Capítulo 9: Malas noticias

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Tres días en aquel departamento y podría acostumbrarme a vivir ahí. La tensión entre Nina y Dawson llegó al punto en el que la pelirroja únicamente pisaba el lugar para dormir. Estoy segura que Dawson habría hecho lo mismo si no se hubiese ofrecido para ayudarme o hacerme compañía.

Aun seguía preguntándome si habían cambiado al tipo por su hermano gemelo agradable.

—No tengo la menor idea como entiendes todos estos números —me quejé removiéndome en mi asiento. Dawson había pasado el último par de horas entre ecuaciones.

—Lo tuyo no son las matemáticas, ¿cierto?

—Me quedo con el bisturí —me levanté, alejándome de la mesa—. Voy por algo de comer ¿Quieres algo?

—No, estoy bien.

Había visto helado en el refrigerador así que ese era mi objetivo. Tomé el bote de vainilla con chispas de chocolate y salí de la cocina.

—¿Estás seguro que...?

El sonido de la puerta al cerrarse me interrumpió. Ambos nos miramos extrañados mientras Nina entraba en el recibidor, era extraño verla a las seis treinta.

—¿Podemos hablar? —miró a Dawson con semblante serio.

—Los dejaré solos.

Miré a Dawson levantarse antes de caminar por el pasillo y encerrarme en la habitación. Casi esperé escuchar gritos de forma instantánea pero conforme pasaban los minutos no podía escuchar ni siquiera sus respiraciones.

Quise salir a verificar que continuaban en el edificio pero el sonido de mi celular me distrajo. Taylor apareció en la pantalla.

—¿Qué pasa, Taylor?

—Es Ella, Colton terminó con ella.

—¿Qué demonios...? ¿Por qué?

—No ha querido hablar conmigo presente así que Sam se quedó con ella.

—Oh por dios. Iré para...

—Ni se te ocurra. No puedes salir de ahí en dos semanas así que será mejor que te quedes en cama.

—Pero...

—Hablo en serio, Tara. Te lo dije porque sabía que te ibas a poner peor si no, pero no voy a dejar que interrumpas tu reposo.

—Está bien pero mantenme al tanto.

—Lo haré.

Dejé el teléfono sobre la mesa y me dejé caer sobre la cama.

—¿Todo bien?

Miré a Dawson entrar en la habitación, su rostro aun lucía molesto y no podía evitar preguntarme qué demonios le habrá dicho Nina para dejarlo así.

—Ella tiene problemas —respondí volviendo a sentarme en el borde de la cama—. ¿Todo bien contigo?

Se encogió de hombros y camino hasta dejarse caer en el borde de la cama. No parecía querer hablar de ello así que simplemente lo dejé pasar. Tomé el mando a distancia  y me senté junto a él.

—Veamos que podemos conseguir por aquí —comencé a hacer zapping en busca de algo interesante—. Oh mira...

—¿Criminal Minds? ¿Enserio? —tomó una de las almohadas para acomodarse en el respaldo de la cama.

—¿Qué tienes en contra de las series policiales? —Lo miré cuando se encogió de hombros—. Es irónico...

—No somos policías, Tara. Lo único que tenemos en común con ellos es el saber utilizar armas.

Peligro Infiltrado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora