¿Soy Una Mala Madre?

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-yo la verdad, que no te entiendo- se separo de mi.

-ya se que no me entendes, pero... yo, ya tengo el pasaje y me quiero volver- dije.

-¿vos... Me queres decir que te... te queres llevar a Roma?- preguntó. El también empezaba a derramar lágrimas.

-por favor entiende, yo necesito volver y hablarlo esto con las chicas. Ellas me van a odiar para siempre, si yo no vuelvo y le explicó mis razones- lloré.-

-es que no puedo Rosalie, no puedo entenderte. Toda tu existencia fue esto lo que quisiste. Formar una familia, y ahora que la tienes... ¿renuncias a ella?- preguntó enojado. No le contesté, solo me quedé ahí derramando lágrimas. -vos lo que tienes es miedo- se calmó -eres una gran cobarde y no es nada más que eso "Miedo" .

-puede ser- dije.

-dime cuando te sirvió el miedo para algo. Nunca sirve el miedo en la vida- se acomodó mejor en el sofá y miro hacia afuera.

-yo no le puedo hacer esto a Roma- solté. Emmett me miro, conocía bien esa mirada. Estaba enojado.

-¿A Roma?- preguntó -¿darle mejor calidad de vida? ¿qué cerca en en una casa con amor? ¿hacerle qué? ¿qué le haces?- preguntó -¿eh? ¿hablas de Roma? ¿de verdad hablas de Roma?- rodee los ojos y lo volví a mirar -No porque tal vez hablas de Alice, de Bella, de Esme. - yo lo miraba con tristeza - deverias sincerarte también, porque de verdad que es angustiante, es desesperante, que no digas la verdad.- nunca lo había visto enojado y triste a la vez. - va, porque vete, si te quieres ir vete. Ahí tienes el pasaje. Pero no la metas a mi hija en el medio. - lo mire -Roma es una bebé no entiende nada. Si te queres ir es porque tienes miedo- gire mi vista -mirame- me dijo. Lo volví a mirar -Te vas porque tienes miedo a formar una familia. Porque esres una gran cobarde como lo acabas de admitir. Y porque para ti, la familia siempre fue tu punto débil. Te debilita. No la metas a Roma- Se recosto en el sofá.

-A lo mejor es verdad que los hijos... sacan nuevos defectos y... Si. Me convertí en una cobarde- confesé. Pero el no me miro. -igual puedo ir mañana a la reunión- dije.

-¿ah que?- preguntó sin mirarme.

-bueno, no te quiero dejar mal parado- le dije.

-¿mal parado?- río y me miro -me importa un carajo la reunión, ya estoy mal parado. No vallas, no pasa nada. No te preocupes- dijo para volver su vista hacia el frente. Suspiró. -Dios- fue lo único que dijo mientras sus lágrimas salían de sus ojos.

-quizás, necesito esto para... tomar un poco de coraje- le dije -estar aquí sin hacer nada no me... No me hace bien-

Asintió varias veces. -No te voy a rogar. La verdad, no te pienso decir nada- me volvió a mirar.

-No te enojes así- le suplique.

-No me enojo- dijo. Pero pude ver todo lo contrario en su rostro.

- No te enojes mi amor. No te enojes- me acerqué a él.

-es triste- me dijo. -¿sabes lo que pienso? ¿sabes lo que siento? ¿quieres que te diga?- preguntó. Asentí. -siento que te estoy pidiendo por favor que me Ames, que me elijas, que "Nos" elijas, a mi y a Roma. Me siento un estúpido total. -lo mire y negué con la cabeza -y... siento que cualquier cosa que haga por ti. Es en vano. Eso siento -río -es lindo, hermoso- dijo sarcasticamente.

-bueno vamos paso a paso ¿si?- le pedí.

-paso a paso- repitió. -ve a la reunión mañana y serciorate. Si te gusta lo que te ofrecen, si ves que puedes y no te angustias, me avisas.- dijo. Lo mire -si no ahí tenes el pasaje. Te tomas un pájaro y te vas- dijo mientras se levantaba del Sofá -pero vos... a mi hija no te la vas a llevar- me amenazó.

Pequeña Roma (CREPÚSCULO) Rosalie Hale y Emmett CullenWhere stories live. Discover now