Capítulo 1

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*Capítulo 1*

El día estaba lluvioso, incluso más de lo que había previsto el noticiero sobre el clima, mi paraguas color marrón no ayudaba mucho para cubrirme y las botas de caucho no eran suficientes para no morjarme los pies, corrí entre el gentío para llegar rápido a mi casa, de todas maneras me enfermaria, crucé la calle con velocidad temiendo que un automóvil terminara por empeorar mi día y finalmente subí las escaleras hasta lo que yo le llamaba "hogar"

Abrí la puerta con torpeza debido a que tenía la mano ocupada con el paraguas y en cuanto entre una oscuridad inimaginable me recibió; acaricie la pared en busca del interruptor que me permitiera visualizar mis cosas, en cuanto lo encontré y presioné no hubo ningún cambio.

- ¡Demonios! - susurré para mí misma.

Seguro me habían cortado la luz, aunque si mal no recuerdo todavía no se me había vencido.

En fin, no le pensaba dar más vueltas al asunto, entré dejé mi bolso en una esquina y caminé con cuidado de no pisar a mi único compañero de vida, mi gato Max.

Llegué a mi habitación, y con rapidez me quite la ropa húmeda, quería correr a la ducha y quitarme la suciedad que sentía en mi cuerpo después de mi jornada de trabajo en el gimnasio.

Mis manos eran mis ojos, con cuidado tocaba todo buscando mi toalla, no recordaba donde la había dejado por última vez, si mi madre estuviera aquí de seguro me diría que era mi culpa por tener tanto desorden con mis cosas.

Mi celular sonó haciendo pegar un brinco en mi lugar.

¡Que torpe, el teléfono tenía linterna!

La luz del teléfono dentro de mi bolso entre abierto era lo único que resaltaba en el oscuro y pequeño apartamento.

Caminé hasta él y conteste sin mirar la pantalla.

- ¿Hola?

- Está noche tu vida cambiará. - la voz vagamente familiar de un hombre inundó mis oídos y estremeció mi cuerpo entumecido por el frío.

- ¿quién habla? - pregunté temerosa, rogando internamente que fuese un chiste de mal gusto.

Sólo hubo silencio por parte del sujeto y luego de segundos que para mí fueron eternos colgó.

Las luces se encendieron de golpe y mis ojos se abrieron con horror, frente a mi, en una de las paredes de mi habitación se encontraban cientos de fotografías de mi en todos los lugares que suelo recurrir.

Mi cuerpo tembló de terror una vez más y por primera vez en mucho tiempo volví a temer por mi vida.

ACORRALADAWhere stories live. Discover now