Capítulo 15: Revelans

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Es curioso cómo por diferentes circunstancias acabo siempre del mismo modo, mallugada, exhausta y con nuevos traumas sicológicos. Las pesadillas que me sacudieron anteayer volvieron anoche, más fuertes y combinadas con lo sucedido en la mañana pasada.

Ha pasado un día entero, pero aun así las heridas han tardado en cicatrizar y los dolores causados han causado repercusión en mí. Principalmente en mi mente.

A pesar de que descubrí en gran parte qué es lo que reside en mí, aun lo logro entender en su totalidad el problema. Después de la sesión de interrogación con Kali—que terminó un poco más sangrienta de lo esperado—, Vin apareció para llevarme, mallugada y todo, a mi habitación-prisión. La cual no está mejor que antes, principalmente porque ahora me tienen la puerta más estancada y además estoy amarrada de manos y pies a la cama.

Fue un poco extraño observar la interacción de Vin con Kali, o al menos lo fue para mí después de saber que son hermanos. Pero la verdad es que no se comportan como unos, su relación es más bien parecida a la que yo tengo con Carter. Que es básicamente nada. Aunque tal vez las circunstancias no eran esenciales para un trato más familiar, pero de todos modos resultó extraño.

Todavía no recuerdo cómo logré recuperar el control de mí cuerpo, supongo que al caer desmayada de alguna forma Sademira se apartó un poco. Vin me dice que no insiste mucho, que todo llega a su tiempo, pero la verdad es que ya estoy harta de los secretos. Sí, llamo a ella Sademira. Resulta que después de todo no estaba tan ida.

—¿Qué es eso? —pregunto a Lyla, quien lleva una inyección en la mano con un líquido rojo bombeando. Mientras me recupero, Lyla se encarga de mantenerme cuerda y estable, por eso está sentada en el borde de mi cama para locos, con un atuendo excesivamente blanco.

—Un medicamento para estabilizar tus tejidos corporales. Ayuda a que rejuvenezcan más rápido y así tu auto-curación llegue más deprisa.

—¿Dónde lo inyectarás? —Chasqueo la lengua, tratando de apartar el sabor agrio salado de mi boca.

—En el brazo. No te dolerá. —Sin pasar algodón con alcohol en el área, Lyla inserta la aguja en lo alto del brazo, cerca del hombro, y lentamente deja fluir el líquido rojo por mis tejidos. Solo suelto una mueca ante el piquete.

—¿Puedo preguntar qué es lo que lleva el medicamento? —Lyla me sonríe debajo de sus mechones rubios.

—Sangre de salamandra.

No intento ocultar la confusión en mi rostro.

—¿Por...por qué?

Limpiando la aguja con un pañuelo, Lyla pasa una tela desgarrada sobre mi piquete, y limpia las gotitas de sangre que chorrean de mi brazo.

—La sangre de salamandra tiene propiedades curativas, que aceleran el metabolismo y crean nuevas sustancias al contacto humano. Los cazadores la usamos mucho cuando necesitamos de una sanación acelerada. Principalmente cuando estamos de caza.

—Pero también hay cazadores que la beben para cazar a la salamandra, ¿cierto?

—Unos pocos, sí. Pero nos sirve más viva, por su sangre colaborativa y sus conocimientos. Verás, una salamandra comúnmente es temida y respetada por otras criaturas, y nosotros de alguna forma nos sentimos de igual manera.

—¿Y las demás criaturas? —cuestiono—. ¿También las mantienen encarceladas para investigación?

La mirada de Lyla se oscurece, y sus facciones se endurece con molestia.

Princesa de las Tinieblas (Herederos del Infierno #1)Where stories live. Discover now