¡Primer libro de la serie Amores que Sanan! Versión 2021.
Con un padre y hermano alcohólicos, Lia pasa su vida trabajando para saldar sus deudas y se prepara para saldar la siguiente en un reluciente bar de Santa Mónica.
Rodeada de personas con din...
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El día transcurre y sin notarlo el sol salió a un costado de nosotros. Observo a Lia dormir, está tan agotada que se durmió hace más de doce horas y no planeo despertarla, tiene demasiadas cosas en la cabeza.
Una sonrisa me recorre los labios cuando recuerdo lo que pasó ayer y tengo el impulso de gritar porque finalmente me convertí en padre. El sentimiento es abrumador.
Mirarla luego de tanto tiempo me parecía algo surreal porque no habría apostado por nosotros ni un maldito centavo de mi cuenta de haberme dicho que terminaríamos así, comprometidos y con una niña recién nacida, mucho menos de haberme dicho que la amaría de esta forma tan loca como ahora.
Suelto un suspiro, decido que lo mejor para comenzar el día es un buen café y antes de que le traigan el desayuno a mi mujer, salgo de la habitación para desayunar primero y poder ayudarla luego. Está adolorida, la cirugía fue bastante invasiva y cuanto menos se mueva más rápido sanarán sus suturas.
Sé que debo enfrentarme a nuestros amigos por lo que no me sorprende la cara de pocos amigos que tiene Kate en su rostro ahora mismo mientras se pone de pie.
—¿Vas a dejar que vea a mi amiga ahora o tengo que traer mi juego de cuchillos?—amenaza.
Ruedo los ojos.
—Despertará en poco tiempo, justo iba a desayunar—menciono—¿Quieren venir así les muestro las fotografías de mi bebé?
El brillo en sus ojos lo dice todo. Corre a buscar su bolso y Brennan por impulso nos sigue. Sé que las cosas entre ellos no están bien del todo y conociendo a mi amigo, buscará hasta la manera más idiota para tratar de entablar una conversación con ella por lo que palmeo su espalda.
—¿Ahora bebes café?—pregunto con una ceja en alto a sabiendas de que jamás lo ha hecho.
Con un golpe me quita la mano.
—Cállate—gruñe malhumorado.—Agradece que tu hija nació hoy y no quiero dejarte con una marca por eso no te golpeo.
Me carcajeo.
—Sí, seguro—respondo. Saco mi móvil del bolsillo respondiendo los mensajes de mis padres quienes están a punto de llegar a la ciudad cuando mis ojos captan a una mujer similar a Lia caminando por los pasillos con la mirada perdida. Frunzo el ceño de inmediato—Díganme que esa mujer no se parece a mi prometida.
Mis amigos la siguen con la mirada quedando igual de sorprendidos que yo.
—Es idéntica—masculla Kate. —¿Quién será?
Me encojo de hombros, me he quedado paralizado y ella lo aprovecha cuando me ve pues viene corriendo hacia mí tomándome desprevenido.
Observo que trae una revista en sus manos, una de las tantas en las que Lia y yo hemos salido como portada sin quererlo.
