fourty seven

173K 8.3K 3.7K
                                    

Recomendación: Leer con With Me de Sum 41.

Restriego el maquillaje por mi cara para intentar al menos disimular mis horribles ojeras causadas por todas estas dos últimas semanas sin poder dormir decentemente por las noches. Me miro al espejo y suspiro. Por mucho que lo haya intentado se siguen viendo y hasta que no duerma no se irán. Ayer la noche fue aún más dura. Tenía el móvil en silencio, pero a pesar de eso, la pantalla se encendía al llegarme un mensaje. Como curiosa que soy, los leía.

Cada mensaje de Niall hacía que mi corazón se estrujase de una manera indescriptible para cualquier persona. Era cualquier sensación de dolor elevado a su máximo y tope. Era como una de esas pesadillas en las que no te puedes despertar por mucho que intentes, por mucho que grites y llores. Ni siquiera quería entrar en el chat. Tan solo me haría más daño, y a él también.

Tras estas dos semanas no he salido de casa y el único contacto que tenía con el exterior era el de mi ventana que dejaba ver la calle. Dejando eso de lado, parecía un mueble más en mi aburrida casa.

No tenía ganas de nada, no quería nada. No sentía nada. Solo dolor. Pero no era el tipo de dolor que sabes que algún día se irá, no. Sabes que va a permanecer y que no te abandonará nunca. Niall es mi dolor. Pero yo no quiero ser el suyo, quiero que se olvide de mí, que no me hable, que me deje, que no me recuerde. No quiero hacerle daño, y si sigo a su lado sabiendo que en algún momento me podría morir jamás me lo perdonaría, no sería capaz de ver a Niall mal por mi culpa.

Ashley me ha estado visitado los últimos días de la semana pasada, hasta que le pedí a mi madre que no le dejara entrar (claramente dejando alguna excusa).

Mi madre me decía que Niall había llamado muchísimas veces a casa, y que debería de cogerle el teléfono, que debería darle alguna explicación del porqué de mi ausencia. Pero tan solo pensar en su reacción me echaba atrás cual cobarde. Y eso es lo que era.

Mi pelo ahora mismo era lo más parecido a un nido de pájaros. Estaba desordenado y no era nada bonita. El color se había quedado en un rubio con reflejos rosas pastel bastante claro. Mi madre me había obligado a no volvérmelo a tintar ya que no quería que los productos químicos me hicieran mal, o algo así había dicho, así que estos días aunque solo fuera para estar por los pasillos de mi casa, llevaba gorros de lana o gorras planas.

Estaba preparada para ir con mis padres al hospital y que me hicieran pruebas para confirmar el cáncer y algunas cosas más que me explicó mi padre pero simplemente no le hice caso y me puse los auriculares con la música a todo volumen.

El camino al hospital fue tan aburrido y duro a la vez que cualquiera nos confundiría con que somos unos desconocidos mis padres y yo, pero es que desde el día en que me dieron la noticia no les he vuelto a hablar como lo hacía antes. Una persona podría cortar la tensión que había entre nosotros con sus propias manos de lo fino y estropeada que se hallaba.

Sonreí al señor Horan nada más entrar a la sala de pruebas. Él me la devolvió y después de tanto tiempo, me sentí bien. No del todo, pero al fin y al cabo era algo.

Tuve que irme a un baño y ponerme una bata que dejaba ver mi trasero si me descuidaba, pero con ayuda de un coletero hice un apaño y conseguí que eso no me afectara. Después de ese bochorno me llevaron a otra habitación normal, con la única diferencia de que había otro doctor y a su lado una mesa con aparatos bastante extraños.

Me clavaron agujas en distintos lugares de mi cuerpo extrayendo sangre de ellos y nada más terminar, me llevaron a la sala donde había entrado primero y donde estaban mis padres para dejarme tumbada en la camilla junto al gotero.

"Supongamos que me muero" dije de repente.

Mis padres los cuales tenían sus manos agarradas dejaron de mirar el suelo y posaron su vista en mí.

Whatsapp (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora