Prólogo

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- ¡Tony!, ¿Donde diablos estabas?, te estuve esperando por dos horas.- Deje mis cosas en la mesa de centro y me senté en el sillón, desde la mañana había tenido reunión, eventos y una comida de lo más incomoda. Estaba cansado, abrumado y algo enojado. Pensaba que llegando a mi hogar me iba a relajar, pero no, lo primero que hizo Steve fue gritarme.- Peter esta decepcionado, él de verdad esperaba que tú estuvieras ahí.

¿Peter?, oh no. 

- Steve, yo...yo lo olvide por completo, la reunión me tuvo la mente ocupada...- Acaricie mi cabeza con lentitud y sin querer deje salir un aroma agrio.

- No te preocupes, Tony, es solo la quinta vez que haces eso, es solo una presentación mas ¿No?, siempre habrá otra.- Y ahí estaba el sarcasmo ácido que faltaba en esta "conversación".

Pase de Steve y fui a la habitación de Peter. Mi bebé estaba acostado en su cama, su cabeza descansaba en la almohada mirando hacia la ventana, su televisión no estaba prendida ni mucho menos la luces. Camine a ciegas hasta sentarme en la cama.

- Hey, mi pequeño hombrecito.- Acaricie su hombro con cariño, él se dio vuelta hasta estar frente a mi.- Lo siento tanto, bebé, yo de verdad quería ir, pero unos viejos no me dejaban salir...

- Si, ya se papá, no tienes que poner excusas. Ya lo habías dicho, tu trabajo es mas importante que yo...- Dijo sin expresión, sin titubeo ni tampoco tristeza. Era como un discurso, se lo había aprendido de memoria y lo guardo en lo mas profundo de su cerebro, para después recitarlo. 

¿Que clase de padre era yo?, le hice creer a mi bebé que lo que mas me importaba en mi vida era mi trabajo, cuando eso no es cierto, yo...Peter es lo mas importante, yo solo trabajo mucho para tener un sustento cuando algo malo pase.

- No bebé, eso no es...

- Peter, ¿Que haces despierto, cariño?, ya te dí tu leche de cacao, es hora de dormir.- Steve había entrado y de la manera menos delicada me aparto de la cama, arropo a Peter y le beso su frente con cariño. Me tomo del brazo y me arrastro hasta afuera.

Llegando a nuestro cuarto me soltó. Busco algo en los cajones, era una carpeta. La abrió y de ella saco una hoja en perfectas condiciones, me la paso y al leerla no me sorprendió.

Eran los papeles de divorcio, y solo faltaba mi firma.

Hasta que tú nos separes |Superfamily, Omegaverse|Onde as histórias ganham vida. Descobre agora