Capítulo 20: ¿Quién es él?

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No vuelvo a ver a Vin hasta la mañana siguiente, justo una hora después de mi almuerzo. Ahora en vez de llevar la comida en plato, decido sólo envolverla con una bolsa de plástico y esconder ésta dentro de mi abrigo.  Cuando entro al cuarto de alimentos para bestias, enciendo la luz y encuentro a Vin recargado contra la pared, con los ojos cerrados. Descansando.

            Paso y cojo la bolsa de comida para luego dejar el caer el abrigo en el suelo. Vin abre los ojos.

            —¿Trajiste queso? —pregunta.

            —No, pan y jamón—contesto. Acerco la bolsa de comida y Vin y éste la toma con una mueca de disgusto.

            —Creo que tratan de hacernos gordos con tanto pan. —Abre la bolsa de plástico y saca una rebanada de jamón, luego observa más de fondo lo que le di—. Falta agua.

        —Oh, ten—Le paso una bolsa tipo ziploc llena de agua. Vin hace otra mueca.

        —¿Y cómo se supone que voy a beber esto?

        —Sólo ábrela y bebe—digo. Tomo asiento en el suelo delante de él.

        Vin abre lentamente el ziploc, acomoda su boca sobre la orilla y desliza el agua fresca por ésta, pero lo hace tan rápido que el agua se escapa y chorrea por todo su cuello. Suelta un insulto y termina por cerrar la bolsita y tirarla a un lado.

        —Esto es una mierda.

            Espero a que diga algo más, pero sólo come parte de mis alimentos, refunfuñando cuando se termina el jamón y tiene que comer del pan blanco. Así que decido contarle lo que pasó anoche en la interrogación de los cazadores, y cómo reaccionaron luego de que finalizara.

        Vin asiente con la cabeza cuando termino de hablar y con el ceño fruncido dice:

        —Me parece que planean acelerar sus planes.

        —¿Cuáles planes? —inquiero.

        —Bueno, el plan original era separar el alma de la bruja de la tuya, pero supongo que ya se han dado cuenta de que es imposible. Están demasiado unidas.

        —¿Entonces?

        —Entonces querrán matarte. No se arriesgarán a dejarte viva con Sademira dentro. Es demasiado peligroso.

        —¿Peligroso para quién, exactamente? —Empiezo—¿Para mí, para ellos?

        Vin arruga la nariz con inquietud.

        —Para todos, supongo.

        Luego no dice nada más. Termina su pan a mordiscos rápidos, y eructa cuando acaba de digerir su último bocado. No se ve tan satisfecho como esperaba. El estar encerrado lo está agobiando rápidamente.

        Para no perder el hilo de mis pensamientos, decido tocar un tema que lleva rondando por mi mente desde hace varios días.

        —Vin, eh… ¿puedo preguntarte algo?

        —Ajá. —El chico asiente con los ojos cerrados.

        —El día que llegaste a mi casa, te ayudé a sacar un sobre de detrás de un espejo de mi casa—digo esperando el asentimiento de Vin para continuar—, y te lastimaste, lo recuerdo, pero no sanaste de inmediato, ni siquiera después. Supongo que en el espejo habían residuos de agua del Río de la Muerte, pero, ¿cómo es que eso llegó a mi casa?

Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora