Capítulo 18: Regreso con el doble de problemas

67.4K 3.2K 186
                                    

El ruido de mis pasos era el único sonido por aquel interminable pasillo. Mis pies aceleraron el ritmo casi como si tuviesen vida propia, no estaba segura de si alguien me seguía o si necesitaba llegar a un lugar en concreto, la penumbra no ayudaba a mi visión y solo por el mero sentido de la orientación esperaba no chocar contra alguna pared o puerta.

Debido a diez años de entrenamiento podía decir que estaba en buena forma pero estaba segura que no era suficiente para pasar tanto tiempo corriendo sin cansarme. No estaba segura si era por no poder hacer más que concentrarme en mis pies o porque el suelo no tenía fin pero me parecía haber estado corriendo por horas.

El objetivo no estaba claro, al menos no para mi mente. Era como si fuese una extraña en mi propio cuerpo, una simple espectadora desde el interior y lo comprobé cuando quise detenerme pero ninguna parte de mi cuerpo acató la orden. Comencé a tener miedo de mí misma. El interminable maratón se detuvo abruptamente cuando dejé de correr, automáticamente miré a mi alrededor como si sirviera de algo, no había ventanas o algún interruptor.

Fue cuando mi respiración volvió a la normalidad que mis oídos se permitieron escuchar algo más que el constante latido de mi corazón.

Pasos se acercaban.

Automáticamente volví a ponerme en marcha. Sin embargo, aquellos pasos no venían detrás de mí. Podía sentir al intruso justo frente a mí.

Lo que no vi venir fue el arma.

Ni el impacto de la bala que me atravesó.




El golpe fue tan real que llevé mi mano hacia mi pecho. Claramente no había nada más que el sudor que lo recorría y a la parte trasera de mi cuello, pero el sueño había sido tan real que prácticamente podía oler el residuo de pólvora y el sonido de la bala cortar el aire.

Un momento.

Definitivamente estaba escuchando el sonido de un disparo.

Me tomó veinte segundos darme cuenta que aquello ya no era parte de mi imaginación sino que en alguna parte del lugar estaban disparando. Salté de la cama al ver que eran las cuatro treinta, solo había dormido una hora. Por un momento pensé que se trataba de la práctica de algún estudiante que le gustara hacer las cosas temprano pero no pasaron ni dos minutos cuando el chillante sonido de una alarma invadió la sede.

—¡Roth, despierta! —zarandeé su musculoso cuerpo empleando toda mi fuerza para si quiera producir algún efecto—. ¡Roth!

—¿Qué...? —Se levantó de golpe cuando escuchó el sonido de la alarma—. ¿Qué demonios?

—No creo que sea nada bueno.

Ambos salimos de la habitación al tiempo que la puerta de los gemelos se abría. Kyle estaba igual de confundido que nosotros.

Los pasos acrecentaron a medida que avanzábamos. La alarma continuó sonando pero cuando pasamos por los demás pasillos estaban solitarios.

Fue cuando bajamos al primer piso que observamos a personas correr en una misma dirección. Aquello era una emboscada pero no sabíamos de quién o por qué ni cómo. La seguridad de la sede era casi impenetrable por la utilización de sellos magnéticos para abrir siquiera una puerta, ¿cómo poder infiltrarse?

—Ustedes tres, esperen —Dana corrió hacia nosotros. Parecía no haber dormido o lo hacía con la ropa puesta porque estaba perfectamente con pantalón negro al igual que su camiseta—. Por aquí...

Peligro Infiltrado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora