Capítulo 5: Huida

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        —¿No podemos salir por la puerta?—pregunto no del todo convencida. La idea de saltar de la ventana de la habitación dos pisos sin nada de lo que sostenerme no me agrada del todo.

        —Serás idiota. ¿Es que crees que tus padres nos dejarán salir así como si nada?

        —Tengo esperanza.

        Vin me mira fastidiado. Permanece estático a un lado de la ventana, esperando que me anime a saltar. No obstante, me niego a hacerlo sin protección. No es que sea miedosa, pero tampoco soy estúpida. Si salto así como así, lo mínimo que podría pasar es que me rompa una pierna.

        —Vamos, niñata. Que no tengo todo tu tiempo. —Le respondo con un gruñido.

        —¿Al menos puedo observar el área?

        Solo asiente. Se aparta de la ventana mientras me acerco y tomo el marco con ambas manos. Saco la cabeza para mirar los alrededores en busca de algo a lo que pueda agarrarme. Y efectivamente, una rama de las gruesas cruza el primer piso de mi casa. Mido mentalmente la longitud. Aunque será algo arriesgado y tendré que usar fuerza para sujetarme a la rama, además del pequeño salto que tendré que dar, es mejor eso que tirarme sin más al suelo.

        Gracias a Dios, entre las paredes de mi casa se puede notar la forma del ladrillo, al menos tendré de dónde agarrarme. Trepo por la ventana mientras me sostengo en el marco, y antes de dar un grito salto de la ventana para sujetarme de los ladrillos sobresalientes y alcanzo el final de la rama. Me sujeto solo al principio gracias a los brazos, pero al enrollar mis piernas en los orificios de la rama, relajo un poco los brazos.

        Intento bajar de poco a poco, aunque es difícil ya que los pies se me resbalan fácilmente, pero logro bajar la poco más de la mitad de la rama, y lo mínimo que queda decido saltarlo sin más. Caigo sobre mis dos pies. Con una sonrisa observo que Vin ya ha bajado y se encuentra recargado en la pared vecina.

        —Ingenioso, pero muy tardado—se limita a decir. Sin mirarme, se encamina a la calle frente a mí. A pesar de que no lo dice, sé que ha pensado que mi idea de salir fue la mejor, ya que al caminar por delante de mí noto una cojera leve en su pierna derecha. Efecto de la caída.

        Antes de seguirlo, miró una última vez mi hogar. Sé que quizá no pueda volver, o si lo hago seguro no seré la misma, pero me reconforto pensando que fue lo mejor. Agradezco a Vin que antes de convencerme de salir por la ventana me dio unos minutos para elaborar una carta de despedida. La hice principalmente para papá, ya que es el que más sufrirá por mi huida. Escribí que lo quería y que si pudiera, volvería inmediatamente. Además de unas cuantas cosas sin sentido.

        —Si no te mueves ahora, juro que te dejo—me reclama Vin. Dejo de deprimirme para comenzar a seguirlo. El chico al sentirme tras su espalda, dice—: Buena chica.

        Bufo.

        —De una vez te digo, que si vuelves a tratarme como un perro saco a mi demonio interior para que te coma.

        —Corrección. No es un demonio y tampoco come humanos. Sino ya te hubiera devorado entera.

        No me había detenido a mucho a pensar  en mi situación esta última hora. Tampoco había cuestionado mucho acerca de ella a Vin, casi como si no me hubiera importado.  Realmente es bueno no pensar en ello a todas horas.

        —¿Entonces qué es exactamente?-cuestiono.

        —Eso lo explicaré luego. —Estoy a punto de replicar cuando me interrumpe—:Ahora hay que idear un plan para salir sin ser vistos. Estoy seguro de que tus padres ya se habrán dado cuenta de que no estas y llamarán a la policía.

Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)Where stories live. Discover now