Encuentro

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Pasada una temporada desde que se hablaron por primera vez, tanto luz como oscuridad no habían vuelto a mediar palabra alguna. Uno porque no quería cerca al otro y el otro porque ocupaba su existencia apreciando y explorando lo que a su alrededor se formaba.

Sin embargo, esa falta de comunicación no pudo durar mucho.

―Encontré algo entre placas de tierra y roca. Creo que querrás verlo ―informó la oscuridad  apareciendo de súbito frente al ser brillante.

Llevándolo al lugar antes mencionado, ambos fueron testigos de cómo un pequeño halo luminiscente, menos brillante que el del ser de luz original, se formaba en el lugar al que se dirigían.

Al llegar, asaltados por una emoción que ambos desconocían, vieron con un brillo especial la creación de otros seres similares a ellos. Más pequeños, un tanto más débiles, pero iguales a ellos al fin y al cabo.

Descubriendo con asombro, no ser los únicos en el espacio de nada en el que existían.

―Saludos ―dijo uno de los seres allí presentes, el primero en abrir los ojos― No quisiera molestarlos, pero ¿Es posible que nos brinden algo para cubrir mí cuerpo y el de mis hermanos?

Ambos seres lo vieron y asintieron. El ser de sombras tomó un pedazo del largo manto que lo cubría y se lo extendió al pequeño ente frente a él. Por otro lado, al poseer menos manto que su compañero, al ser de luz se le ocurrió extender rápidamente su brazo, creando una estela luminosa con su movimiento. Al verla de un grosor adecuado, pues no podía distinguir las sombras tras ella, la tomó y se la ofreció al ente frente a ellos, tal y como había hecho la sombra.

―Muchas gracias ―comentó el pequeño ente con una amable expresión que tanto la luz como la sombra correspondieron―. El manto que me ha ofrecido usted ¡Oh gran Destructor! Se lo daré a mi hermana, ya que está hecho de sombras y de su buena predisposición, su blanca piel siempre estará protegida. ―Dicho esto partió el manto y la parte más extensa la colocó sobre el cuerpo dormido de una joven a su lado.

―En cuanto a la estela que ha creado usted ¡Oh gran Creador! Se lo daré al menor de mis hermanos. Para que, reconociendo su amabilidad y fuerza vital, sea imposible que su corazón se vea afectado por la intensa oscuridad que nos rodea.

Nuevamente rompió el manto en dos. No obstante, al estar este hecho de energía pura, no pudo evitar que su mano se lastimara. Entonces la estela se tiñó de un rojo carmín, debido la energía que fluía de su herida.

Los supremos, viendo lo que acababa de suceder, se impresionaron aunque no demasiado. No era algo que nunca hubieran visto antes.

Fue la sombra, al verlo cubrir los cuerpos de los otros entes, quien preguntó.

―¿Y tú? ¿Con cuál de los mantos te cubrirás?

Sin responder, el ente tomó ambos extremos de las piezas y sin más las unió, formando un manto de un brillante tono gris, que a la luz le agrado más que el rojo y el negro, al igual que a la oscuridad.

―¿Qué significa creador? ―consultó de pronto el ser de luz, recordando la manera en que el ser les llamó― Así me llamaste ¿No es verdad?

―Creador es lo que tú eres. Tú creas. Haces cosas de la nada, así como este manto que nos brindaste. Tú puedes crear cualquier cosa que tu mente piense ―explicó el pequeño ente con calma y esa expresión amable en su rostro.

―Creo que… lo  entiendo ―comentó la luz algo confundido, llegando a comprender un poco de lo que el otro le decía―. Entonces… ¿Qué significa destructor?

Dejando entre ver, por primera vez, una mueca completamente diferente a la calma y amable expresión, el ente contestó.

―Es lo opuesto a lo que es usted. Un poder opuesto, pero también un complemento, diría que ideal.

―No lo entiendo.

―Lo hará algún día ―comentó con una tristeza casi insoportable, que la luz no comprendió y que a la oscuridad le dio un estremecimiento.

No le gustaba para nada esa sensación

―Por el momento… lo mejor será que nos concentremos en encontrar nuestro lugar en este gran espacio aún vacío.

Antes de todo Where stories live. Discover now