La familia Malfoy viviendo como... ¿Muggles?

13.- Auror

Las palabras enojado y avergonzado quedaban cortas para como se sentía Draco Malfoy justamente en esos momentos. Harry Potter, el niño dorado, el Salvador del mundo mágico y otros mil nombres estúpidos más, se encontraba justamente frente a él sentando en SU sofá en SU puesto mientras le sonreía de forma coqueta.

– ¿El nuevo auror? —Preguntó Draco de forma siseante intentando no tirarse encima del pelinegro y no... ¿Besarlo?

El heredero Malfoy bufó con ironía, seguramente eso era lo que quería el estúpido de Potter, confundirlo.

– Así es, Draco —El recién nombrado arrugó su entrecejo a como pronunció su nombre y miró a los lados notando que sus benditos padres lo dejaron solo con la cararajada.

– No necesitamos de un nuevo auror, es más, no necesitamos ningún auror rondando cerca de nosotros —El heredero Malfoy se cruzó de brazos mientras miraba con una ceja levantada al hombre frente suyo— Además... Nunca antes habíamos visto que un auror del ministerio nos vigilaba.

– Y es por eso estoy aquí —El ojiverde sonrió abiertamente mostrando su perfecta dentadura. Draco se maldijo mentalmente por pensar eso último— El auror pasado ni se esforzó en pasar unos minutos por la casa y vigilar que estaba todo en orden.

– Ya, y te pusieron a ti a vigilarnos —Soltó con acidez el rubio mientras lo miraba con desprecio.

– No, yo mismo me puse de voluntario.

– ¿Por qué? - Draco arrugó su entrecejo mirándolo con curiosidad. ¿Por qué el mismísimo Harry Potter quería gastar su bendito tiempo con una familia de ex-mortifagos y que ahora eran unos simples squibs?

– Porque así podría verte más seguido y por más tiempo y no solo en el Caldero Chorreante.

Draco lo intentó.

Vaya que lo intentó con todas sus fuerzas.

Pero al final terminó perdiendo.

El gran sonrojo cubrió su rostro.

Y Harry Potter sonrió triunfante al ver que sus palabras tuvieron efecto en él.

“Maldito seas, Potter” Gruñó Draco mentalmente.