Capítulo 18 - Necesito viajar

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P.V. CLAUDIA

Estaba sola en mi casa, tirada en el sillón viendo la televisión. Llevaba cerca de un mes y medio sin salir, descuidando mi aspecto, comiendo menos.

Echaba de menos a David y nadie sabía cuanto. Tampoco tenía a Haridian para poder llorar en su hombro. Ella también tenía sus problemas y yo tenía que dejar de ser egoísta y dejar de pensar tanto en mi.

Mi vida ya no tenía ese sentido que tenía antes. No quiero ser dramática, ni parecer una niña de 15 años que se intenta suicidar cuando su novio de una semana la deja, pero lo decía de verdad. 

Me sentía abatida, sin fuerzas, sin esa felicidad que antes siempre estaba dentro de mi. Él era mi bastón, él era el que evitaba mis caídas, él era el motivo de mis agujetas en la cara, pues él era el motivo de mi costante sonrisa.

Sentir que lo perdía era lo peor del mundo, y cuando lo perdí por completo, fue catastrófico. Una gran vacío me inundaba y ya nada tenía sentido. Todo me recordaba a él; cada lugar, cada canción, cada "te amo". 

Estaba enamorada de ese hombre. Era mi primer amor, pues aun que tuve más novios antes de él, ninguno me caló tan hondo como lo hizo él. Simplemente, es el dueño de mi corazón. 

Ahora todas esas frases de amor cobran sentido para mi. Todo ese dolor que decía sentir la gente cuando el amor de su vida ya no estaba más con ella, ahora ese dolor lo estaba experimentando yo, lo estaba sufriendo en mi propia piel, lo estaba sintiendo tan a dentro que a veces me costaba respirar.

Siempre he pesando que las cosas pasan por alguna razón, y que las segundas partes nunca fueron buenas pero... Pediría dos y más oportunidades solo por David. Estaría dispuesta a intentarlo con él las veces que hicieran falta hasta que todo saliera bien, pues lo quería, estaba profundamente enamorada de él y eso no cambiaría de la noche a la mañana.

Y aun que lo amaba en cuerpo y alma, tengo que olvidarlo. Tengo que darme una nueva oportunidad a mi, una nueva oportunidad al amor. Pues aun que con él no haya funcionado y todo lo que creía amor del verdadero no lo haya sido, habían más peces en el mar y quizás en una de estas encontrara a esa persona que si fuera la elegida, esa a la que esperas toda tu vida, esa la que amarás con todo tu ser y por encima de todos los demás. La persona que te hará olvidar cuanta gente pasó por tu vida en un pasado y que será el centro de tu vida, para siempre.

Pero, ¿a quién pretendo engañar? David estaba grabado dentro de mi corazón, por toda mi piel, tenía grabado cada rasgo de su cara en mi memoria. Su voz era música para mis oídos, y sus besos eran las mejores caricias que podría proporcionarme nadie. 

Y como dicen por ahí; al primer amor se le quiere más, y a los otros mejor, pero al primer amor, nunca se le olvida.

Y eso era lo que pasaba a mi, David me había enamorado, se había convertido en mi primer amor, el amor de mi vida, y le querría siempre, pues nunca podría olvidar nada de él, lo tenía muy marcado dentro de mi.

No pude evitar que unas lágrimas asomara por mis ojos, pero el timbre de la puerta me hizo despertar de mis recuerdos, de mis pensamientos.

Me limpié las lágrimas, me miré al espejo más cercano e intenté que no se notaran mis lágrimas ni mi demacrado aspecto. Fui hasta la puerta, la abrí sin nada de ganas, y no pude creer lo que tenía delante de mis ojos.

Ahí estaba él, con un aspecto casi igual al mío o peor. ¿Qué le había ocurrido? Si no lo conociera tanto como lo hago pensaría que no era él.

- ¿Puedo pasar? - dijo timidamente.

- Pues... - dudé que decir, pero terminé asintiendo le dejé pasar.

Tomó asiento donde minutos atrás yo estaba, pensando en él, llorando por todo lo que fue y ya no es. Después de casi un mes y medio lo tenía ahí delante, mirandome con dolor en sus ojos, con un aspecto bastante impropio de él y con una débil sonrisa amarga en sus labios.

Afortunada CoincidenciaWhere stories live. Discover now