Reto 4: Si tanto odias cocinar, cocina para el psicópata

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-No es para tanto, aunque podrías buscarte un nuevo apodo, el de zorra ya está muy trillado –Le respondí como si no me importara en realidad, ya me habían llamado de muchas formas diferentes y a mí me bastaba con la opinión de mis amigos.

-La verdad no te entiendo –Me dijo él jalándose del poco cabello que tenía –La mayoría de las chicas una de dos, o hacen todo un gran drama porque les dicen zorras y la otra mitad se aprovecha de esa fama haciendo guarrerías y lanzándose a todo cuanto chico o pene se levante a su alrededor, pero por lo que te he visto no cabes en ninguna de las dos opciones.

-La verdad es que no me importa y mi helado se acabó, así que aquí acaba mí conversación -Me di la vuelta y lo dejé con la palabra en la boca-

Sentí un jalón de cabello bastante fuerte que me hizo soltar un auch! Y me volteé rápidamente, no podía creer que aquel chico de ojos marrón fuera capas de jalarme así del cabello cuando minutos o segundos antes estábamos conversando como gente civilizada.

-Recuerda que yo no olvido y que aquí yo mando pequeña zorrita –Susurró en mi oído y me dio un empujón para soltarme y gracias a que no soy una maldita patosa no tropecé y logré equilibrarme para no caer al suelo.

-Joder que bruto, se nota que nunca le han enseñado a tratar con una mujer –Bueno no es que sea la delicadeza en persona, pero eso no implicaba que me trataran como a un cavernícola más, que también tengo mi dignidad!

Caminé hacia los chicos de vuelta sobándome la cabeza y queriendo asesinar a cada ser humano que se me cruzara por el camino, ¿ustedes no tienen esa vena asesina? Bueno decirlo ahora suena peor de lo que pensaba en esos momentos, pero es algo, un pequeño tirón constante que se da en la parte posterior de tu cabeza que avanza como un tic hasta el ojo, eso me indica que estoy en contra del puto mundo cabrón y mis amigos me la pagarían, nadie se metía con mi cabello, con lo que me costaba ganarle las batallas al cepillo cada mañana Y FELIX LO SABÍA el muy puto me había visto cientos de veces luchar para desenredarlo.

-Uno así podrías conseguirte Leny, que logre dominarte fiera! –Sugirió divertido Felix a lo que yo quise darle una bofetada, el muy hijo de puta vio como me agarraba del cabello y se atreve a decir que es la clase de hombre que necesito.

-En una de esas y puede domarte –Estuvo de acuerdo Pete.

-¿Tú también? –Pregunté, ya no cabía en mi indignación, busqué apoyo en mi amiga y por lo menos ella me miraba preocupada, sabía que no era una buena mezcla chicos malos y yo, no terminábamos nada de bien y el ultimo imbécil que me alejó por un buen tiempo de las relaciones me había roto una costilla, pero no se fue libre, se fue con unos cuantos puntos en la cabeza, una orden de restricción y lo que más me dolió fue el florero de mi abuela que le estampé por cabrón.

-Basta chicos, es problema de ella con quien se vaya a acostar o si no piensa sacudirle las telarañas a esa cosa –Claro el apoyo de Cora no era del todo gratos, me tenía que salir con algo.

-Oye mi pequeña amiga no tiene telarañas no ha pasado tanto….-Me quedé callada en medio de la frase, la verdad no recordaba muy bien cuándo había sido la última vez, así que esa era una batalla que era mejor no pelear.

-Mira el lado positivo, cumpliste la apuesta, ahora te quedan solo 19 cosas por cumplir, cada vez más cerca del número 1 –Pete y su maldito brillo maquiavélico en los ojos.

-Bien chicos, lamento decirles que este será tiempo de chicas así que, vuelen por ahí que me llevaré a nuestra pequeña bebé de compras –Cora me agarró por un brazo y por el otro agarraba a Pete plantándole un leve pero cariñoso beso en los labios.

-Suerte mis amores –Contestó Pete dándome un beso en la frente y advirtiéndome que no dejara a ningún cabrón ponerle las manos encima a Cora, era desesperadamente sobreprotector, pero aun así era tierno, se notaba que la quería y mucha veces Felix y yo nos preguntábamos si encontraríamos a alguien que nos quisiera tanto y que aceptara a nuestros amigos como su propia familia tal y como ellos lo hacían.

¿Fue realmente amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora