Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)

Capítulo 11: Reunión de Líderes

        —¡No me importa!

        —No podemos, Lith. Va en contra de nuestros principios.

        —Los tuyos, Alam. Yo mato al que se lo merece.

        —¡Pero no es tu criatura!

        Esas y más discusiones retumban por toda la habitación. Todos e hombres, discutiendo en la habitación rectangular antigua, vestidos con pantalones apretados y camisas de negro y café. Todos de treinta a cuarenta años. Todos con posturas amenazantes y miradas penetrantes.

        Ninguno nos mira a Carter y a mí, sólo están sentados delante de una mesa rectangular de madera, pero dos de ellos se han levantado de su silla, para enfrentarse de frente delante de todos.

        —Si tú no haces tu trabajo, lo haré yo—espeta uno de cabello negro recogido en una coleta. Se ve que es el más joven de todos, pero también el más agresivo.

        —No puedes cazar  lo que no te corresponde, Lith. Eso no arreglará nada, sólo lo empeorará—contesta el que lo enfrenta, Alam, señalando a Lith con un dedo. Sería rubio si no tuviera el pelo casi rapado.

        —¡Me importa una mierda!

        —¡Señores! —grita Carter a mi lado, llamando la atención de todos.

        No me había dado cuenta de lo espeluznante que eran los cazadores hasta que todos me miraron, con diversas miradas de curiosidad y disgusto.

        Lith, el hombre que no había parado de molestar apenas llegué, me mira de arriba abajo con el ceño fruncido. Esto no me da buena espina.

        —Ya la has traído, Carter. Bien hecho—dice un hombre rubio ceniza a un lado de Alum. El hombre se levanta de su asiento y me mira indiferente. Al igual que muchos en la sala.

        —¿Cómo te llamas, niña? —pregunta con voz fuerte Alum. Se ha olvidado de Lith y me observa apremiante.

        A pesar de que tiemblo por dentro, me obligo a permanecer derecha y con seguridad.

        —Cassandra Valverde.

        —¿Dónde están tus padres? —pregunta otro cazador, vestido todo de negro con su cabello castaño suelto.

       —Los he dejado en casa—contesto. Me sorprende responder con tanta seguridad a pesar de mis altos nervios.

        —¿Segura? No me gustaría tener que matar a unos viejos curiosos.

        Gruño con fuerza.

        —No matarán a mi familia—espeto con voz demasiado fuerte, mirando al cazador con repentino odio.

        Mátalos a ellos.

        Los cazadores me observan, con cejas alzadas y apretando muchos la mandíbula. Supongo que el hecho de que les gruñera les ha molestado. Lith no se ha quedado con las palabras en la boca.

        —¿Dónde está Vincent, cazador?

        —Fue a por Kali—contesta Carter, aún sujetando mi brazo.

        Lith sonríe.

        —Ve a por ellos, Carter. Deja a la chica aquí.

        Carter me mira, vacilando. Pero el cazador no se hace esperar, y le hace una seña al rubio para que salga. Carter sale por una puerta de madera a la derecha de la sala, no sin antes mirarme con disculpa.