Capítulo 1 ; Versalles

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España, Granada...

—¡Antonio!

No hubo respuesta.

—¡Antonio!

Un quejido molesto sonó debajo de las blancas y finas sabanas.
La criada entró en la habitación y abrió las cortinas de par en par dando lugar a que por los finos cristales traspasara la luz naranja amarillenta del amanecer.

—Hoy es la fiesta real en el palacio de Versalles, Francia. Tus padres están obligados a venir por lo que tu deberías de dar ejemplo también e ir.

—Nana, no voy a ir. Que vaya João.

El joven se tapó la cara con la almohada suspirando.

Nana, quien era la criada y nodriza de Antonio desde que tenía memoria, le conocía como si fuera hijo suyo, la responsabilidad no era su fuerte.

—Antonio, ¿Acaso no quieres ir a Francia? El príncipe Francis y tu siempre habíais sido muy cercanos, ¿no pretendes conservar su amistad?

—No la necesito.— contestó el chico de cabello castaño ondulado mientras se revolvía en las sabanas.

Nana chascó la lengua.

—¡Claro que la necesitas! ¿Como si no piensas formar alianzas y tratados con Francia en un futuro?

Antonio sonrió, cierto, necesitaba ir, además, realmente estaba algo aburrido de vivir en el palacio día tras dia.










~

Un par de aburridas semanas en barco, que Lovino consideró semanas malgastadas, para luego llegar a París.

Un carruaje habría llevado tanto a Lovino como a sus dos hermanos menores al palacio de Versalles.
Lovino tuvo que admitir que el palacio era realmente impresionante, aunque reiría levemente en su interior. Esos franceses haciendo todo de proporciones inmensas, para dejar claro que ellos son la mayor monarquía absolutista. Sus hermanos, junto con algunas doncellas de la corte real francesa, habrían decidido ir a dar un paseo por lo que sería París, su río y los Campos Elysées.

Lovino prefirió quedarse en el palacio y dar una vuelta por este, él solo. Realmente odiaba interactuar con otros idiotas, menos mal que por ahora no habría visto al príncipe heredero por quién sabe qué.

Estaría sentado en un pequeño banco, frente a unos rosales de los inmensos jardines del palacio de Versalles, leyendo la Divina Commedia de Dante, la cual era su libro favorito.

Era una zona un poco alejada de donde estaban los cortesanos tomando la "merienda". Quería estar lo más alejado de todos posible pero aún contemplando aquél hermoso paisaje.

Se fijó nuevamente en los rosales enfrente suya, ya que eran sus flores favoritas. Cerró el libro con cuidado y se agachó para acariciar los pétalos de estas con cuidado de no cortarse con las espinas. Eran realmente preciosas. Hermosas, pero con aquellas espinas cubriéndolas como capa protectora para evitar que les hiciesen daño.

Estaría ensimismado en su mundo, pero en eso escucharía a gente acercarse en un idioma que tardó en reconocer. ¿Francés? No, no eran franceses... ¿Castellano? Podría ser, aunque no es que fuese de sus lenguas favoritas.

La familia Real española había llegado a París, siendo a su misma vez, escoltada por caballeros reales franceses y fieles a la Corona Española.

El Rey y la Reina fueron los primeros en tocar tierra firme, bajando del carruaje repleto de oro y plata, dando muestra de los múltiples lujos de España.

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⏰ Last updated: Dec 27, 2020 ⏰

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