Capítulo Treinta y tres

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*Contenido maduro* si no te gustan ese tipo de cosas no leas el capítulo, agradecería que no denunciarán , si lo leen es bajo su responsabilidad.


Harry

Una pequeña molestia me hizo despertar. La respiración caliente que salía por la nariz de Lena pegaba completamente en mi garganta.

Sonreí.

Jamás me había sentido tan feliz como hoy. Nunca.

Recordar la manera en la que el cuerpo de Lena se retorcía bajo el mío, sus manos explorando mi piel y sus preciosos ojos mirando hacia los míos.

No podía ser mejor. La tenía, era mía y lo seria siempre, porque no la dejaré ir.

La estuve esperando demasiado tiempo.

Se sentía extraño estar así, quiero decir, jamás había dormido con una mujer después del sexo. Y ahora ella se encontraba con todo el torso sobre el mío.

Bajé mi rostro tratando de mirarla y cuando lo logré , suspiré.

Su boca estaba entreabierta, sus largas pestañas rozaban su mejilla y sus mejillas se encontraban sonrojadas.

Pasé la punta de mis dedos por su espalda observando como su piel se erizaba y sus ojos comenzaron a abrirse.

Pestañeó enfocando su mirada y sonrió cuando me vio.

-Te amo- susurré sin dejar de mirarla.
Ella lanzó una pequeña sonrisa antes de darme un beso en la barbilla.

-Yo también te amo- contestó dejando su cabeza sobre mi pecho.

Nos quedamos en silencio disfrutando del momento.

Mis manos trazaban círculos en su espalda sintiendo su piel tibia.

Lena subió la cabeza encontrándose con mis ojos y sonrió.

-¿Sabes qué es lo más qué me gusta de ti?- preguntó sin dejar de mirarme.

-¿Qué?- susurré

-Esto- su dedo se colocó en mi barbilla - Tu lunar - fruncí el ceño.

- ¿Mi lunar?- cuestioné

-Sip, es sexy- ella ronroneó inclinándose y plantando los labios en esa zona.

La miré unos segundos y ella me miraba a mi. Sus ojos estaban felices y brillantes. Nada podía ser mejor.

-¿Te duele?- pregunté sacándonos del silencio. Recordar sus pequeñas lágrimas de ayer hacían que mi corazón se contrajera.

-Un poquito- contestó moviendo su nariz sobre la mía -Supongo que solo es cuestión de que me acostumbre

-¿Qué fue lo que más te gustó?- le dije bajando mi mano y colocándola en su nalga derecha desnuda.

-Ahm, bueno. La manera en la que me mirabas- me miró y yo asentí- Lo bien que me trataste y también me encantó que me recordarás cuanto me amas- besé su frente y ella suspiró

- Pensé que te había gustado más mi gran pene , pero eso está bien- murmuré sin apartar la vista de su rostro.

Ella comenzó a ponerse roja, cada parte de su rostro, incluso su frente. Solté una gran carcajada y ella negó con la cabeza.

-Si bueno, eso también me gustó un poco , ya sabes- intentó ocultar su vergüenza luciendo completamente tierna-¿A ti qué fue lo que más te gustó?

- Estar dentro de ti, tus tetas- ella rodó los ojos - Y tus manos explorando mi cuerpo- Lena sonrió y yo besé esa sonrisa.

Sus manos se colocaron a ambos lados de mi cara y ella se acomodó mejor sobre mi para poder besarme.

Treinta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora