En las celdas

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Solo quería decirles que...¡estoy muy emocionada! ¡Se acerca mi cumpleaños! :3

-¡Tenemos que rescatarla!- Mug rompió el silencio tenso que se había formado entre el y su hermano, gritando y agitando los brazos en desesperación, sin darse cuenta que el sorbete que salía de su cabeza se transformaba por unos segundos en un gran signo de exclamación.

-¿Rescatarla?- Cup enarco una ceja, mirándolo con diversión.

-D-Digo...- agito rápidamente la cabeza. -...rescatarlos a ambos. A Ink y a Mickey- sonrío con nerviosismo.

-Te gusta~- una gran sonrisa se empezó a a pintar en el hermano de pantalón rojo.

-¡N-No, no, no!- las mejillas de Mug no tardaron en tornarse rojas, agitando las manos con algo de desesperación. -Yo...amm...etto...-

-¡Te gusta!- soltó una carcajada ante la mueca de vergüenza que tenia su hermano. -Siempre supe que llegaría este día...¡a mi hermano por fin le gusta alguien!- rio ante el chillido ajeno.

-¡C-Cállate!- se cruzo de brazos, el color de sus mejillas solo oscureciéndose ligeramente. -Además, ya me ha gustado alguien antes...por si lo habías olvidado-

-Ho, si, si, si. Claro que si- rodó los ojos. -¿Como olvidar cuando a mi hermanito le gustaba la gran sirena que conocimos mientras intentaba matarnos?-

-¡Oye!- reclamo con un puchero.

-Vamos hermano, te conozco...- sonrío ligeramente. -...y sé perfectamente que lo que sentiste por Cala no es tan serio como lo que sientes por Ink- el otro simplemente le dedico una sonrisa nerviosa a su hermano. -Realmente la quieres, ¿he?-

-Sip- asintió con más confianza, sonriendo con las mejillas coloreadas.

-Bien~- se acerco, palmeándole el hombro con una gran sonrisa. -Vamos a salvar a tu coneja...- Mug se sonrojo mucho más con ese termino. -...y ese ratón. Así podemos idear un plan para rescatar al conejo, al gato y al tonto demonio, junto a nuestro bonito mundo...y...- una sonrisa diabólica se presento en su rostro. -...encontrar a ese estúpido corazón para destruirlo en miles de pedazos~- se sobresaltaron al escuchar gritos, seguido de quejas y reclamos.

-¿Qué es eso?- se miraron entre ellos y se acercaron lentamente, escondiéndose tras un oscuro arbusto y asomándose ligeramente. -¡Tienes a Djimmi!- susurro con alarma al notar que el inconsciente genio era llevado por una alta figura negra con largas extremidades.

-Y a los hermanos ranas- murmuro Cup al notar otro ser negro igual de alto, con sus manos agarrando una de las patas de cada una de las inconscientes ranas con pantalones y guantes de boxeo, arrastrándolos como si fueran simples bolsas.

-De seguro nos llevaran...- el menor empezó a hablar lentamente.

-...a donde están todos los demás...- continuo el mayor.

-...¡y a donde esta ese corazón!- los hermanos se miraron entre ellos y asintieron, empezando a seguir a aquellas criaturas a escondidas, manteniendo el silencio e intentando no perderlos de vista.

... ... ... ...

-Rayos...- Ink gimió, sentándose lentamente y sintiéndose muy cansada. Había sido tirada a una cerda y la habían dejado ahí, sin decirle nada. Estaba en lo que parecía ser un piso lleno cárceles, el lugar tan solo iluminado por una hilera de focos colgados en el pasillo y un foco por celda. Se rasco ligeramente la nuca, estirando los brazos y dejando escapar un suspiro. Miro de reojo a su lado, sobresaltándose al ver una gran figura sentada en la celda de al lado. -¿Pero qué...?- entrecerró los ojos. -¡King Dice!- se acerco gateando rápidamente al reconocerlo, agarrando las rejas que separaban las celdas y frunciendo el ceño.

-Oh...la pequeña coneja...- él la miro de reojo, enarcando una ceja. -...eres más grande de lo que recordaba-

-Larga historia- sonrío con nerviosismo. -¿Estás bien?- lo miro con preocupación, sentándose correctamente y recibiendo solo un asentimiento como respuesta. -¿Qué fue lo que paso?-

-Ellos simplemente aparecieron de la nada y empezaron romper todo...- se abrazo a si mismo. -...solo para terminar encerrando a quienes pudieron agarrar-

-¿A quienes pudieron a agarrar?- volteo la cabeza, haciendo una mueca. La celdas frente a la de ella estaban ocupadas, una con una gran flor tirada en el piso, la otra con un triste payaso acurrucado en la esquina, la siguiente con lo que parecía ser un científico de gran bigote sentado con la mirada hacia la pared y podía reconocer diferentes toons en las otras celdas. -Ho...-

-Agh...- miro rápidamente al toon más grande al escucharlo quejarse.

-¿Estás bien?- lo miro con preocupación, notando como King apoyaba por completo su espalda contra la pared y como sus parpados empezaban a caer, luciendo cada vez más cansado.

-Y-Yo...- hizo una mueca. -...no lo creo- gimió, cerrando los ojos.

-¡¿King Dice?!- se alarmo al ver que se apoyaba por completo en la pared. Extendió las manos y agarro la manga ajena, tironeándola ligeramente pero sin recibir respuesta. -¡¿D-Dice?!- hizo una mueca y lo soltó, bajando la vista con tristeza y sobresaltándose. Podía ver, con la ligera iluminación, unas raíces negras salir del suelo y aferrarse a las piernas de Dice. -Ese corazón maldito...- se sobresalto al escuchar una tos venir de atrás. Se paro y se fue hasta el otro lado de la celda, arrodillándose. -Hilda...- pudo reconocerla. Ella estaba recostada de costado, con aquellas raíces negras aferrándose a su cuerpo y luchando por mantener los ojos abiertos, mirándola con cansancio. -¿Estás...?- estiro la mano, apoyándola sobre la mano de Hilda que tenia más y sintiendo como ella movía débilmente los dedos. 

-...el...- susurro, su voz apenas se podía escuchar.

-¿He?- se acerco lo más que pudo, escuchando atentamente.

-...el ratón...- suspiro. -...está...aquí- cerro los ojos.

-¿Mickey?- hizo una mueca. -Oh no...- gateo hacia las otras rejas, mirando hacia el pasillo y frunciendo el ceño, notando que había cuatro de aquellas figuras negras deambulando por ahí. Empezó a pensar en un plan para escapar pero saliendo de sus pensamientos y estremeciéndose al sentir algo empezar a rozar sus piernas. Miro hacia abajo, abriendo los ojos con miedo al ver a aquellas raíces negras salir del suelo, enredándose de manera lenta en sus piernas. -¡No!- se arrastro hacia atrás con ayuda sus brazos pero aquellas raíces no la soltaba, simplemente crecían y empezaba a enredarse en sus piernas, subiendo hasta sus cintura. -No, no, ,no, no, no, no...- jadeo, sintiendo las raíces agarrar sus muñecas y obligarla a acostarse. Lucho para soltarse, sin poder lograrlo. -¡NO!- estaba en muchos problemas.

Corazón negroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora