La Colina del Cuervo

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Se dirigieron hacia la gran atalaya donde se escondían Azog, Bolgo y su guardia personal. Fili, Kili, Dwalin, Thorin y yo, estábamos allí. Luchando contra ellos. La gran batalla que se libraba fuera de la colina, siguió su curso.

Legolas y Tauriel se disponían a subir a la Colina del Cuervo, cuando un montón de murciélagos los sobresaltaron. El príncipe consiguió subirse a uno de ellos y llegar más rápido a la colina. Tauriel por su parte, fue por el camino largo, con el objetivo de salvar a Kili.

Legolas se bajó del murciélago clavándole una flecha mientras la criatura volaba.Aterrizó en una torre donde tenía un buen punto estratégico para cubrir a Thorin de la guardia personal de Azog. Lanzó flechas, matando y así evitando la muerte de Thorin…o retrasándola.

Mientras, en un nivel inferior de la Colina, Tauriel acababa con los orcos que se encontraba mientras buscaba a Kili:

-¡¡¡Kili!!!

Tras este primer chillido, el enano la oyó y respondió:

-¡¡¡Tauriel!!!

La elfa suspiró aliviada:

-Kili…

Tras decir esto, Bolgo, que estaba detrás de la elfa, agazapado como un sucio cobarde se abalanzó sobre ella empotrándola contra un muro. Tauriel se resistía luchando como una gran guerrera. Pero Bolgo no era un simple orco, era demasiado fuerte y grande para la elfa. La inmovilizó propinándola un puñetazo y dejándola muy herida.

Kili presenció la escena con horror mentiras intentaba llegar donde ellos.

Bolgo la cogió del cuello, levantándola del suelo y empotrándola, otra vez, contra el muro. Sacó su larga lanza con el único objetivo de clavársela a la elfa derrotada.

Parecía el final de Tauriel, con tan sólo seiscientos años.Pero apareció Kili, salvándola de la criatura. Como a Tauriel, Bolgo cogió a Kili inmovilizándole dispuesto a empalarle con su larga lanza. Tauriel trató de impedírselo, pero, otra vez, Bolgo la lanzó por los aires, lejos de su alcance.

Cogió al enano, sin que él pudiera hacer nada, sin que nadie lo impidiera, ni Thorin, ni Legolas, ni Gandalf, nadie. Y le clavó su lanza en su tripa. Tauriel presenció la escena chillando de dolor a la vez que Kili y ella se miraban, como despidiéndose. Bolgo sonrió y se quitó del enano de encima. Lo había matado. A Tauriel se le paró el mundo, todo a cámara lenta. Sólo se le ocurrió decir una cosa:

-¡¡¡Nooo!!!

Se escuchó en toda la Colina del Cuervo. Todos lo oyeron, hasta yo que estaba inconsciente, en mis sueños lo oí. Fue estremecedor.

Tauriel se levantó con rabia, al haber perdido a un ser querido. Sin armas, se subió encima de Bolgo empujándolo por el precipicio y cayendo junto con él.

Legolas, que estaba cerca, subido en una torre, observó como su elfa caía contra las rocosas escaleras y Bolgo a su lado. Con toda la intención del mundo, el orco se levantó rápido dirigiéndose hacia Tauriel para matarla.

Legolas no tenía más flechas, así que lo único que se le ocurrió fue derribar la torre en la que estaba subido, haciendo chocar a un troll contra ella. La torre derribada sirvió como un puente entre dos precipicios. Tauriel presenció cómo, otra vez, el elfo la salvaba.

Fue un largo enfrentamiento, usando todo tipo de arma, o derribando el propio puente. Se la tenían jurada desde su enfrentamiento en la Ciudad de Lago.

Durante unos largos pero intensos minutos, mientras combatían, Tauriel aprovechó para reunirse con Kili, ya muerto. No le importaba nadie más, sólo él.

Legolas, en plena lucha, se subió encima del orco. Blandió una de sus dagas y se la clavó en la cabeza con fuerza y desesperación. El puente se derrumbó y Bolgo cayó con él ya muerto dónde fue aplastado por las grandes y sólidas rocas.

Cuando la pelea acabó y yo me desperté, Legolas tenía otro objetivo en mente.

-¡Tauriel!-Gritó el elfo ansioso buscando a la elfa.

La encontró con el cadáver del enano. Llorando como un niño cuando le roban el caramelo. Legolas los observó triste y desolado. Tauriel cogió la piedra que Kili la había regalado en la orilla del Lago Largo, como promesa. Y se la dio en los dedos de enano ya muerto.

Legolas no sabía cómo expresar con palabras su derrota. Tauriel amaba al enano. Quizá porque era diferente, quizá porque le daba pena, quizá por una alianza. No lo sabía. Lo único que sabía era que ella no le amaba a él, sino a Kili. No entendía porque Tauriel se enamoró del enano en vez de él. No entendía absolutamente nada.

Tauriel seguía llorando a Kili. Legolas esperaba a que ella le dijera algo pero es que no le dedicó una mirada, ni una sola palabra. Su elfa sólo tenía ojos para el cuerpo sin vida del enano. Fue duro, muy duro. Después, de tantos años con ella, después de tantas cosas, la había perdido.

Se fue enfadado, triste y rabioso dejando a Tauriel con el enano. Por el camino se encontró a su padre, y le dijo:

-Ya no regresaré jamás.

-¿A dónde irás?

-No lo sé….-Legolas no quería estar ahí, tras lo mucho que había hecho por ella, no mereció ni una despedida.

-Ve al norte. Ve con los Dúnedain. Habla con un joven oficial. Su padre, Arathorn, era buen hombre. Su hijo podría llegar a ser un rey de mayor.

-¿Cómo se llama?

-En esas tierras se le conoce como Trancos, pero tendrás que descubrir su nombre.

Legolas se marchaba triste de la colina.

-¡Legolas! Tu madre te quería. Más que a nadie, más que a su vida.

Los dos se despidieron realizando un gesto particular del Bosque Negro.

Thranduil se dirigió donde estaba Tauriel con el cadáver del enano:

-Se le enterrará…-Dijo Tauriel llorando a lágrima viva.

-Si…

-Si esto es amor, no lo quiero…. ¿Por qué duele tanto?

-Porque fue real…

Tras esto, Tauriel besó a Kili en los labios con gesto de dolor. Hizo una mueca de felicidad abrazándolo. Fue un amor pasajero, pero amor. Tauriel lo sabía y lo guardaría en su memoria para siempre.

Fue un largo minuto de silencio entre los dos dónde solo se oía a la bella elfa gimotear. Suena curioso, hasta llorando, sucia y llena de rasguños, era hermosa. Esta se dirigió al rey levantándose del suelo y dejó el cadáver de Kili con dulzura y mucho cuidado.

-¿Sigo desterrada?

-No, perdóname. No me di cuenta de lo obsesivo y lo ciego que me volví. Puedes volver cuando quieras. Sería un insensato si perdiera a mi mejor capitana. Es tu casa.

-¿Y dónde está Legolas?

-Se fue al norte.

-¿Volverá?

Thranduil mostró una sonrisa a la vez que decía:

-Sí.

Legolas y Tauriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora