thirty eight

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[Recomendación: Leer este capítulo con Little Things y More Than This de fondo y dejarlo en repetición. 100% recomendado. Posdata: tenéis que leer la Nota de Autora]

No soy claustrofóbica, pero si estás metida en un armario en cual sólo caben cajas, abrigos del tamaño de un obeso americano y encima estás apretujada a un adolescente bastante caliente y guapo, es bastante difícil no sentir la sensación de estar quedándote sin aire. Aun que quedarme sin aliento ahora mismo parece una sensación realmente satisfactoria.

-Si sigues respirando de esa forma, me vas a quitar el poco oxígeno que hay aquí -dijo en un tono bajo, respirando pausadamente.

Ahora mismo la única diferencia entre nuestras respiraciones es que él respiraba así por que él verdaderamente es claustrofóbico (¿por qué ha aceptado entrar sabiendo que le puede dar un ataque?) y que yo estoy respirando así por que su cuerpo pegado al mío no es muy sano para mis pulmones.

Intenté por cuarta vez abrir la puerta del armario, pero seguía el mismo problema: la habían cerrado con llave desde fuera los muy hijos de su madre. No me di por vencida y volví a intentar abrirla.

-Eres guapa, pero muy lista no: está cerrada, bebé.

Ignoré el hecho de que mi respiración falló aún más cuando me llamó «bebé» (ni siquiera con Justin me ocurría, no tan exageradamente) y que mis mejillas enrojecieron. Bufé y apoyé mi frente sobre la puerta.

Niall estaba detrás de mí sentado en el fondo de este rectángulo (el armario era más largo que ancho, por lo menos tendría el tamaño de dos televisores la anchura) e intentaba crear ritmos con sus manos sobre el suelo para relajarse.

Me giré para ver cómo estaba pero me encontré con sus ojos azules. Sonreí avergonzada ya que me había pillado intentando mirarle y volví a apoyar mi frente en la madera negra.

-¿Tan mal te caigo que no me puedes mirar...? ¿Tampoco sentarte a mi lado? -preguntó Niall murmurando.

Cuando le vi tenía su vista pegada a sus manos, ambas estaban entrelazadas y apoyadas en el hueco que tenía entre sus piernas. Es decir, estaba sentado con las piernas abiertas y flexionadas, con mirada gacha y juro que me iba a poner a llorar de la ternura que me estaba causando.

Reí negando y provoqué que me mirara. Me acerqué a él y me senté en frente de él, entre sus piernas. Le observé y sus ojos estaban apagados. De verdad que mi actitud borde no le gusta.

-Sí me caes bien, Niall.

-El simple hecho de tú y yo besándonos te ha espantado, como si te diera asco con tan solo pensarlo -contestó fijamente a los ojos.

Odiaba lo que los azules como el mar ojos de Niall provocaban en mí. Me hacían sentir tan pequeña a su lado, tan vulnerable en comparación y tan protegida a su vez. Aún recuerdo cuando él venía a casa con 8 años, a jugar con Luke a juegos que no recuerdo: tenía la sonrisa más dulce y bonita de todo el condado. Tan original como él mismo podía ser.

Para otras personas era horrible (personas ignorantes), y Niall lloraba en el colegio cada día por las burlas, Ashton siempre iba a verle al baño de chicos cada vez que yo se lo pedía. Me dolía tanto ver a Niall llorar.

Era como ver llorar a un ángel indefenso. Ver sufrir a un bebé que lo único que quería era hacer amigos.

Estuvo durante años ahorrando dinero para poder pagarse un aparato para los dientes. "Trabajaba" para sus tías o para sus padres, haciendo trabajos tontos de la casa: así como hacer la cama, recoger su habitación, regar las flores del jardín... Hasta que finalmente consiguió la mitad necesaria y sus padres pagaron la otra.

Whatsapp (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora