Prólogo

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Conoces esa historia, sí claro esa historia de amor, el chico malo que en el fondo es un chico bueno que puede ser salvado solo por el amor de una inocente muchacha que es tan pura como la luz de la mañana y se enamora a penas sus ojos se cruzan y bueno, el no vuelve a tocar a ninguna otra chica que no sea ella, SU chica… ok, esta historia es diferente, en realidad ni siquiera sé si puedas decir que es una historia de amor, pero es mi historia y ahora estoy en frente de un juzgado intentándoles hacer entender cómo llegue aquí.

-Mi nombre es... ¿Realmente es importante? Digo todos aquí lo saben, ok no me mire así, lo entiendo, mi nombre es Lenore, así como Leonor en español porque mi padre me dijo al nacer que no lloré sino que rugí con la furia de un león, pero bueno no creo que eso a ustedes le importe, ¿No?, bueno no, mi edad, tengo 24, pero al momento en que todo comenzó tenía 2 años menos y un par de ilusiones más, quién pensaría que terminaría aquí.

Ellos me miran con la duda en el rostro, están asustados como un ciervo frente a la luz, la mitad cree que soy culpable y la otra mitad también, pero la diferencia entre estas dos mitades es que una me cree al decir que no tenía más opción y la otra piensa que siempre hay opción, así que les doy mi mejor sonrisa a todos ellos antes de comenzar, menos mal que están sentados, esta historia es larga y pienso contarla toda porque, por primera vez hay alguien dispuesto a escucharla y sin interrupciones. 

Aún recuerdo esa sala fría y pequeña adornada por una ínfima luz titilante, me desesperaba, me estaba volviendo loca, tenía tanto que decía y quería lavar mis manos, de verdad quería hacerlo y estaba tan sucia, pero aquel hombre no me dejaba hacerlo y cada vez que intentaba responderle una de sus estúpidas preguntas arremetía con otra cortándome al instante y al final, nunca dije lo importante, nunca le dije por qué y el solo vio el final, el resultado de una serie de acontecimientos catastróficos que se me tatuaron en la mente y en la piel y claro mis manos bañadas en sangre.

Dos años, fueron dos años los que hicieron desaparecer el resto de mis 22 años de existencia para reducirlo solo a esos últimos dos, como si solo hubiese vivido hasta los 22 y los 23 y 24 fueran la vida de otra persona; otra persona que ocupaba mi cuerpo, que tenía mis manos, mi pelo, mi boca, pero ya no tenía mi mirada, desde ese día en adelante me vi al espejo y ya no veía mis ojos, estos eran apagados, eran una bruma de lo que solían ser.

-Yo…he…¿cuál era la pregunta? –Estaba distraída, perdida en mis pensamientos, ya no recordaba ni siquiera la voz de aquel hombre parado frente a mi con mirada penetrante.

-Quiero que me cuente su versión de los hechos, de principio a final –Me dijo nuevamente, cierto cierto…cómo comenzó esta mierda, para eso debo volver esos dos años, esos dos malditos años.

-Yo tenía 22, los había cumplido ese mismo día y quería celebrar, quería hacer alguna estupidez, de la clase normal, así que con mis amigos jugamos a hacer 22 cosas y en realidad no era nada complicado, ya lo habíamos hecho antes a otro de nuestros amigos, y el juego es solo eso, dependiendo de tu edad tienes que hacer, en mi caso 22 cosas distintas, la primera de ellas fue coquetearle al guardia para que me dejara entrar gratis a uno de los clubs más exclusivos de la ciudad…

¿Fue realmente amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora