Capítulo 33: Revelaciones

7K 649 31
                                    

—Eres un…monstruo —susurro débilmente. Carter me mira afligido.

            —Cassie, por favor. No hubiera podido hacerlo. No…—se le quiebra la voz— ¿No creerás que fuera a matarte? No soy un monstruo, Cassie.

            Pero su rostro lo traiciona. Me arrastro por el suelo, cansada y dolorida, tratando de llegar a la puerta de mi habitación, encerrarme y no salir jamás. Carter solloza detrás de mí y trata de ayudarme a levantar por los brazos, pero le aparto con brusquedad.

            —¡No me toques! Maldito engendro asesino.

            Mi cuarto no está muy lejos, puedo caminar lentamente sin ayuda de nadie. Me incorporo a duras penas del suelo, pero  estoy demasiado mareada y me tambaleo más por el dolor que por otra cosa. Las manos de Carter me sujetaron tan fuerte que aun siento como si no pudiera respirar.

            A pesar de mis negativas, Carter me ayuda a trasladarme a mi habitación. Me recuesta sobre la cama, donde mancho las sábanas blancas por la sangre de Damtra que me salpicó cuando su ojo fue atacado.

            Carter cierra la puerta y se mueve por la habitación con nerviosismo. Tillin no está por ningún lado, quizá habrá escapado sin que me diera cuenta. Mientras el chico deja el cuchillo ensangrentado sobre la mesa, descanso la cabeza sobre la almohada, negándome a mirarle.

            —Cassie…yo…

            —¿Tú los mataste, cierto? —le corto fríamente— A Tara, Jan e incluso ese muchacho de cocina, al que trataron de esconder el cuerpo para que nadie supiera. Y asesinaste a más, seguro.

            Carter no niega ni afirma, sino que se mantiene en silencio. Le tiemblan los labios.

            —Y también ibas a matarme a mí —prosigo—. Aun cuando prometiste que me ayudarías a liberarme, ¡te atreviste a ahorcarme!

            —No iba a hacerlo, Cassandra. No te maté ni te mataré jamás, lo prometo.

            Estallo en ira.

            —¡Mentiras! Te atreves a mentirme a la cara y prometer lo que no vas a cumplir. ¡Eres un maldito forastero!

            —¡No! —exclama Carter también en gritos. Luego, adquiere un tono lastimero y rompe en gemidos—. Yo te quiero…

            —Ni siquiera buscaste una solución en ese libro que te mandé, ¿cierto? No pensabas ayudarme, jamás lo hiciste.

            Carter vuelca la mesa con sus manos, dejándose llevar por la ira que pronto lo corroe. Lágrimas surcan sus mejillas.

            —Tenía que hacerlo. Tenía que matarlos a todos. Era mi deber y debía de cumplir. Si no lo hacía, sería deslealtad, un traidor.

            —¿Los cazadores, eh? Te tenían amenazado —digo con una sonrisa amarga. No sé por qué no me sorprende.

            Carter evita mirarme a los ojos, en cambio, agita sus manos sobre su pantalón, inquieto y afligido.

            —Era mi deber. Como cazador, como Lasdis…pero es demasiado difícil. Tú no eres una bestia, ni siquiera Janara lo era, no podía asesinar a un humano. Pero siempre me lo decían, allá en casa, que estaba maldito. Dijeron que esta era la única manera de redimirme, matando a la protectora de la bestia y a sus escorias.

            Le miro con resentimiento.

            —Por eso trataste de matarme, como una redención. Qué poca cosa.

Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)Where stories live. Discover now