Mi propia película de terror.

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Iba de camino a Port Angeles con Paul, iríamos a ver una película.

- Estoy segura que no soñaré con James Mcavoy, si no con el puto payaso- Me quejé, tras la insistencia de Paul que vieramos It 2.

- Dos cosas, primero deja de decir malas palabras y la segunda, pareces una niña haciendo berrinches - Me aprieta los labios, donde tenía un puchero cual niña malcriada.

- Es en serio Paul, cuando veo películas de terror, revivo todo al dormir, es horrible.

- Pero si todo eso es falso amor. - Insiste, de verdad él queria ver esa película.

- También lo eran los vampiros y los hombres lobos. - Le refuté, haciendo que dejara la vista del camino y me viera entrecerrando los ojos.

- Algo me dice que no voy a ganar esta batalla - Se aprieta el puente de la nariz. - Esta bien, luego vendré con los chicos a ver It. - Sonreí victoriosa.

- Tan bello mi lobito. - Me acerque y deje un beso en su mejilla.

- Un día de estos, vas a lograr matarme - Niega.

- Estas demente, eso nunca pasará. - me sostiene de la mano y deja un beso en esta.

Llegamos al cine y decidimos, o mejor, decidí que viéramos "La razón de estar contigo 2" cabe resaltar que llore en toda la película.

Paul se quiso hacer el fuerte, pero al final de la película, no aguanto más.

- Estoy seguro que esto lo utilizaras en mi contra - Me abrazaba por detrás al salir del cine.

- Te lo juro juradito que no.

- Ahora dímelo mirándome a los ojos. - Me voltea para verlo, pero no aguanto la risa. - Lo sabía.

- Ay, pero si mi lobito es sensible. Es lo más cuchi que hay - Trato de agarrarme las mejillas y sostiene mis manos.

- Soy el Beta de una manada de grandes y muy fuerte hombres lobos, todo lo que acabas de decir, destrulle mi reputación.

- No destruirá nada, porque los lobos pulgosos no se van a enterar. -

- Qué no te escuchen decir eso...

- Igual se los digo en su cara, no veo la diferencia. - Paul se ríe, sabiendo que era cierto.

Realmente me sentía completa y feliz. Definitivamente fue la mejor decisión de mi vida, dejar todo y venir a ayudar a Edward.

Al salir del cine, Paul insisten ir a comer. Yo realmente no tenía hambre, ya con las chuches del cine era suficiente, pero obviamente para mi lobo no lo fue.

- No se como pueden comer tanto. - Estaba sorprendida por la tercera hamburguesa.

- Tú también comes mucho - se defiende.

- No así, serás un lobito gordito - me burlo.

- Aún así, me seguirás queriendo eso lo sé.

- Mmm, déjame pensarlo - Me mira haciéndose el ofendido y me lanza una papá frita.

- ¡Paul! - Me quejé. Quise regresarle el agravio, pero me tense en el momento. Sentí como el aire se helaba y todo el ambie te se ralentizaba y ahí lo vi, al otro lado de la calle. Era Aro.

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Al filo de la irrealidad.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora