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ESTRELLAS DE LA VERDAD

ADDIE.

Una estrella titiló frente a mí.

De repente todo el Cielo se llenó de estrellas y se transformó en el más maravilloso paisaje que hubiese visto en mi vida.

Durante todo el trayecto del sendero había mostrado gran determinación, pero eso no quería decir que no me hubiese costado subir la montaña. Había sido una de las cosas más difíciles que había hecho en mi vida, pero sentí que debía hacerlo para poder animar al resto, a quienes prácticamente tuve que obligar a venir.

Por un pequeño momento me enfoqué en Zoey y Keith que estaban bastante alejados de nosotros, primero observando las estrellas, pero luego se dedicaron a organizar todo el espacio en donde acamparíamos esa noche. Increíblemente se estaban llevando bien. Luego me enfoqué en Nathaniel, quien estaba recostado, maravillado viendo las estrellas.

Desde que lo conocí nunca lo había visto tan feliz. De alguna forma que no comprendía todavía, verlo así de feliz me hacía sentir feliz también. Por eso accedí a sentarme a su lado en el «Sentinel Dome», pero llegué a sentirme en una confianza tan peligrosa que terminé acostada.

—¿No es una maravilla?—me dijo Nathaniel encantado de la vida—. ¿Cuándo en tu vida habías estado rodeada de un cielo tan estrellado?

Me lo pensé un momento. Nunca. Resulta que los doctores no tenemos mucho tiempo que digamos para salir, así que este cielo y en general toda la experiencia estaba siendo completamente nueva para mí.

—Nunca—dije honestamente también sonriente.

Me fijé en Nathaniel. Su sonrisa estaba a la vista y era perfecta. Como no estaba acostumbrado a verlo sonreír, me recordó al Nathaniel de la fotografía. También recordé a Ámber y su discurso: «Es un buen hombre, ¿sabes? Lo conocí en el grupo de apoyo y siempre tenía buena actitud». ¿Se referiría entonces a este Nathaniel que yo estaba viendo? ¿Este Nathaniel sonriente apreciando las cosas pequeñas de la vida como lo son las estrellas?

De pronto sentí que me agarraron la mano. Se trataba de Nathaniel, a quien noté una lágrima deslizándose por su mejilla.

—Gracias, Addie—me dijo—. Por esto. Por todo.

Increíblemente debía estar contenta porque la primera parte del plan de seguimiento estaba prácticamente completada, pero no fue eso lo que sentí en aquel momento. Experimenté una persona totalmente diferente a lo que yo solía ser: me sentí maravillada con el hombre que tenía acostado a mi lado.

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Más tarde, cuando Zoey y Keith se cabrearon con las tiendas de acampar y se largaron a pasear por los alrededores porque ninguno de los dos sabía cómo armarlas, tuve que hacerlo yo siguiendo las instrucciones de cada una.

—¿Te ayudo?—de pronto escuché la voz de Nathaniel.

De acuerdo, eso sí no me lo esperaba.

—¿Ya te cansaste de ver las estrellas?

—Estarán ahí toda la noche y tú pareces necesitar ayuda.

La verdad es que, aunque siempre he creído que con buenas instrucciones se puede armar lo que sea, sí necesitaba ayuda, así que decidí dejar el orgullo de lado esta vez.

—Me vendría bien, sí.

Todas las piezas de las tiendas de acampar estaban tiradas en el suelo revueltas por culpa de Zoey y Keith, quienes eran unos burros en el asunto, así que tuvimos que ordenarlas primero antes de empezar a armarlas.

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