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En el momento que Todoroki sintió a Midoriya al fin entre sus brazos su mundo se tornó de color y al separarse de aquel beso sabia lo que tenía que hacer.

El bicolor llevó a Midoriya a la cabaña ya conocida, inmediatamente cuando llegaron el mayor ordenó a las mucamas salir y dejarles solos.

Todoroki guió al peliverde hasta una habitación y en el momento que cerró la puerta no tardó ni un segundo en comenzar a besar al chico, mientras sus bocas se unían en un beso dulce el bicolor tomó al menor de la cintura. Poco a poco entre besos y gemidos llegaron hasta la cama dejando a Midoriya recostado con el mayor encima quien en un acto rápido se quitó la chaqueta y camiseta que llevaba puesta, este acto hizo sonrojar al menor pero el bicolor no le dio tiempo de apenarse pues inmediatamente comenzó a levantar la camisa del menor dejando un rastro de besos con cada centímetro que dejaba expuesto, llegó a la zona del pezon y comenzó a lamer alrededor incluso dejando pequeñas mordidas.

De un momento a otro ambos chicos se encontraban totalmente desnudos sobre aquella cama, Todoroki estaba en medio de las piernas del menor besando y mordiendo en cada zona que quería, tener al chico de aquella forma lo volvía loco pero cuando veía el rostro de satisfacción del menor es cuando perdía todo sentido y sentía su cuerpo cada vez más excitado. Comenzó a masajear la entrada del chico con una mano y de inmediato el menor se encogió, era raro sentir como Todoroki lo tocaba pero no podía parar, no había una sola razón que lo hiciera cambiar de parecer, quería a Todoroki dentro de él, solo para él. Con lentitud y suavidad el bicolor fue introduciendo un dedo tras otro en el peliverde.

—To-todoroki kun, está bien... puedes meterlo — su voz sonaba entrecortada pero los pequeños y dulces gemidos que soltaba entre cada palabra no hacían más que provocar al bicolor quien de inmediato introdujo su miembro en el menor. Al principio todo era apretado y muy caliente, el interior de Midoriya no dejaba entrar tan fácil al chico, pero Todoroki lo dejo tomar su tiempo mientras acariciaba con su lengua su estomago, su pecho hasta llegar a su cuello, el menor fue relajándose a medida que el bicolor avanzaba hasta que fueron uno mismo.

La habitación se llenó de gemidos de ambos chicos que se enloquecian mutuamente, y entre cada embestida gemian el nombre del otro, no era necesario decir más pues en sus ojos podía verse cuanto habían estado esperando ese momento, el momento en que al fin fueran suyos.

Cuando terminaron tomaron un momento para descansar y fueron directamente al baño de la habitación.

Midoriya entró primero, dejó caer el agua sobre su cabeza y se relajó sin poder creer lo que estaba viviendo. Todoroki lo observó y no lo soportó así que fue hasta él y lo tomó de la cintura depositando un tierno y ardiente beso en sus labios.

—Midoriya... tu... realmente eres mío? —dijo entrecortado con sus ojos brillantes pero con lágrimas amenazando con salir pues temía que todo aquello fuera solo obra de su imaginación, miró al peliverde expectante a su respuesta.

Entonces, despertó y se dio cuenta de que nada de eso era real y no tenía piernas.... ahrre no espera así no era.

Ahora si xd.

Midoriya estaba sonrojado y embelesado por la hermosa vista que tenía del bicolor tan cerca suyo con las mejillas rojas y los ojos ardientes de amor.

—Yo, Yo soy real y completamente tuyo Todoroki kun — dijo con una tierna sonrisa — Y tu eres completamente mío, cierto?

No hizo falta ningún segundo para que el bicolor asistiera abrazando al pequeño frente a él.

Paso un rato mientras se bañaban y al terminar fueron directamente a la cama, quedaron dormidos abrazados y si escuchabas atentamente podías sentir el latido de sus corazón, la melodía que tocaban, esos estaban enamorados.

Y así la noche pasó.

Llegó la mañana y con ella el sol. Al despertar, lo primero que vio Todoroki fue a un pequeño chico entre sus brazos, tenía sus mejillas rojas y los labios ligeramente separados, y por su cuello podían verse las marcas que había dejado Todoroki la noche anterior, soltó una pequeña risa que hizo al peliverde moverse un poco frunciendo el ceño, todoroki sonrió de ternura y con su mano derecha acarició el rostro del menor desprendiendo un aire fresco que lo tranquilizó mientras en su mente una frase cruzó.

Este chico, este chico por fin...
es mío.

Esta historia ha llegado a su fin.
Espero les haya gustado leerla como a mi escribirla.
Bye bye criaturitas
.


ERES MÍO -TododekuWhere stories live. Discover now