Aullidos a la luna

Dos Lobos, Una Luna

Draco caminaba a su clase la cual, lamentablemente, compartía con Gryffindor, eso significaba tener que soportar al odioso de Potter y maldito aroma que no abandonaba su nariz.

-"no puede ser peor" - pensó sentando en su lugar con sus dos amigos a sus lados.

Demasiado rápido.

Apenas el maestro entró lo percibío, voltea sobre su hombro, el hombre tenía ojos miel con una cicatriz en su cara, carajo: era un hombre lobo.

-Buenos días clase- saludo alegremente- mi nombre es Remus Lupin.

Tendría que preguntarle a su padre, pero ahora se preguntaba cómo un hombre lobo podía ser tan....dulce, no le agradaba pero tampoco le desagradaba, sólo le confundía.

Su primera clase y trabaja con un maldito boggart, a los extremos.

Se divirtió con la idea de que Longbottom le tenía miedo a su padrino, pero algo que no le cayó muy en gracia fue ver el efecto del "Ridikulus". Pará nada le gustó. La fila iba avanzando y el no quería pasar, pero antes de el estaba Potter, la curiosidad le dio de lleno y decidió cerrar la boca para saciarla.

Pero el miedo de Potter....¿Era eso un Dementor? Bien, era un miedo bastante razonable pero algo intenso.

Remus protegió a Harry del boggart cuando el niño parecía incapaz de decir una palabra, pero cuando lo cubrió, vieron su miedo.

-¿la luna llena? ¿Acaso no tiene control sobre sí?

Pensó el heredero Malfoy para sus adentros, bien, el boggart regresó a su armario para el bien de todos.

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Remus terminó su clase, había sido difícil con los diferentes miedos y sobre todo el de Harry, estaba acomodando sus cosas para irse mientra los alumnos salían desordenadamente por las prisas cuando por pura inercia levantó la mirada, y sus ojos chocaron con un pequeño rubio, ese niño era la viva imagen de Lucius, Draco, recordó, así se llamaba, vio a Draco devolverle la mirada mientras salía por la puerta. Pero antes de que desapareciera por la puerta, lo vio, los ojos del chico se brillaron en azul intenso por unos segundos antes de volver a ser grises y desapareció.

Algo despertó en el, el lobo dentro de si alzo sus orejas al ver ese brillo, era familiar, era el mismo brillo que sus ojos tomaban cuando estaba apunto de convertirse en una bestia sin razonamiento, pero si sólo pasaba cuando estaban por transformarse ¿cómo el niño lo había hecho?

Al ver varias incongruencias decidió creer que lo había imaginado.

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Draco disfruto del aroma del bosque que el viento le traía a su nariz, estar dentro se sentía tan familiar, se había escapado con su padrino y tío para ver a su padre ahí y correr, estar ahí era relajante, de manera que pisar el lugar le era relajante. Pero había algo en el aire que le estaba poniendo los pelos de punta, algo no estaba poniendo nervioso. El encuentro con Potter solo lo había puesto mas ansioso, tenía que calmarse, sentía sus garras queriendo salir. Respiro.

Y apareció.

Un maldito hipogrifo.

Por la gracia de Merlín, el gigante eligió a Potter cómo su sacrificio a ese pajarraco pero aún se sentía nervioso.

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Malfoy Manor casi se pone de cabeza cuando Lucius Malfoy recibió una carta de Hogwarts diciendo que un estúpido pajarraco gigante uso sus sucias garras para lastimar a su cachorro. El elfo que estaba sirviendo el té, no pudo evitar temblar cuando vio los ojos de su amo azul brillante mientras soltaba un profundo gruñido mostrando unos afilados colmillos en su boca.