Capítulo 14

335 18 3
                                    

*Capítulo 14*

Retrocedía un paso cada vez que ella acercaba otro en mi dirección,  ya no sabía ni siquiera en quien confiar.

- ¿Por...por qué estás haciendo esto? - pregunté, tartamudeaba, y aunque esa no era la pregunta que más me atormentaba fue la que pude decir con mucho esfuerzo.

- ¿Tienes miedo? - en su cara podía observar la soberbia, mi cerebro trataba de darle una explicación a los acontecimientos, una explicación en la cual mi madre no lo estaba haciendo con mala intención.

Negué a modo de respuesta, aunque en el fondo sentía que si, no sabía realmente que era lo que estaba sucediendo pero no quería esto, quería a mi madre de vuelta, todos estos años la había extrañado como nunca antes en mi vida, quería otra vez sus mimos, sus caricias, quería sus regaños y hasta su mal humor, la quería de vuelta, regresar el tiempo y alargar ese último abrazo que nos dimos un día antes de su "partida" y evitar que se fuera, evitar tantas cosas que me pasaron, inclusive evitaría la mujer que hoy tenía frente a mi, una que había suplantado su mirada de amor incondicional por un desdén palpable, y mi corazón, el que una vez latió gracias a ella, tenía un hueco en su lugar.

Está mujer no era mi madre.

- mamá... ¿Tú hiciste todo esto? - pregunté algo obvio, con la esperanza de equivocarme.

La mujer frente a mi que llevaba por nombre Mónica, se fijó en punto tras de mí y a continuación camino en dirección a la puerta y la cerró con llave.

¡TENIA LLAVES DE MI CASA!

apreté fuertemente mi pequeño bolso  donde había guardado la llave con la que entré.

Ella entró en mi habitación y yo la seguí, con una fina capa de sudor cubriendo mi frente y mis manos, mientras que mis piernas temblaban, tal vez por la temperatura, si seguro era eso.

- Siéntate - ordenó una vez que entramos en mi cuarto vacío, a excepción de una sola silla.

Seguí su orden como si la situación no fuese de vida o muerte, más bien la acaté como una hija que obedece a su mamá.

Ella se posicionó frente a mi, en ese momento detalle su vestimenta, llevaba un jean de color negro, una botas militares, una camisa manga larga de color verde grisáceo y por último guantes de goma que se aderian a la perfección a su mano, su cabello estaba recogido en una coleta alta como siempre solía tenerlo, pero a pesar de eso se notaba que había crecido unos cuantos centímetros.

Enmudecida solo la veía a ella detallarme igual, sabía que yo también había cambiado, mi cabello antes largo se había caído por la depresión que atravesé, así que un día decidí cortarlo hasta mis hombros, mis ojos llenos de felicidad se habían apagado, no usaba maquillaje, lo único bueno que seguía manteniendo era la figura de mi cuerpo, a diferencia de ella y por consecuencia de no dormir bien desde hace tres días, tenía unas ojeras oscuras que se habían anclado a mis ojos, de verdad estaba hecha un desastre.

- eres idéntica a tu padre - murmuró después de un rato y mi corazón se encogió por la comparación, era cierto, todos mis rasgos físicos eran de él. - es una lástima que no solo lleves su sangre, yo me sentiría mal por ti de llevar también su rostro.

Por fin tomé valor para hablar con más claridad - ¿A que te refieres?

- no te hagas la tonta, desde siempre supiste que tú padre no era ningún santo, su trabajo como abogado era el perfecto para él, así podría sacar su faceta de ambicioso, tramposo y egoísta. - rió sin ganas -   no se cómo pude estar bajo sus garras tantos años.

Sentía como la sangre hervía dentro de mi sistema, la rabia estaba comenzando a hacer presencia, mis mejillas ardían, y los nudillos me picaban como a un boxeador que quiere terminar con su contrincante.

- ¿Tú lo mataste? - sentí temor de recibir una respuesta positiva.

- él se mato así mismo - contesto mientras caminaba a mi alrededor, como un tiburón que acecha su presa. - ya que eres una ignorante, yo te enseñaré la verdad sobre tu amado padre - estas últimas palabras las dijo con ironía. - él siempre fue uno de los mejores en su trabajo y aunque nunca llegó a cumplir su sueño de trabajar en un buffete privado, nunca perdió un caso, me conocí con tu padre siendo una chiquilla tonta, tenía al menos unos dieciocho años, lo conocí cuando recién se había graduado de su carrera y le había ganado un caso a mi padre, así que se ganó su confianza y más tarde a su hija, me casé por amor, pero luego entendí que eso solo existía en los cuentos de hadas, tu padre era tan ambicioso que solo pensaba en su empleo y nadie más, dormí sola interminables noches, cuando se estresaba tomaba demasiado, no me dejaba salir para no "exponerme" y cuando lo hacía, tenía que ser colgada de su brazo, un día tomé la decisión de dejarlo, ja, vaya decisión, apenas demore una semana con libertad cuando me enteré que estaba embarazada y mi padre me obligó a regresar con él, a partir de ese momento todo empeoró, cada vez que quería me trataba como basura, muchas veces intenté quitarme la vida y él me encontraba y luego decía que cuando tú nacieras me quitaría toda la potestad por estar "loca", y de verdad lo estaba, quería sacarte de mi vientre, sentía en mi pecho que tú eras la culpable de mi condena, fuiste la que me robo mi libertad y la poca dignidad que me quedaba, enloquecía de saber que llevaba en mi vientre a la hija de una persona que ya no me inspiraba amor, mucho menos confianza.

›› después de tu nacimiento, intenté que mi instinto maternal despertara, y así fue, sentía que era capaz de hacer cualquier cosa por ti, me sentía invencible, fuerte, una madre luchadora, pero el hombre que tenías como padre, ese que tú adorabas incluso más que a mí, cuando llegaba corrías a sus brazos y cuando se iba lo llorabas, mientras que yo te lleve nueve meses en mi vientre conmigo sólo hacías berrinches y pataletas, me acusabas con tu papá si te regañaba, mi vida era un infierno, mi odio hacia él aumento, y consigo arrastró una profunda decepción hacia ti, ahí comenzó mi plan, el de esposa perfecta y madre amorosa, aunque los dos papeles me repugnaban, mantuve mi perfil bajo, hasta que por fin se presentó mi oportunidad, días después de tu cumpleaños número 17, tuve la valentía de ejercer mi plan, no fue fácil convencerlo de llevarlo a esa cabaña por nuestro aniversario, pero lo conseguí.

Mi cuerpo se erizo, sabía que comenzaría con relato que no me agradaría.





ACORRALADAWhere stories live. Discover now