7-. Conduciendo por la vida. Inspirado en Resposta (Skank).

15 4 2
                                    

Conduciendo por la vida.

Quisiera saber las respuestas
por dentro,
dejar de tener miedo
y salir rugiendo al carril del centro
hasta aparcar en mi hogar.
Quisiera que las emociones
pudieran simplemente avisar.
Sería muy útil saberlo
¿no estáis de acuerdo?
Que hubiera un cartel que diga
"Se acerca una oleada de ira".
Y tal vez algo que me detenga
mucho antes de llegar a la pena.
Quisiera un freno de mano
para poner en pausa la alegría.
Porque si piso el acelerador
se convierte
(muy pronto, demasiado rápido),
sin que pueda pararla
en apatía.
Quisiera poder cambiar de carril
cuando se acerca
la insatisfacción
superando los limites de velocidad.
Sería feliz si pudiera evitar
que las emociones me controlaran,
estaría mejor si la temperatura
de mi vehículo corporal
no me mantuviera congelada
incluso cuando abro la capota.
Quisiera ver algo
a través del limpiaparabrisas
sucio
de las rutinas.
Quisiera que mis retinas
me permitieran mirar
por el espejo retrovisor
pero conduzco
mi vida,
mi cuerpo,
mi mundo,
y por desgracia
no puedo apartar la vista
(ni un segundo)
para ver lo que hay alrededor.
Quisiera encontrar
en la paz
mi rueda de repuesto.
Pero no me atrevo
a ir a la parte trasera.
No me atrevo a hacer cambios,
ni por las buenas nuevas.
No sé si hay alguien más
en este coche.
Lo que sé es
que tengo que ir con cuidado.
No me puedo pasar,
ni siquiera ir despacio.
No he dado un giro
desde hace dos años
y no he parado
desde hace ya
tres veranos.
No voy a llevar más lejos
esta metáfora
no haré más que un par de analogías.
La última vez que me aventuré
en el maletero
solo encontré recuerdos,
pesadillas,
cosas rotas,
y cuchillos,
así que sé
que no me puedo parar
porque el miedo me persigue
y ya casi me alcanza.
Y os preguntaréis
¿por qué no decido acelerar,
correr,
y dejarlo todo atrás?
Pues, veréis,
es porque este coche
nació
con un defecto
de fábrica.
Bueno,
varios,
porque a veces el motor
deja de funcionar
y expulsa
con dificultad
algo que no está bien ahí dentro.
Pero el principal defecto
es mucho más imperfecto.
Y eso afecta a todos
y a todo el camino,
a cada kilómetro
recorrido
y cada persona
que se sube aquí conmigo.

Yo soy responsable de cada vida,
de cada metro,
de mi destino.
No puedo permitir que nos
choquemos,
no puedo permitirme el desaliento.
No puedo permitirme desistir.
Si de verdad hay alguien aquí
a mi lado
o detrás de mí,
no hay nadie
a quien
pueda pasarle
el control.
Y no puedo simplemente fallar
porque, veréis,
(es mejor que lo sepáis ya):
este coche
no tiene
cinturones
de seguridad.

31 canciones hechas poesíaWhere stories live. Discover now