Quiero decirte, que ya no le temo más a la electricidad de tu toque

235 27 6
                                    

SAVE YOUR TEARS

Quiero decirte, que ya no le temo más a la electricidad de tu toque

SÉPTIMA PARTE

—Auron... Auron...

Escuchó la voz llamándolo a la distancia, se sentía desconcertado, porque tan pronto escucho su voz empezó a olvidar lo que se encontraba soñando, hace unos segundos se sentía tan vívido y de repente todo se había vuelto nada y comenzó a sentir el cuerpo pesado, le dolió la cabeza y todo fue de mal en peor. Sentía la garganta congestionada, incluso le costó pasar saliva con normalidad, parpadeó pesadamente y se sentó, con un dolor de piernas, notando la sábana a un lado de su cuerpo, había vuelto a dormir sin poder arroparse incluso a pesar de su gripa.

—Al fin, hombre. Ve a ducharte, que se hace tarde y quedé en comprobarte lo del Hanahaki.

Auron abrió los ojos con sorpresa, ¿cómo se atrevía a hablar tan sueltamente sobre eso?

Prácticamente saltó de la cama y tapó la boca de Samuel quien abrió los ojos de par en par ante sus movimientos.

—Calla hombre, no necesito que nadie más te escuche.

—Son las once de la mañana – Samuel habló dificultosamente y Auron decidió soltarlo – El resto está todavía en coma, y seguramente seguirán así hasta las tres de la tarde, además alcanzaste a llegar al cuarto de invitados, no hay nadie más aquí.

Miró por primera vez y se percató que se encontraba en una habitación pequeña, apenas decorada y respiró profundo. Asintió un poco más tranquilo y optó por tomarse una ducha levemente larga, la necesitaba. Los recuerdos de la noche anterior lo hicieron sonreír. Todos se habían emborrachado hasta el cansancio. Samuel quien no quería a ningún borracho en el cuarto de sus padres optó por el mismo dormir ahí. Willy fue el único privilegiado que pudo dormir en una habitación a parte de él.

Cuando salió, con una parada de ropa que había traído, Samuel se encontraba recogiendo las botellas, vio a Fargan tirado en el piso boca a bajo, con los brazos y piernas estiradas. Pasó un dedo por su nariz solo para percatarse que aún respirara y cuando se dio cuenta que si era así continuó hasta Samuel quien había empezado a lavar sus manos. Alex dormía en un pequeño colchón en la mitad de la sala de estar y Luzu en uno de lo sillones a unos cuantos metros de él. Auron supuso que Fargan hubiera podido dormir en otro sillón pero parece no haber podido llegar, le dolería el cuerpo cómo si le hubieran dado una paliza.

—Ten, come un poco.

Aceptó la barra de granola sin muchas intenciones de comer otra cosa, pero aprovechó la pequeña botella de yogurt que también le ofreció el mayor. Se encontraba más curioso por la forma que el otro tendría de mostrarle que estaba en lo incorrecto. Caminaron hasta un parque un tanto lejano y aunque la luz del sol le molestó, le agradeció a todos los dioses porque Samuel fuera lo suficientemente precavido y hubiera traído gafas de sol para los dos.

Pasado el medio día, mientras Samuel aún comía de la manzana en sus manos y con Auron ya recostado en uno de los juegos para niños, repentinamente el silencio se rompió. Auron había estado esperando porque el mayor hablara cuando lo creyera conveniente, pero no imaginó que en realidad estuvieran esperando a alguien. Cuando Susana hizo acto de aparición, junto a María y Valeria, sus dos amigas inseparables. Auron temió lo peor.

—Llegan tarde.— La voz de Samuel fue seca, se quitó las gafas y las miró con total indiferencia. Susana lucía particularmente avergonzada y cohibida. Muy extraño en ella. — ¿Entonces?

—Yo... — Susana lo miró, apenas fue un segundo, porque luego desvió la mirada y parecía hablar contra su voluntad, parecía sutilmente molesta y harta. — Lo lamento, Auron. Fue una niñería de mi parte.

Save your tearsTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon