10. Mi paraíso personal.

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-Jessica, Jessica, ¿que te ha dicho el director? -se acercó mi amiga gracilmente con la curiosidad reflejada en sus ojos.

Reí con ganas al recordarlo.

-Nada, que no volvamos a subir tales fotos al Facebook del instituto -me miró anonadada- Que si lo volvíamos a hacer fuera en otro.

Estalle en carcajadas, siendo coreada por las de mi amiga y las de su novio, que en algún momento se había unido a nosotras.

-Había oído que el director tenia mala fama, ahora entiendo el porqué.

-Pues yo creo que ha echo bien -me sincere- su trabajo es que el instituto se mantenga a flote, las riñas fuera de horario escolar no le atañen.

Estos afirmaron sorprendidos.

-Desde luego no me sorprendería que fuerais familia -dijo la morena- Pensáis de la misma manera.

Mi mirada se torno seria, evocando recuerdos que quería olvidar.

-Ojalá lo fuera.

Y dicho esto me gire con mis amigos aun confundidos a mis espaldas, adentrandome en mi siguiente clase.

(...)

Y sonó el timbre.

Bendito sonido celestial.

Sólo por indicar el final de las clases le perdono el hecho de dejarme casi sorda.

Salí de las clases siguiente la estampida de gentío. Como se notaba que era lunes. Nos dábamos de ostias sólo por salir de la clase.

Aunque yo lo hacía para no tener que oler más ese olor infernal a humanidad que reside en cada una de las clases. Que además tampoco es que mejorara mucho en los pasillos.

Relantice el paso cuando llegue al exterior, acercándome a uno de los árboles más alejados de todo el patio. En el que se encontraba apoyado cierto pelirrojo.

-¿Acaso no tienes amigos? -me di una cachetada mental, ¿acaso no podia ser amable por una vez en mi vida y saludar normal?

-Te tengo a ti, ¿acaso necesito más? -¡maldito pelirrojo! ¿cómo es capaz de decir cosas tan vergonzosas abiertamente?

Me pose a su lado sin decir palabra, sorprendiendole.

-No me tienes... -susurre.

-Dame tiempo.

La forma en la que cerró los ojos y levantó el mentón, disfrutando del ambiente que le rodeaba, logró que por una milésima de segundo desconectara del mundo. Me perdí en su mentón, del que comenzaba a nacer una pequeña mata de pelo, el atisbo a una barba, en ese pelo de color rojo fuego, escarlata, que parecía tan suave y sedoso... tanto que daban ganas de alargar la mano y comprobarlo, pero a la vez temía que me pudiera quemar. Como si eso fuera a ocurrir. Esos labios, finos y firmes... Hasta que llegue a sus ojos. Allí creo que me perdí por completo. Me suicide ante su mirada. Bye mundo cruel.

-¿Te gustan las vistas? -las comisuras de sus labios se inclinaron hacia arriba. Maldito arrogante.

-Tsk -resople- ni que te estuviera mirando o algo.

-Examinandome más bien -rió.

¿Cómo mierdas puede tener alguien una risa tan hermosa?

-No te creas cosas que no son -dije cortante, demasiado dura para lo que realmente quería.

Pero eso sólo lo hizo reir más.

-Realmente no sé como te soporto -ladeo su cabeza hacia los lados repetidas veces.

-Yo tampoco -susurre con total sinceridad.

-Hummm -murmuró poniendo su pose de pensador.

-¿Y ahora en que piensas? -no pude evitar preguntar. Todo acerca de él me atraía con ese extraño halo de misterio que emanaba por todos sus poros.

A lo mejor era un ángel caído como Patch.

Maldita sea Hush Hush sal de mi mente.

-En muchas cosas pequeña -contestó con el semblante serio.

-No logro comprenderte -suspire abatida.

-De eso se trata -se giro a verme- si llegaras a comprenderme, ¿cómo podría sorprenderte?

-Chocolate, mucho chocolate -mi paraíso personal.

-O libros, muchos libros.

Chocolate, libros. Mucho chocolate, muchos libros.

Creo que me corrí con la idea.

-Para tirartelos a la cabeza -me salio solo, lo juro.

-Creo que deberías ir yéndote -mis ojos se abrieron desmesuradamente. ¿Acaso me estaba echando?

-Tu amiga te está buscando -me interrumpió antes incluso de que pudiera decir algo- Y parece que le va a dar algo.

No hacia falta que me girara para saber como estaba y qué estaría haciendo.

-Dime que no va a con un cartel de se busca -que diga que no, que diga que no...

-Y con tu foto bien grande.

-¡Me cago en todo lo que se menea! -me dirigí hacia ella dejandole atrás. ¿Acaso no podia estarse quieta un segundo? Es más, ¿no podría buscarse una foto mia normal?

No, tenía que ser yo durmiendo.

De pequeña.

Medio en pelotas.

Definitivamente la iba a matar entre terrible sufrimiento.

Y después la enterraría, resucitaria y la volvería a matar entre horribles torturas crueles y sangrientas.

-¡Tú, ven aquí! -al verme ir hacia ella a la máxima velocidad que permitían mis tacones y con cara de loca desquiciada salió corriendo. Pero sin soltar el cartel.

-¡Deja eso ahora mismo! -¡Maldita la hora en la que decidí llevar tacones!¡Maldita mi altura!¡Y malditas sus zapatillas!

Tras varios minutos de carrera, en los que a pesar de llevar tacones no me quedé atrás. Me pare, agarre lo que tenia más cerca, siendo esto una de las mochilas de un pobre chaval que pasaba por allí de casualidad, y se la lance a la cabeza. Dándole de lleno.

Como adoro tener buena puntería.

-¡Auch, eso no vale! -se quejó soltando el cartel para pasarse las manos por la cabeza.

-Y a la próxima no tendré misericordia.

Bufó pero la ignore, levantando el cartel para después llevármelo al contenedor de la basura. Su nuevo hogar.

-He aquí el final de nuestro amigo el cartel -fingió lamentarse Damian, haciendo como si llorará, poniendo una cara de tristeza que se asemejaba más a la de una morsa borracha. Siendo secundado en sus desvarios por Jenny.

-Dúo de locos.

-De locos sexis -afirmaron a la vez, con un exagerado movimiento de cabeza con el que temí que se les pudiera desencajar el cuello.

Negue con la cabeza, sin poder reprimir una sonrisa.

-Ya me enteraré de que es lo que os fumais vosotros -dije intentando mostrarme amenazante- Ya me enteraré -reí.

REALIDADES DIFERENTESWhere stories live. Discover now