Capitulo nueve

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Día ocho

Un fuerte dolor de estomago y cabeza me hicieron apretar el rostro.

Pequeño rayos de sol pegaban en mi rostro haciéndome querer despertar.

Abrir los ojos despacio evitando ser cegada por la luz.

En mi mano izquierda localice una aguja de suero, y una pequeña molestia en mi nariz me indicó que tenia puesto oxigeno.

Intente mover mi mano derecha pero algo me lo impedía.

La mano de Harry tenía sus dedos entrelazados con los míos.

Su cabeza reposaba en la camilla y solo se escuchaba un pequeño ronquido.

- Harry- mi voz salió lenta , rasposa y tan baja que el no me escucho.

Apreté su mano y el brinco sobresaltado.

-¡Lena!- Chilló y se abalanzo sobre mi en una enorme abrazo.

Su rostro se ocultó en mi cuello y sentí un suspiro de alivio en mi piel.

Se separo de mi con los ojos brillando y beso mi frente durante una largo rato.

-¿Estás bien?

- Si , me duele la cabeza y el estomago como el demonio , pero estoy bien.

- Que susto me diste- sus ojos no se despejaron de mi en ningún momento

- ¿Qué paso?

- Amber te encontró desmayada en el baño, tenias una droga por todo tu sistema, ¿Qué recuerdas de anoche?

- Bueno, llegamos al bar, bailamos y yo fui tras Louis porque se estaba demorando con las bebidas, Marcus me acompa...

-¿Marcus?- interrumpió Harry

- Si, es un chico agradable que conocí, bueno sigo, el me acompaño y como no vimos a Louis nosotros pedimos algo de beb-

-¿Recibiste una maldita bebida de su parte?- gruño Harry interrumpiendo de nuevo.

- No, yo vi al Barman servirla, solo fue coca-cola, Marcus agarro el vaso por la boca pero yo lo limpie- me encogí de hombros.

-¿Tocó tu vaso?

-Si- yo lo mire

- Ya veo- suspiro y paso sus manos por su cabello- Entiendes que pudiste haber muerto ,¿Verdad?.

- ¿Morir?- me exalté

- Si morir.

-¿Mi familia lo sabe?

- Carlo me grito en italiano por unas dos horas , tu madre no para de llorar y tu padre ha dicho que va a mandar a matarme si morías por llevarte a ese bar- el se estremeció ante sus propias palabras.

- No es tu culpa- subí mi mano derecha y acaricié el rostro de Harry. - ¿Qué horas es?

Harry miro en su reloj de mano la hora y luego me miro.

-Las cuatro de la tarde- acarició mi cabello.

- ¿Dónde están los chicos ?.

-Iban a comer- Harry humedeció sus labios mirándome directamente a los ojos.

Subí mi mano y la puse en la nuca de Harry.

Cerré mi mano en un puño sobre los rizos que se asomaban en el inicio de su cuello y tire de la cabeza de Harry hasta que sus labios tocaron los mios.

Treinta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora