Capítulo 17: ¿Amigos?

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De no ser por el estricto reposo de Kaidan, estuviésemos en el helicóptero de vuelta a California. Claro, no era que Kyle y yo no pudiésemos irnos sin él pero de ninguna manera lo dejaríamos solo al otro lado de la frontera.

El doctor Salas volvió a revisarme y, afortunadamente, determinó que mi espalda solo necesitaría calmantes y volvería a estar bien. Mi herida, por otra parte, tendría que ser revisada al menos cada tres semanas hasta que ya no fuera más que un recuerdo con marca.

Pasé el resto de la tarde durmiendo. Eran cerca de las seis cuando me desperté y, sabiendo que mis opciones eran limitadas en ese lugar, decidí ir en busca de Kyle en vista de que Roth tenía sus propias cosas que hacer ya que no se apareció en la habitación ni antes ni después de la siesta.

—¿Kyle? —me aventuré a preguntar después de tocar dos veces.

Nadie respondió y como la entrada a las habitaciones era únicamente con las tarjetas, no pude permitirme la entrada no-bienvenida. Me debatí entre volver a mi cama o indagar por una sede a la cual únicamente había llegado con el fin que había cumplido. Tal vez visitar a Kaidan en el hospital fuese una opción... 

—¿Buscas a tu hermano?

Me giré para encontrarme con la chica que casi devora con la mirada a mis compañeros de equipo. La muchacha me hizo un gesto para la que siguiera, ya que no tenía nada que perder, lo hice.

Comencé a desconfiar cuando comenzamos a descender al sótano. No podía entender qué estaría haciendo mi hermano ahí así que parecía un felino a punto de entrar en acción esperando cualquier movimiento por parte de la pelirroja.

Nada sucedió.

Ella se detuvo detrás de unas puertas dobles en color negro y deslizó una tarjeta con su foto en ella la cual abrió el acceso. Kyle practicaba boxeo con los puños de Roth. Ambos saltaban en círculos esperando el movimiento del otro, Kyle para atacar, Roth para defenderse. El lugar era una especie de gimnasio con las mismas máquinas que solía utilizar en el instituto. Llevaba más de un mes sin entrenar y me pregunté que tanto perjudicaría mi resistencia.

—No sabía que esto era el cine para que te quedes ahí mirando —se burló el rubio dejando los guantes a un lado. Kyle hizo una pausa para tomar agua.

—Podría patear tu trasero antes de que digas auch.

—Claro y eso es algo que demostrarás fanfarroneando —alzó una ceja mirándome con incredulidad—. ¿Por qué no muestras lo que tienes?

—Porque si Salas se entera, me internará amarrada a una camilla —cité las palabras justas del doctor después de abandonar su oficina.

—Tienes suerte, entonces...

—Claro, claro. Lo que tú digas.

Sacudí la cabeza en el momento en que el sonido de mi celular inundó la habitación.

Me alejé del círculo que se había formado ahora con el rubio, mi hermano y la chica cuyo nombre ya no recordaba. La muchacha rizaba un mechón de su cabello una y otra vez con su dedo pero eso fue lo último que llegué a ver antes de responder.

—Espero que no estén considerando irse a vivir ahí.

La voz de Dawson me tomó desprevenida. No me había fijado en el identificador y ahora no estaba segura de si habría respondido. La verdad era que no había pensando en nada de lo que ocurrió en California antes de llegar y me sentía bien con eso.

—Llevo dos días aquí, no creo que se considere como planes de mudanza.

—Me alegra escuchar eso —el silencio se extendió al no responder. Una incómoda pausa que Dawson no dejó ir más allá al ver que no respondería—. ¿Lograron sacar a Roger?

Peligro Infiltrado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora