras tanto, había comenzado a tomar cursos de cocina, tomándole un enorme gusto a ésta, en especial a la repostería y una idea comenzaba a sembrarse en su mente: abrir su propia repostería.

Aún no lo comentaba con nadie, había intercambiado unos pocos mensajes con Gustabo, enterándose así de que ahora él y Conway se encontraban en alguna ciudad de Europa, habían logrado huir del CNI con la ayuda de Michelle. Sin embargo, no le dieron información más específica de su localización por miedo a ser encontrados.

Habían prometido visitarlos pronto. A pesar de todo, Horacio se encontraba contento con saber que estaban bien, que llevaban una vida tranquila y que su relación como padre e hijo se estaba construyendo de buena forma.

Esa noche, había cocinado la cena como era costumbre desde que llegaron, deseaba sentir que apoyaba en algo y de momento lo hacía cuidando de Perla y Pablito y cuidando su hogar.

Se sentó en el sofá a esperar la llegada de Viktor. Después de unos minutos, escuchó la cerradura de la puerta desbloquearse y vió al ruso entrando con su abrigo abrazado.

- ¿Qué pasa? ¿Te dio calor? Te vas a enfermar – dijo Horacio aproximándose a su pareja.

Éste sólo lo miró con una sonrisa, dándole un suave beso que se vió interrumpido por un sonido agudo, suave pero lo suficientemente fuerte para ser escuchado. Horacio miró sorprendido a Viktor, para luego quitarle el abrigo de sus brazos y llevarlo a la mesa, comenzando a abrirlo, encontrando dentro un pequeño gato blanco, se veía delgado y temblaba un poco, pero no parecía enfermo.

- Me lo encontré en un callejón, estaba solo y hay demasiado frío afuera, no podía dejarlo ahí – sonrió. – Además, ya sabes que tengo una debilidad por los gatos.

Horacio acariciaba al pequeño y lo miraba con curiosidad, dándose cuenta así de que el ojo derecho era de un tono azul, mientras que el izquierdo era de un color mezcla entre verde y marrón.

- ¡Mira Vik!, ¡Tiene los ojos como yo! – exclamó con ilusión. Su pareja se acercó a comprobarlo, dándose cuenta que así era.

- Es precioso, como tú – lo abrazó por la cintura mientras seguían observando y mimando al nuevo integrante de la familia.

- Es como una mezcla de ambos... - empezó a hablar pensativo – tiene los ojos como yo, y su pelaje es blanco, como tu piel – sonrió - ¡Es como si hubiéramos tenido un hijo gato! – el brillo en su mirada deslumbraría a cualquiera que lo mirara en ese momento.

Viktor se sonrojó, sonriendo y besando a Horacio, quien envolvía nuevamente al pequeño gato en el abrigo, abrazándolo y dirigiéndose a la puerta.

- ¿A dónde vas? – habló el ruso.

- Pues al veterinario – dijo con obviedad.

- Horacio, son las 10 de la noche, no creo que haya veterinarias abiertas. – respondió, sin embargo, también se estaba colocando un abrigo para salir.

- Ya encontraremos una, vamos Vik – salió del lugar, buscando en su teléfono algún veterinario.

Finalmente encontró uno no demasiado lejos, por lo que caminaron hasta el lugar, Horacio no paraba de hablarle al gatito de forma dulce mientras lo abrazaba, protector. La escena causó ternura en Viktor.

Horas después, se encontraban de vuelta en su hogar, no habían podido evitar comprar varios juguetes para el pequeño, una cama y algunas bolsas de comida. Presentaron al nuevo integrante ante Perla y Pablito, explicándoles que sería ahora su hermano y que debían llevarse bien, Horacio pensaba que éstos podían entender sus palabras.

Finalmente, cenaron y se fueron a dormir. Una vez acomodados entre las cobijas, se abrazaron, acurrucándose para dormir. Sintieron un pequeño peso, casi imperceptible caer sobre ellos, mirando cómo el pequeño gatito se acomodaba para dormir ahí mismo.

Rieron, sin el coraje suficiente para impedirle dormir con ellos, sintiendo casi inmediatamente como dos pesos más caían encima suyo.

- Creo que están celosos – habló Viktor, casi quedándose dormido.

- Eso parece – sonrió Horacio, estirando su brazo para acariciarlos. – pero yo los quiero a todos por igual.

- ¿Y a mi?

- A ti te amo, Vik. – se estiró para depositar un beso en su mejilla.

- Yo también te amo.

Se acomodaron nuevamente, cayendo finalmente dormidos juntos, en su nuevo hogar con su pequeña familia de ahora 5 integrantes.

***************

Bueno, aquí termina oficialmente esta historia. Muchísimas gracias a todxs por leer y comentar, me motivaron a continuar escribiendo esta historia. 

Síganme si quieren enterarse cuando inicie alguna otra jsjsjs (autospam), en fin, muchas gracias a todxs. 

Nos vemos en la siguiente historia, cuando inicie alguna.<3 

Besitos en la frente a todxs. 

De nuevo, tú || VolkacioWhere stories live. Discover now