—No te quejes conmigo, si tanto deseas que te amarren transfiérete al sector de fetiches—contesté sin importancia mientras comía—. Estoy seguro de que Athena te recibirá con los brazos abiertos.

—Y no lo niego, el sector de fetiches o prácticas especiales está quedándose sin personal—asintió la tetona de Verónica.

—¿En serio? Y yo que pensaba que iba a ser una zona activa—comentó Génesis, comiendo junto la antorcha. Luke pareció titubear.

—Ah, así que el pobre tiene miedo—bromeó Verónica ante la extraña mirada del Beta. Luke se movió inquieto, de cierta forma intentando actuar natural.

—¡Es normal que desconfíe! Al menos Claude tiene la seguridad de que se acueste con un Alfa extremadamente atractivo ¡En cambio yo no! ¡Esto no se vale! —exclamó, causando una suave risa de la peliazul.

—Vamos, Luke, el que nada teme, nada pierde—Le alentó, colocando con seguridad su mano sobre la espalda del chico—¡Si quieres me transfiero contigo!

—¿En serio? —preguntó, esperanzado. No pude evitar reírme ante su mal actuado llanto al estrechar a la chica entre sus brazos—¡Gracias, Gen! ¡Al menos eres más considerada que Claude!

Mantuve mi actitud desinteresada ante Luke.

—Ya te dije que no es mi culpa—repetí.

—¡Vamos, Gen! Nos lanzaremos al nuevo mundo del bondage con extraños y no con un papucho millonario como Claude—siguió hablando, ignorándome olímpicamente.

A veces Luke me causaba graves dolores de cabeza.

Pero, en general, todo fue normal durante ese tiempo.

Acabé con mi cliente tras una hora y media, por lo que me dirigí a la ducha para quitarme el olor. Fue rápido, por lo que no tardé en presenciarme en la sala de descanso, donde tuve que hacer tiempo hasta la hora de irme a casa.

Mi departamento siempre se vio solitario, no tenía grandes muebles ni había hecho un enorme esfuerzo en la decoración. Y la verdad es que no me preocupaba; nadie me visitaba, menos mi familia. Desde que supieron que me dedicaba a un prostíbulo no volvieron a hablarme.

Tampoco me preocupaba, nunca había sido cercano a ellos ni feliz, no como la familia de Aage.

Ah, la peculiar familia de Aage. No había pensado en ellos, en realidad. Pero sus rostros aparecieron en mi mente como si los hubiera visto hace segundos.

La elegante Nirelle Dorrance, el llamativo Misha, el carismático Roswell Dorrance y el serio Aage Dorrance. Eran tan distintos entre ellos y aún así se veían tan cómodos juntos, de cierta forma, era divertido estar entre ellos.

Me recosté en mi cama con el celular en mano, y como clara vieja chismosa, después de revisar mis notificaciones me metí a las páginas de chismes y noticias. No me sorprendió leer el encabezado sobre Coira Dima, inclusive venía con fotos de ella ingresando a Blane's.

Volví a sentir aquella inquietud, preocupación de cierta forma. Puede que lleve años trabajando en Blane's, el que haya atendido a gente importante, pero la simple sensación de ser expuesto era perturbante.

¿Cómo reaccionaría Aage Dorrance al ser descubierto? Sería sin dudas una noticia a nivel mundial. Y la verdad, es que no sabía.

Dejé mi celular a un lado, recostándome para poder tomar una pequeña siesta.

...

El sol era molesto, más cuando llegaba como un misil al rostro cuando uno intentaba dormir.

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