epilogue.

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Había vuelto a dejarle flores. Otra vez. Como hacía cada dieciséis de cada mes durante los últimos cinco años. Había comprado un ramo de margaritas blancas, un total de cuatro, porque sabía que a ella no le gustaban las cosas extravagantes y Niall no iba a olvidarlo nunca.

Niall.

Espero que te gusten las de este mes.

Se las he comprado a la vecina que ha abierto una floristería preciosa.

Te hubiese encantado.

Siento no pasarme más continuo, pero sabes que me cuesta.

Sin respuesta.

Al igual que nunca olvidará el primer beso que se dieron o cuando descubrió que era él quien le enviaba aquellos mensajes de texto. Todavía no sabe cómo agradecerle al mundo el haber tenido la suerte de haber compartido los mejores momentos de su vida con ella.

Niall.

Cada día que pasa tengo más ganas de abrazarte.

Y no puedo.

Hoy sería nuestro aniversario.

Aunque he perdido la cuenta.

El mes pasado fue tu cumpleaños, felicidades.

Sin respuesta.

Era un día lluvioso, algo normal en Londres. Irónica la forma en la que el clima se aliaba junto con sus sentimientos, pensaba Niall. El portazo de la puerta de entrada inquieta a Ashley y Luke, pero él no se para a saludarles y se dirige directamente a su habitación, como hacía siempre en estos días.

Niall.

Navidad no es lo mismo sin ti.

Ayer me volvió a preguntar por su madre.

Le conté un poco más de ti, de nosotros.

Estarías orgullosa de ella.

Sin respuesta.

Suspira cuando sus manos tocan la tela de lo que era su camiseta favorita... Si ella continuara aquí, ya no le cabría. Tiene ganas de llorar, como siempre; se siente hundido, como siempre y ya no sabe qué más hacer. Ha intentado de todo pero no consigue dejar de sentirse así, no hay nada que haga parar su malestar.

Niall.

La semana pasada borré tu número, pero no consigo borrarte de mi mente.

¿Te he dicho alguna vez que cada vez que sonreías alegrabas mis días?

Esa es la razón por la que estoy así.

Tú y tu bonita costumbre de ser lo que mejor me ha pasado en la vida.

Una respuesta.

El teléfono vibra en sus manos y su corazón empieza a acelerarse. No era posible, ¿verdad? Debía de estar soñando, se repetía en su cabeza. Lee en voz alta en mensaje: "El teléfono ha expirado por desuso. Si es un error contáctenos. Telefonía móvil." El dolor en ese instante le nubla la vista y sólo consigue arrasar con todo en la habitación. Rompe las cortinas, tira el jarrón con las margaritas del próximo mes y tira al suelo todos los libros y objetos que se encontraban en la estantería.

Su cuerpo se vuelve inmóvil cuando fija su mirada en la fotografía que Hayley le regaló por su cumpleaños, hace años atrás. Se agacha cuidadosamente y la observa: ésta estaba doblada y el cristal del cuadro estaba hecho añicos en el suelo, pero se da cuenta de que hay un sobre detrás de la foto.

Con extrema delicadeza abre el pequeño sobre y con tristeza reconoce la hoja arrancada del cuaderno que Niall le regaló a Hayley cuando estaba en el hospital. Es una carta, escrita por ella:

Querido Niall,

Dudo mucho que estés leyendo esto y si lo haces, por favor no te rías de mí, sabes que me da mucha vergüenza esto. Ni siquiera sé qué escribirte. No ha sido mi idea hacerte una carta, ha sido Ashley... No paraba de suplicarme que añadiese a mi lista "escribirle una carta al amor de tu vida" y supongo que ese eres tú.

No sabría hacer otra cosa más que agradecerte por estar ahí cuando más lo necesitaba. Por ser el pilar que me falta y el techo que me protegía de todo.

Me di cuenta que estaba enamorada de ti en el segundo que traté de recordar cómo empezó todo... Y no pude. Porque todo el mundo habla sin saber. Y nadie puede hablar de amor si no se han enamorado de ti, que daría mi vida si eso significa tenerte un segundo... Porque vida no es vida si no estás aquí a mi lado, Niall Horan.

Pliega de nuevo la carta y la deja encima de la cama.

― ¿Papi? ―la puerta de su habitación se abre para dejar ver a una bonita niña con pecas en sus mejillas, con el pelo castaño y unos ojos azules con tonos avellana.

Niall se levanta del suelo y va hacia ella. ― ¿Qué pasa, Holly, pequeña?

― ¿Por qué lloras?

Suspira. Le recordaba mucho a su madre.

―Estaba pensando en mis cosas. ¿Quieres que vayamos a cenar hoy con los tíos?

Los ojos de Holland se iluminan como nunca lo habían hecho antes y asiente repetidamente para salir corriendo en busca de Ashley. Niall asiente para sí mismo, serio, pensando en lo que va a hacer.

Se viste medianamente elegante y sale de su habitación, no sin antes ordenarla... Y borrando su historial de mensajes con Hayley, porque ya lleva mucho tiempo haciéndose daño con sus pensamientos y por fin se da cuenta de que por mucho que no quiera que la historia de amor más bonita del mundo acabe, ya no le teme dejar atrás lo vivido, porque sabe que ella va a seguir estando a su lado por mucho que él no la vaya a ver más. Ella seguirá viviendo en su memoria, en su corazón... Y lo más importante, está Holland, para recordarle día a día de cómo se quisieron y de cómo nunca va a cambiar eso.

Whatsapp (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora