I. REFLEJO

33 0 0
                                    

Sábado; 22:00 hrs. Diciembre.

La noche se hizo presente mucho antes de que pudiera predecirlo. La oscuridad y la quietud que me rodeaba en la casa era sorprendentemente complaciente.

La tina del baño estaba lista con agua, no hay mucho más por contemplar frente a esta situación: Un baño nocturno para relajarme antes de dormir, dormir apaciblemente. Sonreí y comencé a desvestirme. No hay música de fondo, sólo las luces tenues en la habitación principal, expectantes a que llegues justo a tiempo. Mientras introduzco mi cuerpo en la bañera, siento un escalofrío recorriendo mi espalda; hubo un cambio brusco en el ambiente, como si de pronto pareciera que un plan suicida se infiltrase en mi cabeza.

El exterior en ocasiones es tan lúgubre y frío que logra convencerme de desear por siempre estar dentro de la ducha. La sensación del agua rodeándome es algo familiar, reconfortante, quisiera quedarme así, retenida en un pequeño espacio, contenida, diluida. De manera simultánea a mis emociones, mi cuerpo comienza a hundirse hasta sumergir mi cabeza. Silencio y quietud. Es todo lo que hay.

Al entreabrir mis ojos puedo distinguir una figura frente a mi, mirándome fijamente y estirando su mano hacia mi cuerpo, ¿Lo debería interpretar como una señal de "salvación" de mí misma o como una necesidad de atención?, bajo la contextualization de una acción basada en cariño y cuidado las respuestas siempre son complejas, podría resumirlo a intereses entrelazados, una cuerda de seguridad para ambas. Por una parte estoy yo aquí engullida en la hipnotizante calma nocturna y frente a mi, cruzando una línea imaginaria, te encuentras tú disfrutando del sol en invierno, qué curiosa combinación. 

- Hola, cariño- Sé que lo expreso con frecuencia pero amo tu voz alegre y enérgica.

-Hola, ¿Cuándo llegaste?, no te escuché entrar.

-Llegué apenas, deben haber pasado unos 5 minutos. No quería interrumpir tu ducha pero estaba algo ansiosa por poderte ver- conozco la mirada de tu rostro cuando tiene rastros de tristeza, algo no estaba del todo bien.

-Vaya, parece que alguien me extraño mucho este día, ¿Fue difícil?- sonreí ligeramente en señal de preocupación profunda.

-Alguien murió sin que pudiera hacer algo para ayudarle, de inmediato quise correr a ti, no es la primera vez que sucede pero esta persona tenía un significado especial- Arqueé las cejas, ya sabía de quién se trataba.

-Comprendo, ven, deberías entrar a la bañera conmigo, deja que te abrace- Mis brazos se estiraron hacia ti mientras aceptabas la invitación, vi como algunas lágrimas recorrían tus mejillas y caían rápidamente al suelo, -Está bien, vas a estar bien- susurré, entraste a la ducha conmigo y te acomodaste para ser abrazada. 

-Discúlpame, entré con malas noticias, quería darte mi mejor rostro pero no puedo.- Bajaste la mirada y escondiste la mitad de tu rostro en el agua con timidez.

-No tienes que hacer eso por mi siempre, sabes que te apoyaré en los días difíciles, soy fuerte también, ¿Sabes?- De inmediato comencé a jugar con tu cabello y acariciarte.

-¿Tú?- Volteaste a mirarme desconcertada, después soltaste una carcajada, - ¡Espero que mi novia pueda llevarme a la cama luego de esta ducha!- pese a la burla, disfrutaba de ver como lograbas animarte de poco en poco.

-¿Eh?, eso no lo voy a hacer, por algo sabes caminar.

El baño fue transcurriendo ameno, el silencio se había terminado en cuanto entraste a casa. Las risas llenaron una habitación que antes se pudiera haber presumido vacía, casi inexistente de ser posible, carente de vida. Las transformaciones son inevitables y son tan drásticas a veces, esto es agradable, sin duda.


-Amor, te espero en la cama, ya no tardes, hay que dormir- corriste descalza y te lanzaste al colchón. En tanto, me encontraba lavando mis dientes, hay cosas nuevas que sin duda llegan y tocan la puerta de mi casa, no sólo las que me ofrezco a mí misma, ni las que me encuentro y me acompañan a las sombras, también llegas tú, esa línea imaginaria que creí impenetrable, tú constantemente la cruzas y llevas tu propio sol a mi luna, como un reflejo que traspasa el espejo. Esa línea nunca ha existido. 

Cuidados y cariño. Lo que habita en mi interior desde hace mucho al ver mi reflejo es...

Está bien no gustar.Where stories live. Discover now