Capítulo 7

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*Capítulo 7*

"Reglas del juego"

Mi querida Sofía, a continuación se te serán presentada las reglas de este juego, *mi* juego, espero y sepas hacer bien las cosas, de lo contrario pagarás las consecuencias, al igual como lo hizo tu pobre padre Robert.

1. No debes hablar de esto con nadie, te estoy vigilando muy de cerca, así que mantente alejada de todos si quieres seguir con vida.

2. Tienes 48 horas para ordenar la pista que te dejé.

3. Una vez que se termine este plazo, te buscaré.

4. No hagas nada estúpido.

5. ¿Quieres saber quien soy? te recomiendo verme como un amigo que tan solo quiere jugar un rato y recuperar el tiempo que te di.

6. Diviértete.

Mi corazón casi salía de mi pecho con el vuelco que habían provocado     leer esas palabras, era una amenaza, y se había vuelto más grave de lo que imaginaba, incluso mencionaba  a mi padre, quien desapareció durante tres días  junto con mi madre, un año después encontraron el cuerpo de él, pero jamás la pude despedir a ella y eso era un dolor que jamás podría superar.

El dolor que sentía en mi pecho estrujaba cada pequeña parte de él, sentía como si el aire le faltará a mis pulmones, y los latidos retumbaban en mis oídos, mi boca estaba más seca de mi que sentía en un principio y ahora sabía que había caído en su trampa.

Devolví la carta al sobre, tomé mis cosas y salí nuevamente sin preámbulo a la casa de Yuli, ni siquiera terminé mi jornada de trabajo, pero no me sentía capacitada para hacerlo, ahora sí creía que de verdad estaba corriendo peligro, y esa fecha "límite" me lo había demostrado.

Ahora no solo tenía que averiguarlo para acabar con esto y de una vez y saber quién era la persona que se tomaba la molestia de vigilarme, sino que también lo estaba haciendo para salvar mi vida.

Ahora me atormentaban más dudas.

¿Quien haría algo así?

¿Por que yo?

¿Que tenía que ver mi padre con todo esto?

Lo más probable era que el asesino de mi padre fuera quien me estuviese amenazado, pero ¿Por qué razón? Nuevamente estaba segura que no tenía nada que alguien envidiara, mi padre ejercía como abogado, de hecho la policía asumió que él delicuentes debía ser algún cliente insatisfecho, pero jamás le tomaron la importancia que debía y ahora yo corría peligro también.




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