34. Houdini

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Hola!

Admito que este ha sido uno de los capítulo que más me costó escribir, y tal vez uno de mis favoritos también. No creí que nuestra aventura en Londres duraría tan poco, pero con actualización 2 o hasta 3 veces por semana, es normal que el tiempo de publicación haya sido menos que el  habitual. Con solo un capítulo más el próximo viernes, es hora de empezar a decirle adiós a mis queridos crims. Todavía tengo media tesis por delante, y luego finalmente El Ladrón de Mundos.

Hablando de eso en el insta SofiDalesioBooks ayer estuve subiendo curiosidades de la trilogía ladrones y seguiré haciéndolo estos días! Si no me sigues, qué estás esperando para hacerlo y saber más sobre mis historias y personajes?

Como siempre, si el cap les gustó, no se olviden de votar y comentar al final!

Y es la primera vez que escribo una novela de este estilo, así que mi pregunta del día es si les ha gustado y han disfrutado de esta aventura desde una perspectiva distinta.

Xoxo,

Sofi

***

Estaba jodido. Lo supo tan pronto como terminó en la antesala del interrogatorio entre sus dos hermanos. Por un instante consideró el esconderse debajo de a mesa, simplemente porque escapar no era una opción. Sentado entre Hidden y Hamelin, y con Ethan al otro lado de la mesa, Houdini solo podía pensar en que debería haber huido de eso a la menor oportunidad.

Se sentía como si fuera el detenido, incluso cuando era Hermes quien se encontraba en el pequeño cuarto de al lado. Podía verlo a través del vidrio que los separaba, demasiado tranquilo y sonriente como siempre, jugando con una moneda como si no estuviera esposado a la mesa esperando por su interrogatorio. Y eso le inquietaba. Nadie que no fuera peligroso podía estar tan tranquilo tras un arresto.

Hidden estaba inquieto, sin dejar de mover sus manos. Hamelin se mantenía en silencio, su violín descansando sobre su hombro, sus ojos cerrados mientras intentaba afinarlo al tocar sus cuerdas. Miró a su primo, primo segundo, esperando no estar tan jodido como se sentía. Ethan no lucía para nada contento, Houdini se había abstenido de preguntar por el labio partido o la sangre en su pantalón.

—El silencio me está matandoooo —Hidden dejó caer su cabeza hacia atrás, Hamelin solo resopló en molestia—. ¿Qué se supone que estamos esperando?

—¿Tienen siquiera una idea de lo que han hecho? —preguntó Ethan con calma.

—¿Robar veinticinco millones de libras a un puñado de criminales y recuperar patrimonio histórico? —Houdini calló enseguida ante la seria mirada del agente, aun con la bolsa conteniendo las joyas en el medio de la mesa.

—Se suponía que se quedaran en sus casas, cumpliendo con el confinamiento y las clases virtuales.

Los tres hicieron la misma mueca al mismo tiempo, un reflejo que se habían entrenado para compartir de modo que nadie jamás pudiera diferenciarlos por sus reacciones. Sí, las clases se habían cancelado por la pandemia. Sí, se suponía que habían sido enviados de regreso a su casa para continuar con clases virtuales como cualquier otro agente en entrenamiento. Houdini no recordaba quién había sido el primero de los tres en romper aquello, si Hamelin al desaparecer por alguno de sus negocios, o él al intentar cazar un nuevo criminal, o tal vez Hidden al no soportar quedarse quieto y controlar su curiosidad.

No era como si pudieran juzgarlos. Se suponía que la práctica los haría mejores. ¿Cierto? Además se habían turnado para que al menos uno siempre asistiera a clases y les pasara las notas a los demás. Dobles puntos por buena organización. Hidden los había insultado demasiado al haberse quedado dormido al momento de repartirse las clases y haber ligado las peores para cubrir. Él aseguraba bajo juramento que casi había muerto al tener que engañar al profesor de deducción. Houdini sabía mejor que nadie lo que era lidiar con un detector de mentiras humano.

Cinco de OrosWhere stories live. Discover now