CHAPTER FOUR

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-Eres un puto, Mason-me revolví el cabello ignorando todo el tiempo que me tomó arreglarlo en primera instancia.

-Mi basta educación me impide decirte que te mires a ti misma hace unos minutos, así que no lo haré.

Rodé los ojos y tomé mi margarita.lo que quedaba de ella. En ese momento el puto Mason tomó mi brazo, me quitó la copa para terminarla él.

-Estaba muy bien preparada-buscó a alguien con sus ojos, volteé para seguir su mirada- Felicitaciones hermano, aunque trata de no excederte con el hielo - le guiñó el ojo a Josh.

-Eres increíble- di dos pasos rápidos y al instante sentí una presión fuerte en toda mi cabeza. Tuve que sostenerme rápidamente de la barra.

-Gracias por el cumplido, pero no es necesaria ninguna reverencia- mencionó esto mientras sostenía mi codo tratando de mantener mi equilibrio-. Llamaré a un taxi, no podrías irte sola.

Lo miré- Sí puedo- él levantó una ceja- pero lo que no podría hacer sería rechazar un viaje gratis en taxi- le dediqué la sonrisa más fingida que tenía disponible en el momento.

...

Lo último que recuerdo es que subimos a un taxi luego de haber estado hablando con Josh por un rato. Mencionó algo acerca de una chica de la cual no recuerdo su nombre. Ahora estaba siendo subida por las escaleras por unos brazos aparentemente fuertes. Lo que me despertó fue una respiración en mi cuello cuando salimos del taxi, lo digo porque desde allí estoy fingiendo seguir dormida. Si quería ayudarme, exigiré el servicio completo.

Llegamos a mi cuarto y él abrió la puerta con una mano. ¿Cómo lo hizo?, ni idea, pero así fue. Me dejó sobre mi cama y sacó una de las toallas que había traído Rosita para cubrirme con ella. Que poco creativo. Me di la vuelta para así poder echar la toalla de encima de mí. Mason la recogió y me la volvió a tender encima. Giré para el lado opuesto y pude notar que ahora tenía ambos brazos apoyados en su cadera.

-Oh vamos, si tienes una mejor idea levanta tu trasero para poder cubrirte con tus sábanas.

Me levanté, un tanto bastante molesta levanté mi sábana hacia un costado y me senté sobre la cama.

-Listo, servido- le hice un gesto de "adelante" con mi mano izquierda.- sonrió y se acercó a mí levantándome. Una de sus manos estaba en mi nuca, la otra por debajo de mis piernas y mis ojos en los suyos; aunque ellos no me miraran.

-¿Por qué volviste?- le pregunté en un susurro

- ¿Mi mamá no te lo dijo?- contestó mi pregunta con otra mientras me dejaba en mi suave colchón.

- Sí, pero ahora quisiera escuchar la verdad. Conozco tu Universidad y pudiste convalidar ahí mismo, dime la verdad.- Ahora estaba sentada en mi cama, al parecer la borrachera ya había pasado su pico más alto.

- Así que me has estado estudiando estos años- no vi expresión en su rostro mientras me cubría con mis sábanas- Eso es todo, no te des importancia, niña.

-No me digas niña-me eché totalmente preparándome para quedarme pensando toda la madrugada, a estas alturas era obvio que ya no dormiría.

-Es lo que eres Noah- y cerró la puerta con suavidad dejándome con ganas de rebatir, aunque no estaba segura de qué diría.

...

-Ya me voy Rosita- le di un beso en la mejilla y me dispuse a salir de la casa con media tostada en la mano.

El bus se estaba tardando demasiado y especialmente hoy, que no había salido con mucho tiempo. Aclarando, yo no necesitaba ir en bus, yo optaba por hacerlo por dos simples razones. Primero, nunca había querido ser reconocida por el dinero que tenía, estaba muy segura de que ese dinero no era mío, sino de mi padre y yo prefería valerme por mis propios logros. Segundo, tampoco quería que mi padre creyera que dependía de él más que para lo necesario. Finalmente como bonus, daba una buena impresión incluso antes de entrar a las clases.

Y ahí vino el bus.

...

Y llegué tarde.

Recuerdan a la señorita Street, la de literatura, la que dije que se "revolcó" con Matt, tal vez se les facilite registrarla con el último dato. Bueno, luego de que se demostrará que no había pasado nada allí, me volví su alumna menos favorita me atrevería a decir que hasta su persona menos favorita y ahora tenía que ir a su clase. Ella sabía que no podía tramar nada contra mí puesto que mi tío era su jefe, pero ahora estaba llegando tarde. Ya le había dado el móvil antes y este era un motivo buenísimo para humillarme.

A pesar de lo que había dicho en la cafetería yo contaba con buenas notas en su clase, incluso había adelantado una parte de mi ensayo de medio curso, asi que, qué podría pasar si no entro hoy a clase.

Desvié rápidamente mi camino para dirigirme a la cafetería que estaba en el primer piso y me encontré con algo, alguien, en la escalera. Apuesto a que pueden a adivinar quien. Sí, exacto, mi conejillo de indias favorito.

-Buenos días corazón- le dije tomando asiento, un peldaño más abajo, en las escaleras.

-Estoy ocupado, ¿eres ciega o solo ves bien para elegir pésimamente a tu compañero de baile?- acercó un cigarrillo blanco a sus labios

- Si no te conociera diría que estas celoso o por lo menos algo preocupado- sonreí apoyando mi mentón en una mano.

-Ese es el punto Wells, no me conoces, ni sabes quién soy- me fue soltando poco a poco todo el humo en el rostro, quité el rostro. Tosí.

-Te conozco lo suficiente para saber de tu baja capacidad para tomar decisiones

-Aunque no parezca me tengo un pizca de estima a mi mismo de vez en cuando, algo que tu deberías probar algún día de estos- sonrió con satisfacción por su comentario.

-La cantidad de humo que botas es como el de un carro de los 80' y me hablas de amor propio

-Lo tomaré como un cumplido, los 80' nunca pasarán de moda- me dió un guiño vacíó y procedió a darle otra calada a su cigarro o lo que sea que se estuviera fumando.

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Mi prueba gratis venció y ya no puedo editar nada allí. F.

Black MoonWhere stories live. Discover now