Kakashi Hatake siempre fue el centro de atención en cuanto a la chicas se trataba. Algo que claro a él jamás le interesó y eso estaba bien.
Pero que el señor hokage anunciara su compromiso con aquella hermosa y joven mujer, sorprendió a los aldeanos.
Kakashi Hatake celebró su boda tan solo 3 meses después y la aldea tuvo que aceptar a aquella chica como a la esposa del hokage, claro que hubo desacuerdos. Entre ellos el de Sakura y Naruto.
— Señor Hokage — dice un hombre al cruzar el umbral de la puerta — Su esposa está aquí.
— Ah, si — Kakashi se pone de pie y acomoda su túnica — Dejala pasar.
Kakashi mira sereno el lugar por dónde la esposa del hokage entra con una sonrisa radiante que contagia a Kakashi y sonríe también.
— Señor Hokage buen día — dice ella con un tono de burla mientras finge hacer una reverencia — Espero no molestar con mi presencia.
Kakashi suelta una pequeña risa — Jamás serás una molestia y lo sabes.
Ella sonríe aún más y camina hacía el tomando su mano con suavidad. —No sabes cuánto extrañaba oir tú voz.
Había algo en las palabras de la mujer que golpearon duro su pecho y lo peor es que ella nisiquera lo dije triste, ni mucho menos enojada. ¿Entonces que era?
— Lamento no ser el esposo que mereces — dice el con sinceridad — Te prometí muchas cosas y no he podido cumplirlas como es mi deber.
—Eres perfecto para mí Kakashi — responde ella abrazando la cintura del hombre — Yo comprendo que aparte de ser mi esposo, eres hokage y no me molesta compartir — ella ríe un poco y se separa de él para poder mirarlo a los ojos — Te amo tanto Kakashi — Su corazón se detuvo por unos segundos y después se aceleró tan rápido que ella también lo notó y como respuesta solo se sonrojo — No tienes que decir que me amas también, yo lo sé
— Muchas gracias... Izumi
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El golpe seco de la hacha contra el tronco asusta a las aves que se alejan a gran velocidad. Akiira limpia el sudor de su frente y deja el hacha a un lado para tomar un poco de agua y entrar a su casa.
A diferencia de lo que todos esperaban, Akiira vivía sola en aquella gran casa y eso que pretendientes, no le faltaban.
El silbido de un águila hace que regresé al pórtico una vez más y con una ceja arriba recibe el pergamino. para leerlo para ella sola aunque se encuentre sola.
— Prepare un poco de entonces — dice ella volviendo a su casa con indiferencia.
Aunque pareciera un cliché el agua si la relajaba, muchas veces despertaba en la madrugada y terminaba en la regadera tratando de calmar algún otro ataque de pánico provocado por los hechos de la cuarta guerra ninja.
Cuando el sol se estaba escondiendo y el cielo comenzaba a verse rosado, su puerta sonó y ella sabiendo quien era nisiquera se inmutó.
— ¿Haz sabido algo de Sasuke? — dice de inmediato.
— Hasta ahora no se a reportado — la angustia en la muchacha parece conmoverlo se acerca a ella para tomar sus manos y dejar un beso en ella — Tranquila, es Sasuke de quién hablamos. deberías preocuparte mejor por los que les toque cruzarse en su camino.
— Lo se, pero no lo puedo evitar — dice ella sonriendo para abrazar con fuerza el dorso de aquel hombre.
El delicioso aroma que desprendía el cabello de la muchacha lo hace cerrar sus ojos y apretar con fuerza su pequeño cuerpo. — Te amo tanto Akiira.
— Te amo Kakashi — dice ella para bajar el cubrebocas negro y besarlo lentamente.
Las grandes manos de Kakashi sujetan sus piernas y presionan por tiempos, sus labios pelean por el control. Akiira masajea su cabeza con sus manos y tira un poco su cabello.
Se preguntarán ¿En qué momento?... Pero nisiquera ellos lo saben con exactitud. Comenzó como una amistad de años, después eran bromas y comidas clandestinas. Claro que los pequeños abrazos también jugaron un papel importante y después... Bueno fue un beso por accidente, ellos se disculparon se alejaron, pero no por mucho. pues ahí fue donde se dieron cuenta que ya no podían estar separados.
Kakashi era un hombre casado, Akiira era amiga de Izumi. Ambos debían respeto a la misma mujer, ambos estaban condenados.
Los gemidos de Akiira rebotaban en las paredes de aquella cocina, el sonido al rozar sus cuerpos también se escuchaba con claridad ahí sobre aquella bella mesa de madera tallada, Kakashi hizo suya a Akiira una vez más.
Y aún con la respiración agitada Kakashi tomo el cuerpo de Akiira entre sus brazos terminaron recostados en el sillón.
— Había hecho té — dice ella en un susurro.
— Yo te traje flores — dice Kakashi señalando el ramo de flores bajo la mesa — No se en que momento se cayó al suelo.
Akiira comienza a trazar con su dedo figuritas en el el pecho del Hokage y el deja varios besos en su cabeza.
Sabían que estaba mal,
Sabían que eso causaría mucho dolor a Izumi,
Pero ya no estaba en sus manos.
Ambos habían aceptado que de su amor solo podrían hablarlo en un cuarto oscuro y solitario.
RAMÉ algo que es caótico y hermoso al mismo tiempo.
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Les estoy ofreciendo esto como disculpa, espero al menos que alguien lo lea.
