Consejo Nº6

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Consejo Nº6 No te juzgues ni te compares con otras personas.

ALEX

Pasé la mayoría de los días en casa de Fernanda después del día en que vimos películas. Movimos las clases desde el colegio hasta su casa. Me gustaba su casa, era silenciosa y su papá nos había dado permiso para ensayar, por lo que dejaría de hacerle pensar al director que estaba ensayando por mi cuenta para el concurso de danza para colegios que iba a ser en unas semanas. Se suponía que teníamos que elegir una pareja para presentarnos, pero en el grupo de baile éramos más chicos que chicas, así que supuse que le dejaría mi lugar a alguien que haya estado mucho más tiempo que yo y tal vez lo intentaría el próximo año o algo así.

Habían pasado más de tres semanas desde que Fernanda había empezado con las clases y cada día lo hacía mejor, era como si ahora pusiera todo de ella cuando bailaba. No solo su cuerpo, sino también su mente y corazón.

Habíamos ido a comer unas hamburguesas después del colegio junto con su amiga y su novio. había sido muy divertido e interesante ver una parte de Fernanda que nunca había visto, estaba claro de que se sentía cómoda cuando estaba con Verónica por la forma en la que reía y decía cosas que nos hacían reír a todos.

Me encontré mirándola fijamente mirando su forma de comer y no pude evitar sonreír cuando me sacó la lengua.

Me gustaba pensar que también se sentía mucho más cómoda conmigo de lo que se sentía antes, que me estaba comenzando a considerar su amigo y no solo la persona que le estaba ayudando con el baile.

Nos despedimos de Verónica y su novio porque iban a ver una película al cine, mientras que nosotros aun teníamos que ir a su casa para las clases de baile.

Estábamos caminando entre medio de todos los locales de comida y me detuve para mirar mi celular.

Fernanda dejó de caminar en cuanto se dio cuenta de que me había detenido y caminó hasta mí levantando una ceja.

— Aun es temprano – Le dije — ¿Quieres ir a comer un helado?

Ella me miró sonriendo, sus ojos cafés iluminándose  – Mmm… ¿Es una pregunta capciosa?

A ella le encantaban los helados. Me reí y ella tiró de mi mano hasta que estuvimos parados esperando en la fila para que nos atendieran.

Ella pidió uno de frutilla y vainilla y yo solo fui por uno de chocolate con menta. Nos sentamos en unas sillas con quitasol y ella comenzó a comer su helado como si no hubiera mañana. Me quede mirándola y ella se dio cuenta.

— ¿Qué? – Preguntó sonrojándose.

— Tienes algo – Le dije.

— ¿Dónde?

 — Allí – apunte mi dedo hacia su nariz y ella se limpió con una servilleta.

— ¿Ya?

Negué con la cabeza y me incliné hacia ella. Lucía perdida mientras me miraba y apreté mis labios para evitar reírme.

— Aquí – incliné mi helado hasta que chocó con su nariz dejándola toda embarrada de chocolate y rápidamente me senté esperando su reacción. Ella solo se quedo allí mirándome como si estuviera en shock.

— Vas a pagar por esto – Ella se veía tan graciosa con su nariz llena de helado de chocolate, a la vez que sus ojos grises me lanzaban dagas.

— ¿Ah, sí? ¿Qué vas a hacer? No creo que vayas a desperdiciar tú helado en mí – respondí burlonamente.

¡Cállate y Baila Conmigo!Where stories live. Discover now