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¿QUIÉN ES EL QUE NO CREE EN EL AMOR? (PARTE 1)

NATHAN.

Se me escapó una sonrisa cuando Addie abrió la puerta. Maldita sea, estaba preciosa. No era común verla tan arreglada, y aunque a mí me gustaba mucho los atuendos casuales que siempre usaba, verla así no tenía precio. Su vestimenta para la noche era sencilla, pero perfecta: un vestido negro un poco más arriba de las rodillas que se amoldaba sutilmente a su delgada figura. Lo adornaba con su cabellera naranja suelta, un maquillaje no tan trabajado y los tacones más altos que le hubiese visto jamás. Me pareció la mujer más hermosa del planeta.

Aún así, no era para mí que se había arreglado, así que decidí guardar mis sentimientos para mí mismo y solamente decir:

—Hola.

Addie parpadeó lentamente. Estaba en shock. No me esperaba en lo absoluto y eso solo hacía que mi malévolo plan sucediera de forma más magistral.

—¿Qué.... qué haces aquí?

Reí en mi interior.

—Tengo una cita esta noche—respondí honestamente.

Ella también se rió, pero llena de de sarcasmo.

—No, yo tengo una cita esta noche—dijo—. Tú deberías estar en tu casa, con un plato de comida china, viendo alguna serie y convenciéndote de que es hora de que me entregues tu historial médico para que yo pueda terminar mi tesis.

—¿Esa es tu idea de una cita ideal?

—Nathaniel.

Aparté la vista de ella jugando a ser el indiferente.

—Mira Addie, no es mi intención herir tus sentimientos y eso, si es que realmente tienes sentimientos, pero de verdad tengo una cita hoy y no tiene nada que ver contigo. ¿Crees que porque nos besamos dos veces ahora de repente eres mi Sol? ¿La luz que ilumina mis días? ¿Mi único y más grande universo? Vamos, no todo gira en torno a ti. Yo tengo integridad, ¿sabes? Y esa integridad me llevó a invitar a salir a la chica más hermosa que he visto.

Addie se llevó una mano a la cintura adoptando una postura que la hacía parecer toda una modelo de pasarela. Eso no ayudaba para nada a mi plan malévolo, pero no nos adelantemos a los hechos.

—No me digas—dijo todavía llena de sarcasmo—. ¿Y a quién se supone que invitaste a salir, a ver?

Convenientemente la voz de Zoey, a quien vi por sobre el hombro de Addie, interrumpió el momento:

—¡Nathan! ¡Eres tú! ¡Llegaste rápido!

Entré a la casa sin siquiera esperar una invitación departe de Addie o Zoey y le sonreí fervientemente a Zoey.

—Ah, ahí está mi hermosa cita—dije—. Toma, preciosa, te traje flores.

El grito de Addie fue inminente:

—¿TU CITA ES MI HERMANA?

Volví a reír en mi interior. No nos adelantemos los hechos, pero podemos atrasarnos un poco: cuando Addie se salió con la estupidez de que había aceptado salir en una cita con Jace Campbell, un tipo que en mi opinión no está a la altura de ella, ni siquiera tuve la facultad para discutirle pues con Addie era imposible ganar una discusión. Sin embargo, cuando me fui cabreado a mi habitación, ideé el mejor plan de la historia y fue cuando llamé a Zoey para que me ayudara un poco con él. Como ella tampoco estaba de acuerdo con el asunto de Campbell, acordamos salir juntos solo para espiar la cita de Addie.

Lecciones en el amorTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon