#23

14.1K 484 9
                                    

Sonrío cuando despierto a la mañana siguiente al recordar mi cita de ayer con Ian. Me llevó a cenar al restaurante del hotel.

Según él, hacía tiempo que no salía conmigo a una cita "seria", así que aprovechó el día de ayer para hacerlo. Me sentía un poco incómoda ya que el hotel es bastante lujoso en sí y el restaurante no se queda atrás, así que toda la gente que se encontraba allí era gente de mucho dinero y yo bueno, no me considero pobre, pero tampoco soy tan rica como ellos.

Cenamos tranquilamente y, bueno, me dio algo muy importante para él.

Me entregó una pequeña pulsera plateada. De ella colgaba un pequeño dije en forma de un vagón de tren. Según él, la pulsera era de su abuela y  su marido es decir, su abuelo, se lo había regalado a su mujer el día que cumplieron quince años de casados. El pequeño vagón significa que ellos se conocieron en un tren cuando ella iba a estudiar a Francia y él iba camino del ejército o algo así.

Después de varios años se reencontraron se casaron y tuvieron cinco hijos. Si, la familia de Ian es grande en comparación con la mía. Mara, la madre de Ian, decidió no ponerse la pulsera y guardarla para que Ian la guardase. Y según lo que él me contó, quería que la tuviese yo en señal de que confía plenamente en mí y de manera que cada vez que la vea pudiese recordarlo.

Si, es muy cursi, lo sé yo le dije lo mismo cuando me lo explicó. Al principio me negé a recibirlo, pero Ian insistió tanto que al final acabé cediendo.

Después de la cena y de que me contara la bonita historia de sus abuelos, dimos un paseo por Green Palm Avenue. Compramos algodón de azúcar y, luego de eso Ian decidió que sería buena idea ir a caminar a la playa. Si, en la arena.

Lo típico que se hace en una cita.

Volvimos al hotel e iba dispuesta a subir a la habitación pero lan me lo impidió agarrándome del brazo y diciéndome que la cita no había acabado todavía. Así que dejé que me guiara por el hotel.

Estuvimos caminando de pasillo en pasillo hasta que llegamos a lo que se llama ''El Spa'' del hotel. Lo miré con el ceño fruncido y este me dijo que como su princesa que era que era hora de dejarme tratar como una.

Segunda cursilada de la noche. Aunque una cursilada muy relajante.

Así que para resumir, nos pasamos gran parte de la noche entre Masajes, Piscinas y Relax. No me preguntéis, como es que ese tipo de sitios abre por la noche. Quizás, lo hacen porque tienen mucha demanda de clientes. Aunque para seros sincera echaba de menos este tipo de citas con Ian, y me alegro de que se haya recuperado para poderlas hacer más a menudo.

Volviéndo a la realidad cuando despierto e Ian no se encuentra a mi lado. Me siento rápidamente en la cama y reviso con la mirada el dormitorio pero no está. Me levanto perezosamente de la cama y lo busco por toda la habitación pero tampoco está. Me fijo de que en la nevera hay un Post-it pegado que dice.

'"He salido a correr un rato. Como eran las seis de la mañana no quería despertarte porque sé lo que te gusta dormir. Llámame cuando despiertes."
Tu moreno.

Se ha ido a correr. Pero ¿a las seis de la mañana? ¿En serio?.

Prefiero dormir.

Voy en busca de mi móvil para llamarlo somo me dijo en el Post-it. Suena dos veces hasta que lo coge:

-¿Grace?- Dice jadeante

-Hola Ian- Digo sacando los ingredientes para hacerme el desayuno.

-¿Qué tal estas pequeña.?- Dice.

-Muy Bien ¿y tú?-

-Algo cansado pero ya estoy de vuelta- Resopla.

-No tardes Ian, recuérda que hemos quedado con Iker y tal vez con Sav y Mateo para ir a la playa- Replico mientras espero su respuesta.

-Tranquila ya estoy cerca-

-Vale, Te quiero, adiós- Me despido.

-Yo también a tí pequeña- Cuelgo. Mejor pensado, esperaré a Ian para desayunar y mientras voy a ir preparando las cosas para la playa. Busco mi bolso y meto en él lo imprescindible: La Cartera, el móvil, protector solar, un libro, otro bañador, las toallas y las gafas mías y de Ian...

En eso que Ian entra por la puerta y voy hacia él. Me abalanzo sobre él y lo abrazo. Éste me mira divertido y me besa negando con la cabeza:

-Hola, nena. Te extrañé-

-Solo estuvistes fuera dos horas Ian...- Ruedo los ojos

-Dos horas en las que nos estábas conmigo- Me besa la mejilla riéndo y bajo de él.

-Vamos a desayunar-

Había preparado lo mínimo ya que hoy tenía una pereza tremenda. Leche, zumo y tostadas.

-¡Vaya!, ¿Lo has preparado tú sola?. Habrás tardado mucho tiempo en prepararlo todo- Eleva una ceja con una pizca de ironía.

-Idiota- Río.

-Ya, pero soy tu idiota-

-Lo sé- Me siento sobre sus rodillas y desayunamos tranquilamente. Es lo único que necesitamos la compañía del otro. Nada más.

Tocan en la puerta.

-Voy yo- Dice levantándose haciendo que yo también lo hiciera. Pero me vuelvo a sentar sobre el taburete en el que estaba y sigo desayunando. A los segundos entran Iker, Ian, Savanah y Mateo por la puerta de la cocina.

-Buenos días-Digo

-Buenos días, Grace- Responden. Cuando están todos sentados sobres los taburetes decido preguntar:

-¿Que tal? ¿Lo habéis arreglado?- Pregunto a la parejita con una sonrisa maliciosa en la cara. Savanah se sonroja e Iker me mira divertido.

-Si, lo hemos arreglado.- Responde Mateo orgulloso.

-Y al final ¿Ireís a la playa con nosotros?- Pregunto.

- Claro que iremos- Responde Sav antes de que Mateo pueda decir nada. Era una pregunta algo estúpida porque estában ya vestidos con sus bañadores y ropa de playa así que como siempre me llevo el premio en preguntas estúpidas.

-Bien, me iré a cambiar- Digo levantándome.

-Te acompaño- Ian se levantó a la vez que yo.

-No hagan nada guarro ahora que los estamos esperando- Grita Mateo desde la cocina. Haciéndo que ahora sea yo la que se sonroje.

Cuando ya estamos todos vestidos y listos bajamos al vestíbulo del hotel por el ascensor. Las puertas se abren y ¡Oh, no!.

Adivinen quien está en recepcion...

Frankie.

Otra vez.

Mateo, controla a tu gatita.

Frankie mira a Savanah con recelo pero ésta la ignora entrelaza la mano de Mateo con la suya y sale lo más rápido que puede de ahí. Salimos del hotel y el día está totalmente soleado y aunque hace calor, se está a gusto. Paseamos por la avenida para ir a la playa de Green Palm, que está muy cerca del hotel. Hay muchos turistas y chicos guapos aunque para mí ninguno supera a Ian. Hablamos tranquilamente hasta que una voz un poco chillona nos sobresalta a todos.

-¡Lo siento!.-

Rodeada De IdiotasWhere stories live. Discover now