La primer mujer Alfa

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AYSEL

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El cielo estaba totalmente despejado y el sol calentaba de una forma agradable, mis pies tocaban el frio mármol de la mansión, llevaba tan solo un short negro y una camisa blanca bastante holgada de manga larga pero un poco transparente, Aroon me había pedido tener un día de descanso para estar con Tamara y al ver que mis deberes no eran muchos decidí adelantar el trabajo de ayer y el de hoy para estar libre.

El camino por la mansión era demasiado silencioso pues no había nadie, Artemisa había salido un rato a correr, su padre y su hermano estaban en el pueblo, la servidumbre había tomado su día libre así que solo quedaba yo.

Decidí seguir recorriendo la mansión hasta que una presencia en la cocina me alerto, era Artemisa que había acabado de llegar, estaba tomando un poco de agua, desde donde yo estaba podía ver que llevaba ropa deportiva y su cabello alzado en una coleta, en sus manos tenía pequeños guantes sin dedos que son para entrenar con el saco de box, no podía verme pues estaba concentrada tomando agua.

Me mordí el labio inferior y solté una risa por mis pensamientos que la incluían a mí y a ella con poca ropa, decidí volver a mi habitación para darme un buen baño de agua fría, pero detuve mi camino cuando sentí una presencia detrás mía, ella envolvió sus brazos por mi cintura y me susurro "¿Porque huyes?"

— Si sigues tomando así mis caderas no poder controlarme – advertí pues me estaba provocando tomando mi cintura de una manera provocadora. Malditas hormonas.

— Tu eres la que me provoca, esa esencia que transmites es demasiado para mí . – me voltee para poder verla mejor, sus ojos eran color ámbar, su loba la estaba controlando.

— ¿Qué esencia?¿Está? – pregunte haciendo que mis feromonas de alfa hicieran presencia, cuando las usas con tu mate es como si el olor con el que te reconoce aumentara y le atrajera hacia mi.

— Basta – dijo inhalando, sin apartar su vista de mí, me tomo de las caderas y me acorralo contra la pared, por más que fuera un alfa me encantaba su lado dominador, ella mañana lo seria también.

Poco a poco nuestros rostros se fueron acercando más y más hasta que fundimos nuestras labios con un beso, ella comenzó a subir mi playera de poco a poco para tocar mi piel, mientras que yo comenzaba a subir mis manos hasta sus hombros para llegar a su nuca y profundizar el beso.

Mis piernas dejaron de responder cuando ella se separó de mí y comenzó a dejar suaves besos en mi cuello, sus manos que aun seguían en mi cintura me sostuvieron para evitar caer, suaves gemidos salieron de mi boca, apenas se escuchaban, pero por la cercanía ella los escuchaba a la perfección.

Nuestras miradas se conectaron por segundos en los cuales podía mirar el deseo de ambas, nos necesitábamos la una a la otra, decidí tomar el mando cuando me beso, pues ahora yo la acorrale contra la pared, Xenia estaba ansiosa por marcarla de una vez por todas, quería que mi aroma se quedara impregnado en ella por siempre, que todos supieran que era mia. 

Volví a perder cuando ella tomo mi blusa y la rompió, volví a besarme el cuello y estaba haciendo un camino de besos hasta mis senos pero no llego a su destino pues escuchamos la puerta abrirse, cual gallina corrí a mi cuarto pues sabía que no era el mejor momento para seguir con lo que estábamos, me metí al baño decidida a tomar una ducha fría, justo cuando puse el agua a correr escuche una risa proveniente del cuarto de arriba, provocando que arrugara la nariz, pero sonreí pues esto no se quedaría así.

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