Capítulo 8: No tengo una cita con mi novio pero si con Chris

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Tuve que hacerle unas cuantas preguntas a Fanny para cerciorarme de que era ella, parecía una paranoica pero como no entendía todo el asunto debía ser precavida. Fanny estaba sentada sobre mi cama comiendo una dona de chocolate, movía sus piernas como una feliz niña contenta. Bueno, esa era Fanny en verdad, una eterna niña feliz.

Fanny me había acompañado a mi casa para ayudarme a elegir un atuendo para mi cita con Chris. Aquello no me emocionaba tanto pero sentía un nudo de nervios en la boca del estomago. Cuando le conté a mi amiga me miró con ojos desorbitados, aparte tuve que explicarle que las cosas con Lucas no iban bien y por eso, para despejar mi mente, decidí aceptar la salida con Chris. Mi mentira parecía bastante lógica, de hecho.

En este momento estaba revolviendo mi closet, descartando posibles atuendos y dejando otros por si acaso los elegía. No quería disfrazarme, quería vestir algo relajado y bonito al mismo tiempo, que al menos se notara cierto esfuerzo.

–De todas maneras Chris te ha visto con tu ropa de siempre, yo creo que si te arreglas un poco vas a dejarlo loco –Decía Fanny con la boca llena de chocolate.

–Loco es decir mucho.

–Te tienes muy poca fe, Amy.

Miré mi reflejo en el espejo de cuerpo completo. Todos me decían lo mismo y yo era la única que seguía sin creérmelo.

–Ya sé, ponte una camiseta de tirantes y listo. Con jeans y… –Dejó la dona en su caja y se acercó a mi closet, buscó entre mis zapatillas y bototos hasta que dio con las ballerinas nuevas que me había regalado mamá – ¡¡Estas, están hermosas!!

– ¿Estás segura?

–¡¡Póntelo!! –Los ojos oscuros de Fanny sacaban chispas, era tanta su emoción que daba pequeños saltitos.

–Ya, ya.

Resignada, me cambié los jeans oscuros por unos de tela clara, que tenían los típicos desgastes en los muslos, a la moda. Los jeans se ajustaban hasta el tobillo y quedaban bien con las ballerinas negras. Finalmente me puse la camiseta que Fanny ya sostenía entre sus manos, me saqué la de “The Strokes” y me puse la blanca de tirantes finos.

–Sácate el corpiño –Me indicó Fanny observando mi reflejo desde mi espalda.

– ¿¡Qué!? Estás loca.

–Se ven los tirantes, entonces ponte un corpiño que no los tenga.

–Ya, creo que tengo uno que se pueden sacar.

Rebusqué en mi cajón de ropa interior y me cambié. Tuve que admitir que se lucia mucho más la camiseta blanca sin los tirantes del corpiño a la vista. No parecía Kirstin o Gibby, las populares de la escuela, pero me veía bien sin parecer otra persona que no era yo.

–Ahora siéntate en la cama, voy a buscar algo de maquillaje de tu mamá –Antes de poder replicar Fanny ya corría fuera de mi habitación.

Mientras esperaba a mi amiga me cepillé el pelo y lo eché hacia atrás. Ella llegó con un par de tubos y lápices en la mano. Ok, no sé nada de maquillaje. Me ordenó que me sentara en la silla del escritorio, así lo hice, ella era la experta. Comenzó a frotar mi rostro con algo que parecía crema, luego sentí unas cosquillas en mis pestañas.

–Deja el ojo quieto –Me regañó.

–Hace cosquillas, ¿qué me estás haciendo a todo esto?

–Sólo es un poco de rímel, quédate quieta o terminaré pintándote la frente.

Intenté mantener mis ojos serenos. Fanny logró terminar y me sonrió complacida. Me pintó los labios y así terminó su obra. Se alejó un poco para observarme mejor, esta vez sonrió aún más.

Un novio de otro mundo #1: DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora