El sonido de una puerta serrándose me saca de mis divagaciones; Tyler entra en el cementerio y por más loco que parezca, apresuro mis movimientos, bajándome de la moto para seguirlo.

Camino unos cuantos metros detrás de él, ya que si me llega a ver no sé qué le diría. Se detiene en una de las tumbas y por loco que parezca esto (ahora que lo pienso todo esto es loco), es bonita; tiene una pequeña estatua de un ángel, a los lados tiene sembrado rosas de distintos colores, por lo que parece es una de las más cuidadas aquí. Tyler se sienta a un lado de ella, me acerco un poco, procurando que no se cuenta de mi presencia.

—Hola mamá, perdona por no haberte visitado la semana pasada; estuve muy ocupado—comienza a hablar—. Las cosas no van nada bien ¿y no entiendo por qué siempre es lo mismo? Mi padre ha cambiado tanto y en parte lo entiendo, yo sé que él te amaba de una forma inexplicable; no ha superado tu muerte. Sabes que trato de ayudarlo pero es muy difícil lidiar con sus groserías y palabras de odio hacia Sofía, las que me dice en verdad que no me importa, solo quiero que el este bien.

No sé qué es peor, que lo esté vigilando o lo que escucho. Lo que si se es que esas palabras han causado una opresión en mi pecho, de alguna manera me gustaría ayudarlo.

—He recibido una llamada que me ha dado esperanzas y también recursos tormentosos, no sabes la felicidad que ha causado en mí. Yo sabía que ella se contactaría de algún modo conmigo—sique hablando—sé que tiene miedo de volver, pero en verdad me gustaría que estuviera aquí, yo la cuidaría—no logro ver su rostro bien, pero por lo poco que escucho sé que está mal, su voz está un poco nostálgica—. Mi abuela sigue extrañándote, como todos estos años; nunca dudo de que volveríamos a saber de mi hermana. Sé que tu muerte fue un accidente, algo que no podíamos controlar, pero me gustaría que mi padre también lo viera de ese modo; culpar a alguien más por cosas del destino no lo ayudaran a ser feliz.

Él de ojos turquesas sigue hablando por unos minutos, quisiera irme de aquí, pero algo me lo impide. En serio que no sé qué es lo que espero, solo quería saber que le pasaba y de un modo termine enterándome de cosas que no debería saber.

—Necesito tu ayuda, guíame para hacer feliz a Tany y no lastimarla con mis problemas; sé que ella no tiene que pagar por mis dudas—al escuchar esas palabras sentí un vacío en mi ser, odio esto porque no logro entender. Tengo que salir de aquí, me giro cuidadosamente de no ser visto o escuchado, cuando doy un paso ciento un pequeño impacto; al frente mío esta un señor pequeño, con un gran ramo de rosas (aunque ahora con menos pétalos), algunas de las espinas han dejado pequeños rasguños en mis brazos. El señor da un paso atrás, puedo ver que él también tiene unos cuantos en el rostro.

—Lo siento, no lo había visto—me disculpo.

—No pasa nada—habla el señor—Joven he traído lo que encargo, pero ahora tienen menos pétalos— ¿a quién le habla?

—Gracias, puede dejarlas en la tumba—reconozco inmediatamente la voz de quien respondió, mierda. El señor asiente y pasa por un lado mío— ¿Zeth? —diablos, me giro lentamente y quedo frente a frente con el de ojos turquesas.

—Tyler—digo en casi un susurro. Él me mira un poco confundido.

— ¿Me has seguido? —pregunta

—No...no—él levanta una ceja—sí.

—Has escuchado todo lo que he dicho—no puedo descifrar su rostro, es como un papel en blanco.

—No era mi intensión.

—Debí parecer un idiota casi llorando y hablando de mis problemas—ahora pareciera que está enojado y avergonzado.

— ¿Por qué el de ser un idiota? —cuestiono.

—Soy lo suficiente mayor para poder solucionar mis problemas en vez de llorar en la tumba de mi madre—escucharlo hablar así me afecta de algún modo, no es el mismo de siempre.

— ¿No estás enojado porque te seguí y escuche lo que decías?

—Debería, pero no lo estoy. Te diste cuenta de que mi vida perfecta es solo una máscara para ocultar lo jodida que esta—esas palabras ya las había escuchado, de mí. Sin ser consciente de lo que hago me hacerlo a él y lo abrazo, él parece estar en shock por lo que he hecho, pero segundos después también me abraza, uniéndonos más, tratando de aliviar nuestros corazones. Su simple cercanía logra relajarme, olvidarme de todo, de algún modo él logra ayudarme. Sé que debería alejarme de él, porque sé que esto se puede escapar de mis manos y lastimarme a mí, a él, porque hay algo que me dice que este sentimiento que crece en lo más oculto de mí ser es más que una amistad, es una atracción que por más que trate de evitarlo ocultarlo, solo con mirarlo aumenta.

Él me sigue abrazando, en verdad no sé cuánto tiempo ha pasado, pueden ser segundos o minutos o hasta horas, solo sé que él me necesitaba de algún modo y tenía que ayudarlo aunque eso sea arriesgar, romper mis propias reglas, mi cordura.

Escucho un carraspeo, inmediatamente nos separamos—joven Tyler ya las acomode, me iré para arreglar el jardín de su padre—habla el señor de las rosas, nos dirige una mirada un poco rara. Creo que fue por la escena.

—Muchas gracias por venir señor Juan—el señor le sonríe a Tyler y se marcha. Nos quedamos sin decir nada, él me mira, inspecciona todo mi rostro, es como si tratara de encontrar algo.

—Creo que es mejor que me valla—me giro para irme, pero Tyler habla.

—Aun no te puedes ir—me vuelvo a girar y lo miro con el ceño fruncido.

— ¿Por qué? —pregunto.

—No me has dicho por qué me seguiste.

¿Qué dirás Zeth?

Jodida conciencia.

My Destiny  (Borrador)Where stories live. Discover now