Seis

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No iba a permitir que una oportunidad tan grande se me escapara de las manos

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No iba a permitir que una oportunidad tan grande se me escapara de las manos.

No iba a permitir que solo porque no puedo tolerar a Vincent Hart, dejara ir esto, él no iba a ser el culpable y no iba a permitírselo.

Las reglas fueron claras, los señores Anderson no querían tener encuentros juntos después de ese día, al tomar el caso yo tendría reuniones con mi cliente así como Vincent con el suyo y después ambos discutiríamos los términos y los acuerdos que cada uno de nuestros clientes acepto, sin embargo las reuniones entre los cuatro iban a ser prácticamente imposible.

Y eso lo complicaba más.

Porque tendría que pasar la mayor parte de mi tiempo y a solas con Vincent Hart.

—Traigo aerosol en mi cartera. — Hablo segundos después de que me abrió la puerta de su departamento. — Y por mucho que me agrada apoyar el medio ambiente, haré una excepción y la usare en tu contra si te atreves a..

— Ya entendí. — Me interrumpe y suspira, me abre más la puerta. — Adelante.

Ingreso a su departamento y escucho la puerta detrás cerrarse, nunca había estado en el departamento de Vincent, no más allá de esa mañana que desperté en una pesadilla y en la que no tuve tiempo de mirar por lo enojada que estaba tras lo ocurrido.

Ahora puedo observar más y odio decirlo, pero es preciosa, pero más que todo, limpia.

No creí que a Vincent Hart le gustaba tener todo limpio.

Ambos tomamos asiento en los muebles y saco mi carpeta con apuntes, esta mañana me reuní con Judith Anderson antes de venir y según se, Vincent lo hizo anoche con el señor Anderson y sé que tanto su cliente como el mío, quieren dejarle sin bienes al otro.

Empiezo yo.—Según los acuerdos de Judith, ella quiere quedarse con la casa y el monto mensual que ya tenía designado con el anterior abogado sigue vigente. — Leo las líneas y noto a Vincent fastidiado. — También quiere al perro.

—Rosco es de Oscar, él lo compró.

—Ahí esta primer error, adopta, no compres. —Suspiro. —Y se lo compro para ella, fue un regalo de su aniversario, uno que claramente quiso tapar con las cosas que hacia fuera.

—Regla número uno, Hanna.

Alzo una ceja.

—No metas tus asuntos personales con el trabajo.

—Es mi forma de pensar...¿Puedo seguir?

—¿Qué?. — Se burla, aunque veo molestia en sus ojos. — ¿Acaso tienes más condiciones esa mujer?

— Judith dice que no hay necesidad de llevar esto a la corte, solo quiere que Oscar firme los papeles y todo acabe.

— ¿Eso dijo? ¿Todo acabe?

— Vincent..

—¿Después de dejar a mi cliente en la ruina?

—Es gerente general, yo diría que ella está siendo muy justa a pedirle tan poco.

Tampoco estoy de acuerdo a que le pida y a términos como estos para conseguir todo lo que quiere, aquí si debo darle la razón a Vincent, no debo involucrar mi forma de ver las cosas y contárselo a ella.

— Y así dicen que las mujeres no son el demonio.

—Regla numero 1 Vincent, no involucres los temas personales con el trabajo.

Él pone los ojos en blanco.

—¿Algo más que desee agregar?

Niego.

— Me toca hablar.

—Adelante.

Se toma unos segundos. — El perro no.

Intento contestar, pero él me interrumpe.

—La mitad del monto que pide y sin casa.

Me cruzo de brazos.

—Oscar Anderson está decidido a ir frente a un juez ¿Eh?

—No he dicho eso, ustedes tienen el poder de cambiar, un "Si", solo eso basta.

—El la engaño.

—¿Si.. y?

Me encojo de hombros y no me sorprende que lo tomo tan a la ligera.

— Incumplió una de las leyes de matrimonio.

— Antes dios, sí, pero ante la ley... — Alarga las palabras. —Y ella no es ninguna santa, ella también lo engaño y según se, fue la primera, Oscar solo buscaba venganza.

— ¿Así es ,no? ¿Así trabaja sus mentes? Buscar Venganza.

—Esto se te volvió personal, hasta parece que te afecta. — Vincent alza una ceja. —Pero yo jamás te engañaría, Bruja.

— ¿Así?. —Pregunto con una sonrisa.

Me observa incrédulo.

Cierro el folder y lo observo con una sonrisa burlona.

—Eso me ha sonado a sarcasmo.

—Ha sido sarcasmo.

—Adelante, quiero oír lo que tienes que decirme.

Él lo pidió, no voy a contenerme.

—Eres un mujeriego.

Sus ojos se abren.

—¿Y según tú lo soy por..?

— ¿Por todas las chicas que traes a casa...?

—No las obligo, ellas saben perfectamente a que vienen.

—Y así dices que no, mujeriego.

Guarda silencio por un momento, me analiza y vuelve a hablar.

—¿No te has puesto a pensar que ha habido situaciones por las que un hombre se comporta de esa manera?

Chasqueo mis dientes.—Esa es la excusa de un mujeriego.

Me observa sin pestañar.

—Y es algo muy trillado.

El pitito de la tetera comienza a sonar y Vincent no se levanta, lo observo tratando de entender su comportamiento, pero entonces se levanta.

— Tal vez hubo algo o alguien que lo convirtiera así ¿No lo crees?

Lo observo sin comprender.

—Algo en su pasado no justifica que sea un mujeriego. — Trato de buscar un ejemplo cercano. — Mira al señor Oscar, tenía una vida maravillosa y la echo a perder. El solo buscaba divertirse.

—Por miedo a que lo lastimen..

Alzo una ceja. —Vincent.

—Esa es la razón y es la verdad..

¿Cómo puede ser esa la verdad?

—El solo tiene miedo de que vuelvan a lastimarlo, así que busca en mujeres diferentes cada noche para no permitirse a su corazón enamorarse otra vez.

Me deja sin habla.

¿Realmente seguimos hablando de Oscar Anderson?

Cuando quiero preguntar, se pone de pie.

—El agua ya hirvió, traeré dos café.

Se levanta y me deja helada, no su historia, sino el que él se abriera o conmigo. 

Juegos del Destino (#9 Saga Bebé)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora