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Abro mis ojos lentamente acostumbrándome a la luz del día que entraba por el gran ventanal de la habitación.

QUE CLICHÉ DIOS MIO 4.0

A ver a cuantos clichés llegas

ESO LO DECIDIRÁS TU

Me siento en la cama para comprobar dónde estoy exactamente. El ático de Ian. Sus ojos verdes me miran con intensidad.

-¿Que tal dormistes nena?- Pregunta tirando de mí para pegarme a su pecho.

-Bastante bien - Digo dándole un beso en la mejilla. Aún no me siento cómoda como para besarle.

Estas Jugando con fuego Grace.

Bah, que mas da.

-¿Ese es mi beso de buenos días?-. Sonrío ante su su comentario.

No sé exactamente el tiempo que pasamos en la cama, pero tampoco me importa. Cuando estoy con Ian en tiempo no existe para mí.

QUE PASTELOSA ERES, LO CONOCES HACE CUANTO ¿DOS SEMANAS? ¿UNA?.
 

-¿Quieres ir a desayunar?- Pregunta Ian interrumpiendo la discusión con mi mente. Si, discuto conmigo misma y no me miréis así que sé que todas lo hacemos.

- Claro vamos-. Nos levantamos peresozamente de la cama. Ian se va a la cocina creo, y yo me dirijo al baño. Busco entre mis cosas mi neceser y lavo mis dientes. Después, me arreglo un poco. Me peino un poco con los dedos y pongo un poco de base, gloss y delineador, ya que mi cara por la mañana no es lo más bonito del mundo...

Cuando acabo me dirijo a la cocina para encontarme otra vez con Ian, con el desayuno totalmente servido sobre la mesa. No sé cómo lo hace, pero realmente me sorprende. Él teclea algo en su móvil, pero cuando se da cuenta de que he entrado a la cocina deja de lado el móvil y centra su atención en mí.

-Tan linda como siempre- Murmura para sí mismo o quizás no. Se levanta de su silla situándose a mi lado y besando esa parte en la que el cuello se une con la mandíbula, causándome cosquillas.

La risa de Ian vibró en mi cuello, pero dejó de besarlo para mirarme a los ojos y me invita a sentarme en unos de los taburetes de la cocina.

-Señorita...- Dice haciendo un gesto para que me sentara.

- Vaya, que caballero...- Digo mirándole divertida.

-Ya ves...- Dice guiñandome un ojo.-¿Quieres jugar a algo mientras desayunamos?- Pregunta después de varios minutos en silencio.

-¿Qué pretendes?.- Sonrío mientras me mira atento.

-Nada... Solo jugar un rato.- Dice desinteresadamente.

-¿A qué?.- Sonrío.

-¿Sabes qué?, dejémoslo, está demostrado que eres una aguagiestas.- Dice mientras muerde una de sus tostadas.

-Dímelo.- Replico autoritaria y él me mira.

-Ahora te interesa, señorita.- Dice y ruedo los ojos.

-¿Sabes qué?, estoy cansada de ti y de tu "simpatía".- Digo remarcando bien la palabra "simpatía".- Puedes comerte el desayuno tu solo.- Me levanto de la mesa y me dirijo al ventanal del salón desde donde se puede ver gran parte de la calle. Suspiro mientras intento calmarme. Ian me gusta pero siempre está con su insoportable "humor" (Si es que a eso se le puede llamar humor) y realmente me cansa.

-Grace.- Escucho que me llama.

-¿Qué?.- Espeto.

-Lo siento. Yo... Realmente quería estar bien contigo no... Acabar así. ¿Me perdonas?.- Dice apareciendo de repente a mi lado y, haciendo un puchero mientras pestañea exageradamente.

-No tengo nada que perdonarte solo... A veces me cansa tu sentido del humor.- Suspiro

-Lo siento.- me besa en el cuello.- Lo siento.- Luego mas arriba.- Lo siento.- y más arriba hasta llegar a mi mandíbula. ¿Me perdonas ahora?.- Sonríe.

-He dicho que no tengo nada que perdonart...- Iba a decirle nuevamente que no tenía que perdonarle nada pero me interrumpió dándome un beso.

-¿Y ahora?.- Sonríe otra vez. Lo miro y sé que he vuelto a caer.

(...)

Estámos en el living viendo una película de esas que echan en la tele. La típica que ponen todos los fines de semana, pero aún así me lo estaba pasando muy bien con Ian, y con respecto a lo que pasó esta mañana... En parte me incomodó pero no puedo negar que me encantó como vino a disculparse.

ORGULLOSA.

Lo se, pero soy asi.

Ian me abraza por la cintura mientras estamos tumbados en el sofá atentos a la película el sonido del móvil de Ian, interrumpe el momento más tranquilo con Ian que he tenido en el día de hoy.

Ya sabéis

-¿Diga?- Dice Ian. -¿Qué Porqué?- Dice levantándose del sillón. Yo me limito a sentame a modo "Indio" con las piernas cruzadas. - ¿Pero no sabes quién es... o que coñ*o quiere...?- Dice con el ceño fruncido mirándo hacia a mí.- Vale adios, bro- Cuelga.

-¿Qué pasa?- Pregunto desconcertada. Por la cara que trae Ian, algo complicado habrá pasado. Aunque se ve adorable así.

-Iker dice que en casa hay alguien que pregunta por ti- Dice cortante -Levántate, nos vamos-

¿Y a este que le pasa ahora?

Hacía unos minutos me abrazaba en el sofá y ahora se comporta así. No lo entiendo. Después dicen que a las mujeres no hay quien las entienda. ¿Y a ellos quién los entiende?.

Tampoco quería llevarle la contraria así que, sin decir nada me cambio de ropa y vamos directos al auto para irnos a casa. En el camino había un incómodo silencio que se prolongó la media hora o así que dura el viaje de vuelta a casa.

Mientras, me preguntaba quién podría ser quién me buscaba; Podría ser mi madre, o... tal vez  alguno de mis antiguos amigos. Pensar que podría ser alguno de ellos me alegra bastante ya que hacía tiempo que no veo a ninguno de ellos. Ojala sea Finn...

MI MEJOR AMIGO DE LA INFANCIA, MALPENSADAS.

Llegamos e Ian estaciona el auto en el parking del edificio. Subimos a casa y todo seguía igual. Él no hablaba y yo no me atrevía a pronunciar palabra, así que decido dejarlo como estaba. Abro la puerta con mis llaves y, si hubiera sabido lo que me encontaría al otro lado de la puerta te aseguro que no la hubiera abierto.

-¿Darek?, ¿Qué haces aqui?-

Rodeada De IdiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora