Capítulo 9

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*Capítulo 9*

Habíamos juntado las primeras fotografías por orden de fecha y como yo lo había predicho, así podría decifrar el mensaje.

Cuando las volteaba decía.

*SOFIA*

En tinta roja y letras grandes se encontraba mi nombre tras un mensaje siniestro.

Ahora solo quedaban:

"E" "E" "E" "T" "T" "M" "O"  "N" "N" "R" "C"

Se me hacía difícil decifrar cual era el orden, no sabia con exactitud cual día fue antes y cuál fue después, de hecho lo recordaba muy poco, mi memoria era nula para recordar fechas o momentos.

- deberíamos dormir - murmuró Ramsés, ahora él era el único que me hacía compañía, Yuli se había dormido hacía 20 minutos atrás, no la culpaba, ya era muy tarde.

- anda tu - le dije - yo me quedaré otro rato.

- Sofía...debes descansar, no te hace nada bien pensar con la mente fría, seguro que un buen sueño te caerá bien, anda vamos.

Tomó mi mano y la entrelazó con la suya, quería halar de mi hasta la habitación, en seguida mi cuerpo reaccionó ante su tacto, no me pasaba desapercibido que estábamos solos, y un pequeño roce traía miles de recuerdos a mi mente.

Retiré mi mano cuidadosamente sin ser demasiado brusca, no lo quería arruinar, tal vez después de esto aún quedaba la pequeña posibilidad de que recuperaramos por lo menos la amistad, no como antes, pero si un poco de ella,  eso me haría feliz, saber de él y de su vida.

- Ramsés es mi vida la que está en peligro, te aseguro que no tengo sueño, yo no...no quiero que nada malo me suceda - sollocé, fue inevitable que no se me quebrara la voz al pensarlo.

Cuando mis padres murieron yo desee haber estado con ellos en ese momento, cuando mi noviazgo con Ramsés terminó, también desee morir, era común en mi desearlo, cada vez que algo malo me sucedía yo recordaba todo eso que había perdido que me hacía querer cerrar los ojos y no abrirlos nunca más, sabía que no era sano, pero ya no tenía nada que perder, pero ahora era distinto, ahora que tenía una amenaza en mi cabeza y la muerte pisándome los talones ya no lo deseaba más, ahora no quería morir sin por lo menos haber cumplido muchas cosas que me había propuesto, no quería dejar nada a medias, no estaba lista para irme aún, y aunque existía la pequeña probabilidad de que en realidad no estuvieran atentando contra mi vida sino que sólo fuera una broma de mal gusto de un psicópata suelto, de igual forma tenía miedo, ahora apreciaba lo poco que tenía.

¡Ja, que ironía!

- lo sé, te prometo que nada malo sucederá, estaré aquí para protegerte, nadie hará nada, decifraremos el mensaje, llamaremos a la policía y todo esto acabará - me tranquilizó con sus palabras.

En el fondo así lo sentía, creía que nada malo podía pasarme si él estaba cerca, siempre tenía ese sentimiento, y por lo visto aún no había cambiado, me daba rabia sentir esto, porque cuando todo termine, y cada quien vuelva a su vida por separado, me sentiré sola una vez más, no quiero caer de nuevo en ese precipicio, era obvio que aún sentía cosas por él, y ya no quería depender de más nadie. Pero por otro lado, quería arrojarme sobre sus brazos y que me mantuviera ahi, me picaba la lengua por decirle lo mucho que le extrañe todos estos años, que nunca fui capaz de besar otros labios, que jamás volví a decir la palabra "te amo" y que no sabía porque todo había terminado, la explicación que el me dio no fue suficiente para llenar el hueco que estaba implantado en lo más profundo de mi alma.

¿Debería decírselo?

Si era mi último día de vida no quería dejar nada a media, no quería dejar ninguna oración a la mitad, sentía que debía tomar la valentía y confesarle que aún le quería.

ACORRALADAWhere stories live. Discover now